Dirección empresarial. Alejandro Moreno

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Dirección empresarial - Alejandro Moreno

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del batey, el enemigo y un castigo de Dios? ¿Es el trabajo un medio de subsistencia en el que se trabaja para vivir y se vive para trabajar? El trabajo es más bien un medio de perfeccionamiento humano que le da un sentido y propósito a las personas.

      El propósito es el porqué se hacen las cosas, el motor que mueve a la persona hacia la acción y revela su identidad, en otras palabras, muestra la esencia de quién se es. Autores como Rey, Bastons & Sotok (2019) plantean el propósito en planos sinérgicos en los que primero está un propósito personal a redescubrir entre la cotidianidad, el cual está alineado desde una visión de llevarse a cabo mediante el trabajo. De esta manera, la forma de cumplir el propósito personal se da en un plano laboral, de modo que es importante tener un propósito como empresa para generar esta sinergia.

      El propósito no es un destino sino un camino, que encuentra sentido, pero no reemplaza el esfuerzo personal de encontrar el significado en medio de los asuntos cotidianos. El propósito de la empresa es el ser, es un balance entre lo que se quiere ser (sueño corporativo), lo que se tiene que ser (la sociedad y las partes interesadas) y lo que se puede ser (capacidades y fortaleza objetiva de la empresa) (Rey et al., 2019). Este está enmarcado en la misión corporativa, que le muestra a toda la comunidad de personas que confirman cómo su contribución afecta la misión de la empresa.

      El propósito de la persona es respondido tangiblemente desde la organización, lo cual es una fuente poderosa de significado personal y de alineación genuina con la empresa, y así le da un sentido trascendental y especial a su labor, sintiendo que le pone el alma a su trabajo, desde un compromiso e interés genuino, al tener una visión compartida entre la empresa y el empleado. Lo anterior en busca de tener un impacto positivo en la sociedad desde una visión de capitalismo consciente, para conseguir un triple impacto: económico, social y ambiental.

      Pero ¿qué es lo que hace que una empresa tenga propósito? ¿Cómo lograr que la empresa cuide el medio ambiente, tenga un impacto social positivo y genere riqueza? Son estas preguntas el eje para el largo plazo de la empresa y la recuperación empresarial después de la crisis, debido a que tendrán licencia de la sociedad civil para operar aquellas empresas que tengan propósito y produzcan un impacto positivo en la sociedad. Ofrecemos cinco aspectos clave que se encuentran en la carta de navegación de una empresa con propósito, independiente de los bienes y servicios que ofrezca.

       Satisfacción de necesidades reales con bienes y servicios útiles

      Todo empresario debe pensar si está satisfaciendo necesidades reales o si se está dedicando a atender necesidades irreales e, incluso, inútiles para sus usuarios. Una empresa debe estar en línea con el tipo de valor que se ofrece al cliente y a la sociedad. Para esto, es clave preguntarse si mediante el producto/servicio se está satisfaciendo una necesidad real del cliente, si se enriquece como persona a este y si es útil el producto o servicio ofrecido.

      También se debe cuestionar si la forma de producción es útil, pues no todas las maneras de producción son sostenibles, y se debe revisar si se mitigan los distintos impactos ambientales. Es importante tener presente que no todo lo que se produce le hace bien al planeta. Es difícil cohesionar y comprometer a los empleados en una empresa con propósito cuando los elementos que se fabrican no aportan al ecosistema de una manera global y positiva.

      Así es como es importante identificar si desde la empresa se ayuda al cliente con necesidades reales y si lo que se ofrece como empresa va más allá de que me compren lo que desean. Es durante los tiempos de crisis cuando se reflexiona sobre la verdadera importancia de los productos frente a la necesidad del cliente, lo que permite identificar con mayor claridad cuáles son los productos/servicios que aportan y son vistos como indispensables para el cliente, y cuáles ocupan una segunda línea de relevancia y pasan a ser fácilmente reemplazados. Vale la pena preguntarse sobre la utilidad de los productos/servicios que se ofrecen y para quién son útiles: ¿para el cliente?, ¿solo para las utilidades de la empresa?

       Respeto y promoción de la dignidad de la persona humana

      Una empresa con propósito promueve y respeta el concepto universal de la dignidad de la persona humana. Es este el que lleva a promover el cuidado de la persona, así es como, por ejemplo, con la covid-19, más de 120 países tomaron la decisión del confinamiento social, a pesar del riesgo económico, porque hay una gran consciencia sobre lo que es la dignidad de la persona humana.

      La dignidad humana invita a pensar sobre si la empresa promueve condiciones sociales que realmente respeten y desarrollen a la persona, para lo cual un elemento fundamental en la construcción de empresas con propósito es lo que plantea el experto en justicia Rawls (1971) con el velo de la ignorancia. A partir de esto sugiere que la mejor manera de “legislar” y diseñar puestos de trabajo es como si fuese uno mismo “el legislador”, el que tuviese que aceptar la norma que promulga y estuviese dispuesto a ocupar ese puesto. Así es como se puede ver qué cosas se pueden mejorar y cuál es la verdadera condición de vida de los empleados.

       Procurar el bien común

      La dignidad humana invita a procurar el bien común. El bien común no es lo mismo que el bien general, porque este último es el acuerdo de las mayorías que pueden acordar medidas que vayan en contra de la dignidad humana. Por tanto, el hecho de que haya un consenso social no quiere decir que lo que se vaya a hacer esté bien. Es aquí donde radica la reflexión sobre el bien común, que cuida y promueve la dignidad de las personas y nos invita a pensar y desear el bien del otro, y nos lleva a replantear las formas tradicionales en que se han entendido muchas cosas dentro de las empresas, como las jornadas laborales y las condiciones de trabajo, de modo que es una invitación a cuestionarse sobre la forma en la que han funcionado las cosas, a la luz de nuevas maneras que se han descubierto desde la crisis.

       Desarrollar a los demás mediante la subsidiariedad

      La subsidiariedad es la actitud de respeto y ayuda hacia el otro, de modo que está de la mano con la dignidad humana. La subsidiariedad se basa en el entendimiento de que la persona tiene un derecho a ser respetado y que cada persona tiene dones para entregar a la organización (Naughton, Buckeye, Goodpaster & Maines, 2015). Mediante la subsidiariedad se empodera a las personas como agentes clave del cambio, lo que da lugar a la autonomía y el apoyo cuando es necesario, frente a la toma de decisiones que están orientadas hacia el norte de la compañía (Hollensbe, Wookey, Hickey, George & Nichols, 2014).

      De esta manera, permite el desarrollo de las personas desde su trabajo, y dar a conocer capacidades y habilidades de los empleados. En este proceso, puede ser sorprendente ver cómo darles oportunidades a los empleados dentro de las organizaciones hace que florezcan y den esa milla extra.

      El desarrollo mediante la subsidiariedad se da cuando el jefe, por ejemplo, consciente de que el empleado ya ha construido su habilidad de comunicación asertiva, fomenta su mejora constante. Mientras que, si es el caso de que el empleado no supiese comunicarse, el jefe le enseña y se eleva su dignidad al permitirle desarrollar esa habilidad.

      Con la subsidiariedad, se crean lazos de confianza y de empoderamiento desde el liderazgo, que permiten sacar a flote las capacidades y esos dones de cada persona para impactar positivamente a los otros,

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