Historia del Próximo Oriente antiguo. Marc Van De Mieroop

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Historia del Próximo Oriente antiguo - Marc Van De Mieroop Biblioteca de Ciencias Bíblicas y Orientales

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de la evidencia arqueológica, textual y astronómica defendió con fuerza una cronología ultrabaja y ubicó el evento en 1499 (Gasche et al., 1998). Esto ha inspirado una avalancha de nuevos estudios que incorporaban evidencia, como los anillos de troncos de árbol de edificios de Anatolia, las referencias históricas en la literatura de presagios, la incidencia de los eclipses solares y demás (ver Pruzsinszky, 2009, para un examen detallado de toda la evidencia), pero al final sigue sin haber certeza. La cronología media sigue siendo, pues, «demasiado útil para abandonarla» (Roaf, 2012: 171), consejo que sigo aquí para que a los lectores de este libro les resulte más fácil consultar otras obras académicas1.

      1. Las fechas absolutas que uso para la historia de Asiria y Babilonia están tomadas de una lista preparada por Regine Pruzsinszky para Gonzalo Rubio (ed.), A Handbook of Ancient Mesopotamia, De Gruyer (en prensa).

      Parte I

      CIUDADES-ESTADO

       2.Orígenes: el fenómeno de Uruk

       3.Ciudades-estado rivales: el Período Dinástico Arcaico

       4.La centralización política a finales del tercer milenio

       5.El Próximo Oriente a comienzos del segundo milenio

       6.El crecimiento de los estados territoriales a comienzos del segundo milenio

      2

      ORÍGENES: EL FENÓMENO DE URUK

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4000–3500 Período de Uruk Antiguo
3500–3100 Período de Uruk Tardío
3400–3100 Nivel de Uruk IV, recinto del Eanna, Uruk
3100–3000 Nivel de Uruk III, recinto del Eanna, Uruk

      A finales del cuarto milenio, el Próximo Oriente alcanzó un momento crítico en su historia. Varios procesos de la prehistoria culminaron en numerosas innovaciones de importancia trascendental para la vida de las personas, entre ellas, las ciudades, los estados y la escritura, que revelan la existencia de una sociedad urbana con una jerarquía social y mano de obra especializada. Los desarrollos fueron un fenómeno en todo el Próximo Oriente y en muchas regiones, desde Anatolia hasta el oeste de Irán, observamos como las poblaciones comenzaron a vivir en comunidades mayores, que eran económica y socialmente más complejas que antes. Pero fue en el mismo sur de Mesopotamia, cerca del golfo Pérsico, donde a partir del 3500 crecieron hasta tal punto que podemos identificar la primera ciudad propiamente dicha. En el apogeo de su desarrollo, esa ciudad, Uruk, dejó su huella en todo el Próximo Oriente.

      Una indicación de los cambios apareció en un utensilio cotidiano, la cerámica. A principios del cuarto milenio en todo el Próximo Oriente, toscos platos, cuencos y vasijas sin decorar que parecen haber sido puramente utilitarios, reemplazaron a los recipientes cuidadosamente diseñados y decorados de las culturas previas (figura 2.1). Su aparición fue el resultado de un cambio en la sociedad: más personas conviviendo necesitaban más vasijas, y la producción masiva satisfacía la creciente demanda. Lo que ocurrió en el período de Uruk, que se prolongó durante todo el cuarto milenio y fue enteramente el resultado de las fuerzas indígenas, resultó tan radical que los especialistas solían referirse a ello como «la revolución urbana», estableciendo un paralelo con la Revolución Industrial del siglo XIX e.c. El término ‘revolución’ puede ser un nombre algo inadecuado para un proceso que ocurrió hace más de mil años, pero los cambios afectaron a la mayoría de los ámbitos de la vida y no solo al origen de las ciudades. Muchas otras innovaciones en otros aspectos de la sociedad, la economía, la tecnología y la cultura fueron igualmente significativas para la humanidad. En consecuencia, al estudiar el período, los antropólogos, por ejemplo, se centran en el desarrollo del estado y enfatizan la relación entre los asentamientos y sus alrededores. Los historiadores subrayan los orígenes de la escritura, que nos proporciona un nuevo medio de acceso a los pueblos que estudiamos. Los historiadores del arte se centran en el surgimiento del arte monumental, reflejo de una relación completamente nueva entre el arte y la sociedad. El hecho de que estas innovaciones coincidieran ciertamente no fue accidental. Sin embargo, las analizaremos por separado para entender más claramente lo que sucedió.

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      Créditos: © RMN-Grand Palais/Franck Raux.

      2.1. EL ORIGEN DE LAS CIUDADES

      No es fácil definir en términos absolutos qué es una ciudad. Intuitivamente pensamos en un gran número de habitantes que viven muy cerca unos de otros y en edificios monumentales, pero estos son conceptos relativos que dependen de las circunstancias históricas. Mientras que hoy consideramos que una comunidad de treinta mil personas es una ciudad pequeña, para los griegos clásicos, por ejemplo, habría sido una gran ciudad. A esto se une que los monumentos por sí solos no constituyen una ciudad, sino que tienen que formar parte de los entornos que los sustentan y que se benefician de ellos, incluidas las personas a ellos asociadas y que viven en las inmediaciones. Una característica fundamental de una ciudad es que no existe de forma aislada. No solo atiende a las necesidades de sus propios residentes, sino que también es importante para las personas que viven a su alrededor en pequeños asentamientos, ciudades y pueblos. Estos quizá no se dirijan a la ciudad para cubrir las necesidades cotidianas, pero cuando necesitan artículos y servicios especiales, dependen de ella. Una ciudad actúa como mediadora entre las personas, tanto las que viven dentro de sus límites como las que se encuentran en asentamientos permanentes o estacionales en los alrededores; actúa como punto de recogida y redistribución de bienes y presta servicios centrales. La ciudad es un centro neurálgico en su entorno geográfico, el punto focal tanto para sus propios habitantes como para las personas que viven en el campo. A la inversa, una ciudad necesita su hinterland para sobrevivir.

      La mayoría de los historiadores cree que la primera auténtica ciudad en la historia universal apareció en el sur de Mesopotamia, en Uruk, un asentamiento masivo en el último cuarto del cuarto milenio, de un tamaño quizá diez veces superior al de cualquiera de sus contemporáneos. Algunos argumentan que hubo precedentes en las llanuras mesopotámicas del norte a principios de ese milenio, pero, aunque se trataba de

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