Aprender a preguntar. Carmen Valls Ballesteros

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Aprender a preguntar - Carmen Valls Ballesteros Biblioteca Innovación Educativa

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      La realidad es que uno no termina de crecer nunca. El crecimiento interno de las personas es un proceso abierto que dura toda la vida, y que se va nutriendo de las diferentes experiencias por las que los seres humanos van pasando. En este sentido el corazón de la personalidad es una fuerza creadora (Neville Symington) que permite o no que se dé este proceso de crecimiento.

      Desarrollar conciencia es el motor de este proceso creador. La conciencia como un espejo interno que me ayuda a ver lo que estoy haciendo, cómo lo estoy haciendo y cómo me relaciono con los demás.

      Wilfred Bion, en su Teoría del pensamiento, habla de una función alfa de la mente, que es este creador interno que transforma las sensaciones y percepciones que nos van llegando a partir de las experiencias que vamos viviendo, a lo que denomina elementos beta. Equipara esta función alfa de la mente con la función de un estómago que va realizando el proceso de digestión de la experiencia, para hacerla almacenable en la memoria y permitir el aprendizaje a partir de la propia experiencia.

      La actitud de los adultos hacia sí mismos y hacia sus propias experiencias, su capacidad de revisar y comprender sus propias vivencias, tiene efectos sobre la manera en que se van a desarrollar las siguientes generaciones, en cómo se van a desarrollar sus hijos.

      La persona que es capaz de reflexionar sobre sus vínculos es capaz de asimilar y pensar en sus propias experiencias, tanto positivas como negativas, con otros. Tiene espacio mental para revisar sus vivencias y reflexionar sobre sus sentimientos. Esta persona cuando tiene un hijo tiene espacio para relacionarse con él como un ser independiente y separado, y de ser sensible a sus diferentes estados mentales, de manera que el bebé tiene posibilidad de desarrollar un vínculo seguro.

      Allan Hobson

      Padres que carecen de este espacio interno tienen muy limitada su sensibilidad hacia su hijo, de manera que les es difícil ser emocionalmente flexibles y responsables. El hijo fácilmente reaccionará volviéndose emocionalmente tendente a evitar el vínculo, y quedará fácilmente atrapado en procesos de desconexión y de aislamiento emocional que no permitirán que desarrolle su potencial como persona.

      Los adultos con esta capacidad de tomar perspectiva para pensar sobre sus propias vivencias y experiencias crean ambientes familiares sensibles que ayudan a los hijos a crecer sanos emocionalmente. Por esto, como dice Neville Symington, la experiencia compartida es la principal medicina para la salud emocional.

      Partimos, por tanto, en este libro de esa capacidad de los grupos humanos para actuar como motor del desarrollo de sus miembros a través de la estimulación de esta función transformadora.

      Ofrecemos un manual que se basa en el valor que tienen las preguntas para el desarrollo de la capacidad intelectual y emocional de las personas, como generadoras de conciencia, de perspectiva, de autoconocimiento. Creemos firmemente que este manual es una aportación, pequeña, sencilla, pero valiosa, para cambiar el mundo.

      Las preguntas, como ya nos enseñó Sócrates, ayudan a romper con la conformidad indiscriminada y desarrollan pensamiento crítico, contribuyendo a gestar personas responsables de sus pensamientos, emociones y acciones.

      Como dice Romano Guardini en su libro La muerte de Sócrates, el método socrático se basa en formular preguntas que enfocan hacia la reflexión sin tratar de influir en el otro, siguiendo la imagen clásica de la partera que ayuda a alumbrar el pensamiento, contribuyendo a:

      • Conocerse más uno mismo.

      • Fomentar pensamiento autónomo y crítico.

      • Propiciar la madurez intelectual y moral.

      Desde nuestra experiencia, si las preguntas las formulamos en grupo, además, incrementamos su valor como motor de mejora de la capacidad de los grupos para desarrollar su poder transformador. Los espacios azules transforman interna y externamente.

      Como dicen Linda Elder y Richard Paul en su libro El arte de formular preguntas esenciales, la calidad de nuestro pensamiento está relacionada con las preguntas que nos formulamos. Las preguntas nos ayudan a establecer conexiones entre diferentes ideas propias, entre nuestras ideas y las ideas de los otros, entre lo que pensamos y lo que sentimos, y entre lo que sentimos y lo que hacemos. Las preguntas son herramientas imprescindibles para ayudarnos a desarrollar autoconocimiento y autoconciencia.

      Las preguntas formuladas en espacios grupales de respeto y libertad generan una capacidad profunda de que las personas se vinculen, sacando a la luz aspectos esenciales de la convivencia, conectando con la verdad y produciendo apertura y esperanza en relación con la vida del grupo y la superación de conflictos y dificultades.

      Los grupos que se preguntan juntos y comparten sus respuestas en un clima de conexión generan una comprensión profunda que los fortalece y que refuerza las capacidades del propio grupo y de cada uno de sus integrantes. A través de las preguntas se produce un ambiente que estimula el crecimiento.

      Las preguntas en grupo ayudan a abrir espacio mental y perspectiva. Los grupos que desarrollan esta perspectiva pueden revisarse a sí mismos y sentar las bases para crecer y mejorar. Las preguntas son la fuerza que propulsa el pensamiento emocional y ayudan a desarrollar profundidad tanto en los procesos relacionales como en los procesos de pensamiento dentro del grupo.

      Se trata de formular preguntas que ayuden a los integrantes de los grupos a exponer su verdad y escuchar la verdad de los otros, desarrollando una mirada profunda. Sabemos que el pensamiento se desarrolla en base a establecer contacto con la verdad, mientras que el uso de mentiras constituye un veneno para la capacidad de pensar.

      Estos espacios azules conducidos por adultos que los faciliten —pueden ser padres, profesores o compañeros— constituyen experiencias grupales de acompañamiento, comprometidas con el desarrollo de las personas, que generan riqueza de intercambio y colaboración. Quizá estés pensando solo en grupos de niños, pero también estamos hablando del poder de trabajar así en los equipos de profesores, en las familias, como forma de crear comunidad y de aprender de cada experiencia vivida juntos.

      ¿Qué te vas a encontrar en este libro? Unos primeros capítulos que ayudan a conceptualizar el modelo emocional que subyace a todo lo que te proponemos.

      También encontrarás una parte en la que te dirigimos preguntas a ti, para conectarte con tu tarea y con tu rol docente, en relación con los chicos y en relación con sus familias.

      Y después, hemos clasificado las preguntas alrededor de determinados temas que consideramos de interés para alguien que quiere acompañar a sus grupos a pensar y crecer.

      Tendrás espacios donde escribir este libro junto con nosotras, donde convivirán nuestras preguntas con las tuyas, y con tus respuestas y reflexiones, con tus recuerdos de infancia. Queremos escribir este libro contigo. Queremos que este libro sea para ti un espacio azul.

      Bloque I.

      La pregunta como herramienta educativa

      Células de un mismo organismo

      Pensemos por un momento en un organismo vivo, es pura armonía, miles y millones de células cooperando para facilitar la vida y la evolución. Pensemos por un momento que nuestra sociedad es un organismo vivo. Esta sociedad puede ser tan grande como el Planeta o tan pequeña como mi comunidad más cercana. Si pensamos en nuestro centro educativo, cada uno de nosotros somos células cooperando para proteger la vida y facilitar que prospere.

      Cuando

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