Anuario de ecología integral y desarrollo saludable. Adrián Beling
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Esto no debería sorprender. Por un lado, se combinan varios factores de resistencia a la difusión de la encíclica en nuestras sociedades. Guillermo Castro Herrera, sociólogo e historiador panameño, identifica al menos tres (en Beling & Vanhulst, 2019, p. 147):
Uno es el anticlericalismo remanente del periodo de hegemonía liberal; otro, el generalizado carácter conservador de las jerarquías eclesiales de la región tras el largo periodo de depuración impuesto por el papa Wojtyla y el entonces cardenal Ratzinger y, otro más –por mencionar al menos tres–, radica en el carácter extractivista de las élites regionales y sus Estados.
Por otro lado, sin embargo, Laudato si’ incorpora discursos no religiosos provenientes de la ciencia, de los saberes populares, indígenas, etc., resultando en un ensamblaje novedoso y fértil para el establecimiento de coaliciones discursivas y de alianzas estratégicas no convencionales. La gestación y activación de estos significados se da tanto en el nivel de la conciencia y la motivación individuales, como en el discurso político y cultural. Así, la religión resulta inseparable de la política en la vida concreta de las personas, inclusive en sociedades dominadas por el imaginario liberal de separación de iglesia y estado. Al respecto dice Gustavo Esteva (en Beling & Vanhulst, 2019, p. 125):
Si por política entendemos la búsqueda del bien común y por religión la búsqueda de la plenitud de la vida humana, la primera en la sociedad y la segunda en el orden espiritual es preciso, al mismo tiempo, reconocer la arbitrariedad de su separación fuera del ámbito analítico: en la vida real, particularmente en ciertas sociedades, las actividades religiosas y las políticas están claramente entretejidas, y en muchos casos es imposible distinguir unas de otras. Las instituciones religiosas y las políticas tienden a estar separadas en las sociedades que adoptaron el principio liberal de la separación de la iglesia y el estado, pero incluso en ese plano se puede observar claras superposiciones. Como sostiene Raimón Panikkar, «la religión es eminentemente política y la política es esencialmente un tema religioso»; nos hace falta «un tratamiento pluralista de la cuestión Iglesia–Estado» (Opciones núm.4, 6 de marzo de 1992). Ni la religión ni la política pueden o deben reducirse a las instituciones en que se encuentran parcialmente encarnadas. No parece conveniente ni posible encaminarnos a iglesias despolitizadas y organizaciones políticas a–religiosas, aunque unas y otras lo proclamen continuamente. La vida humana real transcurre en forma desinstitucionalizada tanto en la vida religiosa como en la política. Y Laudato si’ contribuye a escapar a esta disyuntiva convencional entre religión y política.
Aun tratándose de instituciones que habitualmente «fijan» significados y reproducen un orden establecido más que transformarlo, la religión y la política generan «plusvalías de significado» (Ernst Bloch) espiritual y político, respectivamente, que exceden a las propias instituciones y permiten renovar su vigencia. Así, la ‘ecología integral’ puede entenderse como expresión de la vitalidad y fluidez de la institución religiosa para construir «recursos culturales». Laudato si’ recupera (y al mismo tiempo actualiza) tradiciones teológicas históricamente marginadas que enfatizan la centralidad de la vida, así como el carácter venerable de la creación y la responsabilidad del hombre por su cuidado. Al mismo tiempo, ilustra de forma prominente la articulación de significaciones religioso–espirituales, sociopolíticas y ecológicas, como dimensiones inseparables de la vida personal y social.
Conclusión
En un contexto de gobernanza socioambiental tecnocrática prevalente, por un lado, y de demagogia reaccionaria a emergente, por otro, parece especialmente urgente y relevante re–politizar el debate cultural acerca de la necesaria ‘transición civilizatoria’, desnudando los sesgos de las representaciones actualmente hegemónicas del mundo y ofreciendo representaciones y posibilidades de futuro alternativas. La «ecología integral» que promueve Laudato si’ reivindica la inseparabilidad de la problemática social no sólo respecto de la problemática ecológica global, sino también respecto de una visión religiosa–ecuménica del mundo, ofreciendo así no sólo una narrativa interpelante sino una plataforma de convergencia para un debate auténticamente plural acerca de las opciones disponibles para transitar hacia un modelo de sociedad que sea «capaz de futuro».
Pero el impacto de Laudato si’ no se reduce a la dimensión de los imaginarios. La apropiación de la temática ambiental dentro del discurso oficial de la Iglesia Católica genera un marco que da más flexibilidad, libertad, y legitimación a las fuerzas transformadoras que ya venían operando dentro y fuera del mundo eclesial (ej. Pastoral de la Tierra en Brasil), y promueve la formación de nuevas alianzas institucionales (ej. Red de Iglesias y Minería en América Latina), al tiempo que potencia el diálogo teológico, interreligioso e intercultural en torno a la temática ambiental, que, en tanto gran preocupación común de la humanidad a inicios del presente siglo, constituye un verdadero «signo de los tiempos». En otras palabras, la «ecología integral» tiene como vocación fundamental la de contribuir sustancialmente a creación de nuevos «sentidos comunes», que conforman el fundamento de cualquier política. Es en este sentido que se expresaban la Iglesia Católica y Protestante de Alemania en un documento conjunto a fines del siglo pasado: «las Iglesias no quieren hacer política; quieren hacer la política posible» (Evangelische Kirche in Deutschland & Deutsche Bischofskonferenz, 1997, p. 7)
Pero, por otro lado, hay barreras significativas que obstaculizan tanto la difusión como la eficacia del mensaje papal, o que pueden producir efectos ambivalentes: la prevalencia de una cúpula eclesial conservadora en buena parte de la región, el avance de nuevas religiosidades que desdeñan las dimensiones sociales y ambientales de la espiritualidad, junto con la prevalente penetración discursiva del «capitalismo verde» en las esferas político–institucionales y la aceptación del «extractivismo insensato», como lo llama Eduardo Gudynas, y sus versiones «neo–extractivistas», que legitiman un extractivismo depredador como base necesaria de la política económica nacional bajo pretexto de resolver la pobreza y calidad de vida. Estas inconsistencias conllevan el riesgo de que el contenido de la encíclica sea despojado de toda connotación de ecología política, reduciéndola a un mero llamado a «incrementar la conciencia ambiental» por parte de la ciudadanía y del consumidor. La narrativa de ecología integral perdería, así, su cualidad transformativa y generaría, en cambio, un efecto estabilizador del status quo. El impacto eventual de la narrativa religiosa de ecología integral que promueve encíclica Laudato si’ y otras voces desde el espacio de la religión institucionalizada dependerá, pues, del balance de estas tendencias que se acabe imponiendo en la práctica discursiva de las sociedades latinoamericanas.
Referencias
BASSEY, N., & KOPP, D. (2018, August 29). ¡La tecnología no puede salvarnos! Nueva Sociedad | Democracia y Política En América Latina. Retrieved from http://nuso.org/articulo/la–tecnologia–no–puede–salvarnos/
BELING, A. E., & VANHULST, J. (Eds.). (2019). Desarrollo non Sancto. La religión como actor emergente en el debate global sobre el futuro del planeta. México, D.F.: Siglo Veintiuno Editores.
CEBALLOS, G., EHRLICH, P. R., BARNOSKY,