Saberes, impericias y trayecto abierto. Francisco Javier Reyes Ruiz

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Saberes, impericias y trayecto abierto - Francisco Javier Reyes Ruiz

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de instancias gubernamentales, la formulación de documentos rectores, la gestión de recursos y el desarrollo de programas que procuran, desde una posición educativa, enriquecer las acciones ambientales de los planes de los gobiernos.

      Los documentos institucionales propios de la EAS

      La educación ambiental para la sustentabilidad es desde hace alrededor de cuatro décadas uno de los instrumentos de la política ambiental del país, y al comienzo del Decenio (2005) ya se encontraba incorporada, aunque de manera heterogénea, en documentos programáticos de los distintos niveles de gobierno, particularmente en el federal y en los estados. La recomendación del referido Plan de Acción de la ONU vino entonces a enfatizar una tendencia que se venía presentando en México, aunque no en el nivel deseable. Es decir, si bien la EAS ha sido incorporada en los documentos rectores de la política ambiental del país, como se verá a continuación, está lejos todavía de convertirse en una propuesta madura y duradera en los distintos planes gubernamentales de desarrollo, pues predomina un carácter discursivo y se han desaprovechado oportunidades para constituirla en una política pública, lo cual se ve reflejado en insuficientes niveles de compromiso y capacidad de gestión para, por ejemplo, solidificar las bases de colaboración entre la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales y la Secretaría de Educación Pública o establecer amplios convenios interinstitucionales entre los gobiernos federal y estatales con la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES). Sin duda, estas acciones de vinculación permitirían potencializar el desarrollo de la EAS en el país. Empero, en la reciente administración 2018-2024 se tiene la esperanza de que la situación cambie, en buena medida debido al perfil profesional de los nuevos funcionarios.

      En los apartados siguientes se desplegarán descripciones, análisis, valoraciones y propuestas realizadas sobre este tema en las entrevistas realizadas a educadores ambientales de 24 estados de la república, con lo cual se pretende revelar el grado de importancia que los gobiernos han dado a la educación ambiental.

      Aunque la educación ambiental a nivel internacional se institucionaliza en la década de los setenta del siglo pasado y en México cobra relevancia una década después (González Gaudiano, 2007), su incorporación a los planes nacionales y programas sectoriales ha sido un proceso que lleva alrededor de cuarenta años, aunque es a partir de los noventa que se pone mayor énfasis. De esta manera, es en el periodo 1995-2000 cuando en el Plan Nacional de Desarrollo (PND) se hace una referencia explícita a la formación de una cultura ambiental para el cuidado de la naturaleza. A partir de ahí, la EAS (o también referida como fomento de la cultura ambiental, aunque estrictamente no sea lo mismo) fue ganando más espacio, otorgándose, pretendidamente, una función estratégica para conducir al logro de los objetivos de bienestar y desarrollo de la población de todo el país.

      A la par de los PND, el impulso a la EAS provino de su incorporación en los Programas Nacionales de Medio Ambiente, particularmente desde 1995, con el documento presentado por INE/Sedesol/Unesco “Hacia una estrategia nacional y plan de acción en educación ambiental en México”, que se dio a conocer en 1993, cuyo impulsor fue Edgar González Gaudiano, y que constituye la primera aparición de la educación ambiental en un documento público programático de nivel nacional.

      En el marco de las acciones del DEDS, el Cecadesu promovió, con un procedimiento participativo que incluyó talleres regionales en Chiapas, Oaxaca, Aguascalientes, Ciudad Juárez, Saltillo y uno de cobertura nacional, el diseño de la citada “Estrategia de educación ambiental para la sustentabilidad en México”. La aplicación práctica de dicho documento quedó, en términos generales, casi en el limbo. Una de las razones es que fue publicada a fines del sexenio 2000-2006 y la siguiente administración federal no la retomó de manera prioritaria, aunque el documento sí logró constituirse en un referente teórico y contextual para la planeación de programas y proyectos de EAS a nivel nacional y en varias regiones del país, a decir de los educadores entrevistados. Si bien su vigencia expiró en 2014, la mayor parte de las propuestas y recomendaciones incluidas en el documento siguen pendientes. Un problema adicional es que poco se ha evaluado la aplicación de la citada estrategia y de dichos planes; sin embargo, como apuntan los educadores ambientales entrevistados, su importancia no ha desaparecido por completo, dado que son considerados acontecimientos importantes en el desarrollo de la EAS y de sus prácticas institucionales o personales.

      Durante los años que estuvo vigente el DEDS se registró la actualización de un porcentaje importante de los planes estatales de educación ambiental, o bien se hicieron adaptaciones para que dichos documentos respondieran específicamente a las condiciones de cambio climático. También se realizaron valiosos esfuerzos, aunque muy dispersos en el país, para la formulación de los programas municipales de educación ambiental. En esta línea destacaron algunas entidades, como Aguascalientes y Guanajuato, pues lograron que todos sus municipios contaran con dichos programas, elaborados no sólo con base en procesos administrativos, sino además de formación ambiental para los responsables de los mismos, aunque con resultados muy dispares.

      Limitaciones en la incorporación de la EAS a la planeación gubernamental

      La incorporación de la educación ambiental para la sustentabilidad a la planeación y a los programas y proyectos de los distintos ámbitos de gobierno, a pesar de los avances reconocidos, se llevó a cabo sin alcanzar alta prioridad y con frecuencia de manera desarticulada. En el terreno de los hechos, tal incorporación no alcanzó a obtener relevancia legislativa y normativa para poder establecer orientaciones destacadas, dado que tanto el Congreso federal como los locales no han comprendido suficientemente la importancia política que la EAS tiene en la resolución de la problemática ambiental.

      En cuanto al plano de lo operativo, los programas oficiales ligados a la sustentabilidad que se han impulsado en los últimos tres lustros redujeron considerablemente el abordaje de lo ambiental a aspectos administrativos, normativos y de infraestructura, empobreciendo la complejidad al obviar otras dimensiones relevantes como la construcción ciudadana, la económica, la educativa, entre otras. En tal sentido, se aprecia, en general, que la planeación institucional en la que se ha incorporado

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