1968: Historia de un acontecimiento. Álvaro Acevedo

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y lo une a los partidos comunistas, los grupos radicales armados y especialmente los cientos de sargentos y suboficiales que han sido expulsados de las Fuerzas Armadas.

      La relación entre el Gobierno y el movimiento estudiantil se hace cada vez más difícil. En la noche del 23 de septiembre de 1966, 600 estudiantes atrapados en el campus de la Universidad de Brasil, en Río de Janeiro, se ven atacados por tropas de la Policía Militar y el Ejército. Son golpeados y llevados como prisioneros de guerra a un campo de fútbol cercano, donde tienen que tumbarse en el césped para someterse a exámenes. En Belo Horizonte es necesaria la movilización de cerca de 5.000 hombres del Ejército, la Fuerza Aérea y la Policía Militar para impedir la realización de un congreso clandestino de la UNE, que termina reuniéndose en un convento franciscano. En São Paulo la Policía Militar allana la reunión en la que se elige la nueva junta directiva de la Unión de Estudiantes del Estado y arresta a 178 personas jóvenes. Esto dispara una epidemia de manifestaciones que se ganan el apodo de Setembrada. A lo largo de los meses, los estudiantes y la policía combaten en las calles de las principales ciudades.

      Unos días después, en el aniversario de la Revolución redentora del 31 de marzo, el centro de Río vive un enfrentamiento sin precedentes desde agosto de 1961, cuando la policía y los partidarios de la legalidad constitucional se enfrentan durante casi una semana. El saldo: el asesinato de otro estudiante y un marinero. El Gobierno prohíbe las manifestaciones, pero no las misas por el asesinato de Edson Luis. La gran multitud que se reúne en la catedral es atacada por la Policia Militar. Dos ciudadanos son secuestrados [los hermanos Ronaldo y Rogério Duarte, dos talentosos intelectuales] y torturados en un cuartel, sin que nada pase. El 1 de mayo, la dirección paulista del Partido Comunista Brasileño [PCB] tiene la idea de celebrar un mitin en la plaza de la catedral. A este evento asisten algunos miles de personas. El Partido lleva a militantes y el evento parece un éxito. Hasta las bases sindicales vinculadas a la izquierda radical aparecen allí. Los estudiantes también están presentes. Algunas de las chicas de la Universidad de Sao Pablo [USP] utilizan el llamado ‘fardinha Che Guevara’: falda corta, lonita beis o verde, chaqueta de color caqui, zapatos planos. Los representantes del Gobierno y del Partido Comunista Brasileño que organizan el mitin son abucheados. Megáfono en mano, los invasores izan una imagen del Che, hablan y le prenden fuego al podio. La manifestación se convierte en una marcha hacia el centro de la ciudad, y el mitin termina con la destrucción de los cristales de una sucursal del Citibank.

      A principios de junio de 1968, el movimiento estudiantil organiza un número creciente de manifestaciones públicas. El día 18, una marcha que termina en el Palacio de la Cultura da como resultado la detención del líder de los estudiantes, Jean Marc von der Weid. Al día siguiente, el movimiento se reúne en la Universidad Federal de Río de Janeiro [Ufrj] para organizar nuevas protestas y pedir la liberación de Jean y otros estudiantes presos, como resultado se detienen 300 estudiantes al final de la reunión. El 21 de junio, una manifestación de estudiantes en frente del periódico Jornal do Brasil, genera un conflicto que termina con 3 muertos, decenas de heridos y más de un millar de detenciones. Este día se conoce como la Sexta-feira Sangrenta.

      El 26 de junio la marcha de los cien mil ocupa las calles de Río de Janeiro. La organiza el movimiento estudiantil y cuenta con la participación de artistas, intelectuales y otros sectores de la sociedad brasileña. Es una fiesta. Todo Río de Janeiro parece estar en la avenida. Las figuras de los escritores y artistas como Clarice Lispector, Norma Bengell, Nara Leão, Vinicius de Moraes y Chico Buarque de Hollanda destacan entre la multitud. Al pasar frente a la iglesia de La Candelaria, la marcha es interrumpida para oír la diatriba del líder estudiantil Vladimir Palmeira, quien recuerda la muerte de Edson Luis y exige el fin de la dictadura militar. La marcha se convierte en la mayor victoria lograda por la oposición desde las elecciones de 1965. Aun así, se impone la censura. A medida que aumentan las manifestaciones contra la dictadura, también lo hace la acción represiva del gobierno militar en todo el territorio nacional. El Ejército monta un sinnúmero de dispositivos que censuran y atacan directamente las manifestaciones culturales. Los ataques se vuelven más violentos y sus autores menos cuidadosos. El optimismo que se ve por todas las latitudes termina cediendo el lugar a una inquietud creciente. A pesar de la represión, las manifestaciones estudiantiles continúan hasta el 13 de diciembre de 1968, cuando se promulga el AI-5 [Acto Institucional número 5], que marca el comienzo de los años de plomo de la dictadura militar brasileña.

      El movimiento estudiantil universitario: una agenda investigativa en construcción

      El balance presentado permite aproximarse a una revisión crítica sobre qué construye la producción académica acerca del movimiento estudiantil, también señala posibles senderos de tránsito en la investigación sobre este tema de estudio. Para el caso colombiano, asuntos que incluyen al movimiento estudiantil en la llamada clase media y la necesidad que se tiene de estudiar la política educativa o la importancia que, para finales de los años sesenta e inicios de los setenta, tienen los marcos globales de la historia son elementos ineludibles y reiterados en una agenda investigativa. En otros términos, se dice que hacen parte del acumulado investigativo en este campo.

      En el ámbito continental las décadas del sesenta y setenta muestran una característica peculiar de los movimientos estudiantiles: la relación que tienen los estudiantes con los discursos y los grupos políticos de izquierda en todo el continente. No obstante, esta tendencia no es muy explorada en la gran mayoría de trabajos, pues solo se menciona la línea ideológica a la que pertenecen los diferentes grupos de izquierda que se encuentran en las universidades. En cuanto a los enfoques de análisis, puede decirse que los próximos trabajos sobre el movimiento estudiantil deben articular tres dimensiones: la generacional, la adscripción socioeconómica a los sectores medios y la condición de jóvenes creadores de códigos y referencias culturales. Esta tríada conduce a una progresiva complejización del tema de estudio, y propicia un diálogo entre la historia socioeconómica, la historia de los movimientos sociales y una nueva historia cultural. En estos diálogos, temas como la conceptualización y la defensa de la autonomía universitaria, la postura antiimperialista o la propuesta y la defensa de una educación pública pueden ser analizados desde diferentes ángulos.

      La constitución de un campo de investigación y de trabajo que tenga como eje a los movimientos estudiantiles en el país y en el continente, pensado a mediano plazo, debe elaborarse a partir de la definición de su agenda. De acuerdo con el balance presentado, se proponen las siguientes líneas para suscitar la discusión, la reflexión y, ojalá, nuevos trabajos que fortalezcan este ámbito de trabajo:

      1. Uno de los próximos problemas historiográficos por explorar sobre el movimiento estudiantil es la experiencia vivida por varias generaciones que conforman la vida universitaria en el país. Más allá de su participación o no en las protestas, es imprescindible conocer cómo experimentan los jóvenes del siglo XX su permanencia en los claustros universitarios.

      2. Con el ánimo de trascender la tipología de los grupos de izquierda con presencia en la universidad, es interesante construir una historia “desde adentro” de aquellos grupos políticos. Algunos temas por trabajar son sus diferencias discursivas e ideológicas, sus relaciones políticas y personales, el flujo de militantes entre este tipo de organizaciones o los lazos que estas tejen en ciertos momentos para adelantar protestas y acciones colectivas. Esta propuesta también debe cobijar a los estudiantes y los grupos que militan en la derecha política y quienes hacen parte de las filas de los partidos o movimientos

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