Líderes en crecimiento. James Lawrence
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Mi amiga Carol y yo estuvimos charlando anoche acerca del futuro. Ella piensa que yo debería aceptar un ofrecimiento en Juventud para Cristo, y tener algo más de experiencia con el trabajo con jóvenes. Un año en uno de sus equipos suena divertido. Aprendí una pila de cosas liderando el grupo de jóvenes menores aquí, pero también tengo muchas preguntas, como si Dios realmente me estaba pidiendo que sea un líder; pero, ¡eh! ¿qué es ser un líder de todos modos?, ¿y cómo llego a serlo? Me siento un poco solo con todo esto. Carol es una buena amiga, pero estamos en el mismo nivel haciéndonos las mismas preguntas.
¿Quién me ayudará a pensar en esto? ¿Algún consejo?
De todos modos, ahora tengo que terminar. Quédate tranquilo. Gracias por el regalo de primera calidad y por orar por mí.
Nick
Capítulo 1
¿Qué es el liderazgo cristiano?
El liderazgo para cristianos es acerca de Dios, no de nosotros… Centramos nuestra alma en la mano de Dios; recién entonces estamos listos para el liderazgo.
— Walter Wright10
No hay escasez de ideas acerca del liderazgo ni de imágenes de líderes. Ocasionalmente, cuando exploro el liderazgo cristiano con un grupo, comienzo la sesión pidiéndoles que dibujen un líder. Los resultados son fascinantes. Inevitablemente lo que dibujan depende de su experiencia al ser liderados y de su comprensión del liderazgo.
Algunos dibujan al típico “líder natural fuerte”. Conocemos el patrón: mentón saliente, mirada enfocada, ceño decidido. Camina con determinación, habla con entusiasmo y prospera en acción. Nada parece sacudir su determinación; los problemas son siempre oportunidades. Nadie se interpone en su camino; las personas son el medio para un fin más grande. Tienen energía inagotable; dormir es para débiles. Sí, es una caricatura ciertamente, pero es lo que muy a menudo le viene a la mente a la gente cuando se le pide que dibujen a un líder. Tal caricatura nos lleva a percibir el liderazgo de una manera monocromática. Porque si ésta es nuestra imagen predominante o nuestra experiencia de liderazgo, entonces asumimos que todos los líderes deben verse como este tipo de líder natural fuerte, y aun sonar como ellos.
Otros dibujan líderes inútiles. Los medios son expertos en caricaturizar a tales líderes cristianos. La otra noche estaba pasando de un canal de televisión a otro y me detuve para mirar a un religioso en la pantalla. No sé qué programa era, ni cuál su argumento, pero esos dos minutos en que lo vi reafirmaron una vez más la imagen que tantas personas tienen de los ministros: débil, inútil, desconectado de la realidad, “bueno” y alguien que difícilmente es capaz de liderar a alguien a llegar a algún lugar. Aquellos con este tipo de imagen de líderes de iglesia muy a menudo se desesperan ante lo que perciben como una falta de liderazgo en la iglesia, y están en peligro de buscar afuera el típico “líder natural fuerte” para llenar el vacío.
Otro grupo de miembros lucha por dibujar algo, a veces porque su experiencia es muy dolorosa. Otra vez los medios brindan la caricatura del ministro que abandona a su esposa y se escapa con la amante del coro, o comete desfalco con los fondos de la iglesia para su ganancia personal. Más recientemente, los casos de abuso infantil elevaron la preocupación acerca de quiénes ejercen el liderazgo en la iglesia. Cuando los líderes cristianos abusan de su poder, no sólo dañan a aquellos a quienes lideran, sino también destruyen la confianza en los líderes en un nivel más amplio.
Afortunadamente, otros evitan las caricaturas y dibujan una hermosa variedad de personas, de diferentes edades, de ambos géneros, de distintos trasfondos culturales y sociales: líderes laicos y ordenados que tuvieron una influencia positiva, moldeando la vida de las personas y proveyendo apoyo, inspiración y aliento en la vida cristiana.
Es bastante normal que haya una respuesta variada en este ejercicio. La discusión resultante tiende a resaltar numerosos temas en común. Si reconocemos que las caricaturas no ayudan, ¿cuál es el modelo apropiado para un líder cristiano? ¿Cómo respondemos a los desafíos del liderazgo dentro de un mundo y una iglesia cambiantes? ¿Cómo ayudamos a crecer a aquellos en el liderazgo y a desarrollarse de una manera semejante a Cristo? ¿Cómo podemos alentar a más personas a aceptar el liderazgo en la comunidad cristiana y ayudarlas a crecer en confianza como líderes? Éstos son los asuntos que se abordan en la Parte 1 de Líderes en crecimiento.
Definiciones de liderazgo ampliamente reconocidas
¿Quién o qué es un líder? Ésta es la pregunta proverbial por un millón de dólares, pero yo sugeriría que es la equivocada. Limita inmediatamente la respuesta a una reducida definición que no refleja la complejidad del liderazgo. En su lugar, preguntemos: “¿Cómo podríamos definir liderazgo?”. Aquí daremos cinco categorías, tres de las cuales están ampliamente reconocidas por los que escriben sobre liderazgo, y dos reflejan una respuesta específicamente cristiana a la pregunta.
1. El liderazgo es una función
Se ejerce el liderazgo siempre que alguien influencia en otra persona. En este sentido, casi todos lo ejercen, para bien o para mal. El hermano mayor que influencia en el menor a hacer algo malo, el padre que ayuda a su hijo a superar un problema, el amigo que nos alienta a enfrentar el miedo, todos ejercen el liderazgo. El empleador que ayuda al empleado a ver una situación de una manera diferente ejerce el liderazgo; asimismo, el niño que persuade al padre a decir la verdad. En cualquier momento y en cualquier lugar que influenciemos a otra persona, ejercemos el liderazgo. Esta manera simple de abordar el liderazgo desafía muchas de las conjeturas que hay detrás de las caricaturas de los líderes. Resalta la importancia de reconocer el inmenso impacto que nuestra vida tiene en otras personas. Definir al liderazgo como una actividad responde a la pregunta “¿Soy un líder?” con otra pregunta: “¿Está influenciando en otras personas?”. Pero es insuficiente definir el liderazgo solamente como una actividad.
2. El liderazgo es una posición
El liderazgo es una posición de responsabilidad que se le da a un individuo. Cada organización, desde los negocios a los clubes sociales, asigna a personas para la posición de liderazgo.11 Algunas de estas posiciones son remuneradas, con una clara descripción del trabajo, límites de autoridad y líneas de responsabilidad; por ejemplo, la mujer de negocios con un trabajo en una firma consultora multinacional. Otros son voluntarios, pero con expectativas claras y mucho apoyo, como el caso del líder en la escuela dominical que supervisa a catorce niños de tres y cuatro años. Sin embargo, otros no son claros y no tienen apoyo: podría ser el coordinador de un grupo social local que en realidad no quería asumir ese rol y no está seguro de en qué consista, pero que lo tomó con un sentido de lealtad al grupo y agradecimiento por todo lo que éste significó para él durante el año anterior. Cada una de estas personas se encuentra en una posición de liderazgo pero con expectativas muy diferentes.
Tener una posición de liderazgo no garantiza la habilidad de cumplir con el rol. En la industria hay algo llamado el “principio de Pedro” o promoción al grado de