La interpretación de los sueños. Sigmund Freud
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Entre dicha escena, en la cual se cumple un deseo, y este sueño median más de veinticinco años. En el ínterin, la señora de B. llegó a enviudar de un segundo marido, que le dejó un hijo y cierta fortuna. El afecto de la anciana señora sigue dedicado a aquel doctor K., que es ahora su consejero y administrador de sus bienes, y a quien suele ver a menudo. Supongamos que durante los días anteriores al sueño esperó una visita de él, pero que ésta no haya tenido lugar, pues el antiguo cortejante ya no se muestra, ni mucho menos, tan asiduo. Es posible entonces que durante la noche haya tenido un sueño nostálgico que la transportó a los tiempos idos. Su sueño se refirió con toda probabilidad a una cita de la época de su pasión, y la cadena de las ideas oníricas conduce hacia aquella ocasión, en la cual, sin ningún concierto previo, él llegó precisamente en el momento en que más lo anhelaba. Es probable que actualmente tenga a menudo sueños de esta especie; forman parte del castigo diferido con el cual la mujer paga su crueldad juvenil. Tales sueños, sin embargo, siendo derivados de una corriente coartada de ideas y plenos de reminiscencias a aquellas citas que ya no gusta recordar después de su segundo matrimonio, son eliminados apenas se halla despierta. Posiblemente esto haya ocurrido también con nuestro sueño pretendidamente profético. Luego sale de paseo, y en un punto de la Kärntnerstraße, que en sí mismo no tiene importancia, se encuentra con su viejo médico de familia, el doctor K., a quien no ha visto desde hace tiempo. Este se halla íntimamente vinculado a las excitaciones de aquel período feliz y desgraciado a un tiempo, pues también él fue un protector, y podemos aceptar que en sus pensamientos, quizá también en sus sueños, ella lo use como un personaje encubridor, tras el cual oculta la figura más amada del otro doctor K. Este encuentro reanima entonces su recuerdo del sueño. Ella tiene que haber pensado: «Es cierto: anoche he soñado en mi cita con el doctor K.» Pero este recuerdo debe sufrir la misma deformación a la cual el sueño sólo pudo escapar merced a que ni siquiera fue recordado. En lugar del amado K. coloca al K. indiferente, que es quien le ha recordado el sueño; el contenido mismo del sueño -la cita- se transfiere a la convicción de haber soñado precisamente con ese lugar, pues una cita consiste en que dos personas acudan a un tiempo a un mismo lugar. Si en tal caso surge la impresión de que una premonición onírica ha llegado a cumplirse, ello sólo significa la reactivación de su recuerdo de aquella escena en la cual había anhelado, sollozando, su presencia, y tal anhelo inmediatamente se había cumplido.
Así, la creación de un sueño después del suceso al cual se refiere, como único mecanismo que posibilita los sueños proféticos, no es sino una forma más de la censura que permite al sueño la irrupción a la consciencia.
10 de noviembre de 1899.
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Publicado en las Obras póstumas (1941),
bajo el título «Eine erfüllte Traumahnung».
Calle principal del centro de Viena. (N. del T.)
SEGUNDA PARTE
~LA INTERPRETACIÓN DE LOS SUEÑOS~
1898-9 [1900]
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