Montaje y puesta en marcha de sistemas robóticos y sistemas de visión, en bienes de equipo y maquinaria industrial. FMEE0208. José Luis Pardo Alonso

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alt="image"/> Se consigue un incremento de la producción. Al mantener la línea de producción automatizada, las demoras del proceso son mínimas, no hay agotamiento o desconcentración en las tareas repetitivas y el tiempo de ejecución se disminuye considerablemente según el proceso.

      image Integración con los sistemas empresariales, incrementando la competitividad y la productividad.

      Por tanto, podemos decir que la automatización de procesos tiene ventajas que nuestra sociedad no ha podido ignorar ni rechazar. Ninguna empresa de éxito toma a la ligera la automatización de sus procesos para reducir tiempos, aumentar la calidad de los productos o para realizar tareas complejas más o menos repetitivas. El empleo de la automatización hace nuestras industrias más competitivas, más eficaces, más flexibles y más adaptadas a las exigencias de un entorno cada vez más exigente.

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      Representación gráfica de una línea de embalaje. Existe una línea de entrada de cartones (para componer las cajas) y otra de productos, y como resultado, los productos son embalados.

imageRecuerde

      La automatización ha contribuido en gran medida al incremento de la calidad de vida dentro de los países industrializados. Los trabajadores gozan de más tiempo libre y de mejores salarios al desempeñar puestos más especializados. La automatización ha permitido incrementar la producción y reducir los costes, poniendo automóviles, electrodomésticos, herramientas, etc., al alcance de la mano, a precios muy asequibles.

      Antes de comenzar hagamos un poco de historia y descubramos cómo ha evolucionado la automatización hasta nuestros días. La automatización no es ninguna novedad, ni nada futurista. La automatización, tal y como la definimos anteriormente, no es más que la acción de facilitar la realización de tareas cotidianas más o menos repetitivas por medio de sistemas eléctricos, mecánicos, hidráulicos, etc.

      Por tanto, el hombre comenzó a crear máquinas y artefactos destinados a tal fin desde tiempos inmemoriales. Pero no todos los artefactos que el hombre fabricaba tenían una utilidad, muchas de estas máquinas no eran más que juguetes que servían para entretener a sus dueños y asombrar a los que les rodeaban.

      Los hombres siempre se han sentido fascinados por las máquinas que imitaban movimientos o actos de los seres vivos. Han sido una constante desde la antigüedad, e incluso algunos ya fueron descritos en la mitología clásica egipcia, griega y oriental.

imageSabía que...

      Los primeros autómatas se remontan a los antiguos egipcios. Existe constancia de una estatua de Osiris que despedía fuego por los ojos. Otras poseían brazos mecánicos operados por los sacerdotes del templo.

      El pueblo griego aporto grandes avances a la automática con inventos tales como la eliopila, precursora de la turbina de vapor, fabricada por Herón de Alejandría, quien también recopiló datos de las aportaciones a la automática que se realizaron con anterioridad a él. Pero, sin duda, los árabes fueron los maestros indiscutibles de la construcción de autómatas, y ejemplos clave de sus aportaciones son el invento del reloj mecánico o de complejos sistemas dispensadores de agua para beber.

      La Edad Media y el Renacimiento también supusieron una importante época de creación de autómatas, como fue el caso del hombre de hierro de Alberto Magno (1206-1282), o de Al-Jazari, uno de los más grandes ingenieros de la historia, quien, entre otras cosas, inventó un autómata con forma humana capaz de servir distintos tipos de bebida. Uno de los más famosos casos de creación de un autómata humano, pero también donde es más difícil separar la historia de la ficción, es la historia de René Descartes (1596-1650) y su hija autómata.

      La época de esplendor de los autómatas llegó en el siglo XVIII, cuando los importantes avances en materia de relojería logran los mejores y más perfectos autómatas de la historia. Su desarrollo, dominado por el carácter científico, ponía de relieve la obsesión por intentar reproducir lo más fielmente posible los movimientos y comportamientos de los seres vivos. Ejemplos notables son las aportaciones del relojero suizo Jacques De Vaucanson, quien construyó en 1739 el primer autómata capaz de hacer la digestión (pato de Vaucanson), o las fabricaciones de diversos muñecos capaces de escribir, dibujar, hablar o interpretar melodías.

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      Pato de Vaucanson. Era capaz de moverse, nadar, aletear y alisarse las plumas con el pico. También podía hacer la digestión. Creación del relojero suizo Jacques De Vaucanson (París, 1738).

      Unas de las mayores atracciones de la época llegaron a ser los autómatas jugadores de ajedrez. El caso más conocido fue ‘El Truco’, que estaba formado por una mesa donde estaba colocado un maniquí con forma humana y vestido con ropajes árabes, que llegó a derrotar al mismísimo Napoleón Bonaparte. El invento fue paseado y exhibido principalmente por toda Europa desde 1769 hasta 1845, hasta que desapareció en el gran incendio de Filadelfia.

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      Representación de un autómata jugador de ajedrez

      Es ya a finales del siglo XVIII y principios del XIX cuando se produce el gran salto, y se introdujo la automatización para procesos industriales, principalmente en la industria textil, donde fueron apareciendo varios tipos de hiladoras y de telares automatizados. Joseph Marie Jacquard fue un inventor francés conocido por automatizar, mediante el uso de tarjetas perforadas, el llamado telar de Jacquard. Este telar, gracias a la tarjeta perforada, iba situando los hilos de forma automática.

imageImportante

      Podemos considerar las tarjetas perforadas como el primer sistema de control programado, en el que se basaría años después el método de programación de los primeros ordenadores.

      Tras la industria textil, fueron la industria minera y la siderúrgica las que se incorporan a esta nueva fiebre de la automatización. El siguiente paso fue la incorporación a muchas máquinas de programadores cíclicos, que definían la secuencia de operaciones. A partir de este punto el desarrollo es impresionante y exponencial.

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      A comienzos del siglo XIX, Jacquard inventó el primer telar automático.

      La automatización tiene como principal objetivo incrementar la competitividad de la industria, por lo que requiere de la utilización de tecnologías destinadas a tal fin. Es por ello que es necesario que toda persona relacionada con la producción industrial tenga conocimiento de dichas tecnologías, que se fundamentan en una creciente integración e interacción entre la mecánica, la electrónica y la informática como campos fundamentales. Veamos algunas de ellas:

      image Automatización basada en tecnología mecánica.

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