Aprender a preguntar. Carmen Valls Ballesteros

Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Aprender a preguntar - Carmen Valls Ballesteros страница 7

Aprender a preguntar - Carmen Valls Ballesteros Biblioteca Innovación Educativa

Скачать книгу

su identidad: cognitivas, emocionales, relacionales, conductuales, etc.

      Hasta aquí hemos puesto más nuestro foco en lo que ocurre o debería ocurrir dentro de las familias para que los niños crezcan emocionalmente sanos.

      Si nos enfocamos ahora más hacia los colegios, en cómo los colegios cuidan esta parte emocional de los niños, afortunadamente, en el mundo educativo se valora cada vez más la atención a la dimensión emocional de los niños y de los jóvenes como algo esencial en un crecimiento integrado como seres humanos, donde no solo importa la parte intelectual de su desarrollo.

      Cada vez más, los colegios integran en sus programas conceptos de inteligencia emocional e intuición. Atender al desarrollo de la inteligencia emocional será en sí mismo necesario para la vida y, de manera muy especial, para el aprendizaje, ya que el aprendizaje en sí despierta múltiples ansiedades tanto en niños como en adultos.

      En el proceso de aprendizaje surgen numerosas emociones asociadas a la propia tarea de aprender, a las relaciones con profesores y adultos, y con los compañeros de aprendizaje. Por ello, junto al aprendizaje en sí de los contenidos académicos, en el proceso de aprender los niños necesitan desarrollar esta inteligencia emocional para poder nombrar, comprender y trabajar las emociones propias del aprendizaje: alegrías, frustraciones, miedos a no llegar, a no ser aceptados, ilusiones, expectativas, pérdidas, emociones asociadas a los cambios, a los conflictos, rivalidad, soledad…

      El riesgo es que todo este mundo emocional, sin un desarrollo de la inteligencia emocional, bloquee el aprendizaje y, por tanto, el crecimiento. En todas las etapas se hace necesaria la inteligencia emocional, porque todas las edades tienen sus ansiedades específicas. Crecer es ir atravesando cambios y los cambios nos ponen en contacto con una sensación de incertidumbre. Acompañar a los niños en la gestión de sus emociones y a desarrollar la inteligencia emocional los ayudará a nombrar y comprender lo que les ocurre a ellos y a los que les rodean. Se trata de que aprendan a no quedarse atrapados en todas esas emociones.

      En nuestro trabajo acompañando a los centros educativos a desarrollar capacidades y competencias emocionales, observamos que la importancia de desarrollar inteligencia emocional está bastante asumida, al menos en teoría. También es cierto que aún nos encontramos profesores especialistas que nos dicen escépticos: “¿Yo me tengo que ocupar de la inteligencia emocional, si yo soy profesor de Matemáticas?, “no tengo tiempo, si no, no me da para cubrir toda la programación”, “este niño necesita refuerzo en matemáticas”, sin ver si por debajo del bajo rendimiento hay algo que bloquea el aprendizaje de las matemáticas.

      Otras veces nos dicen: “Yo trabajo mucho las emociones: en la asignatura de valores nombramos las emociones y aprendemos a reconocerlas”.

      En ocasiones, es difícil dar a los alumnos y a nuestros hijos algo que quizá a nosotros no nos dieron. Los adultos que acompañamos a los chicos en su crecimiento no siempre hemos tenido este desarrollo de la parte emocional en nuestras familias o en nuestros colegios. Es ahí donde, a menudo, el profesorado y las familias se encuentran con pocos recursos. Ante esto, las reacciones son muy diversas:

      • Enseñar inteligencia emocional a los chicos en la teoría, donde se explica la importancia de expresar las emociones propias, poder pensarlas, comprender las emociones de otros.

      En estos casos puede quedar muy claro qué es inteligencia emocional, pero la gran pregunta es ¿cómo?... ¿cómo la desarrollamos en el día a día?

      • En ocasiones, vemos cómo el trabajo en inteligencia emocional se reduce a la etapa de Infantil, como si a partir de Primaria o en Secundaria y Bachillerato no existieran ansiedades asociadas al aprendizaje o al mero hecho de crecer. De repente, los contenidos y la propia ansiedad por que los niños lean, escriban o completen el currículo hace que cambien las prioridades y el desarrollo de la inteligencia emocional quede en segundo plano.

      • Otras veces, se trabaja la inteligencia emocional en espacios separados de otras asignaturas, como algo que solo tiene sentido en las asambleas de Infantil o en las tutorías.

      Esto ya es un gran avance, por supuesto. El riesgo es mantener la inteligencia emocional en un apartado que no tenga nada que ver con el aprendizaje académico, como sucede en los siguientes casos:

      • Normalmente, se trabaja lo emocional como algo separado del proceso de aprender…y lo que un profesor puede hacer por sus alumnos es trabajar todo lo emocional que genera el aprendizaje: ganas, dificultad, la duda de si podré o no podré, aburrimiento, entusiasmo, rivalidad, diversidad…

      • A menudo nos encontramos con adultos que hablan de la inteligencia emocional de sus alumnos o de sus familias, pero a la hora de mostrar inteligencia emocional ellos mismos, ante situaciones de ansiedad, no tienen los recursos necesarios. Así, los adultos hablamos de inteligencia emocional, pero a menudo no somos un ejemplo de madurez emocional.

      • En ocasiones, los profesores nos dicen que no se atreven a trabajar las emociones de los alumnos por si se descontrola la situación. Mejor dejar las emociones debajo de la alfombra, porque temen que abordarlas pueda ser una bomba. Lo cierto es que dejarlas debajo de la alfombra hará que estén influyendo en el aprendizaje. No se trata de esconderlas, sino de tener los recursos necesarios para trabajar las emociones de forma estructurada: ni explotan ni se esconden. Nos cuentan muy a menudo sus miedos a que el grupo quede atrapado por la pena, la rabia, la euforia, y que se les vaya de las manos. Nos hablan del miedo a abrir la caja de los truenos.

      • Con frecuencia, también, los padres no nos damos cuenta de que las dificultades académicas no siempre tienen que ver con el colegio o con los profesores, sino con nosotros y nuestro modo de afrontar el aprendizaje de los hijos, con nuestra manera de relacionarnos con sus emociones y ansiedades, sus logros y fracasos, sus preferencias, su propia evolución…

      Lo que queremos proponerte en este manual es un recurso estructurado y de fácil utilización para desarrollar inteligencia emocional en todas sus facetas, de una forma experiencial, no teórica: las preguntas.

      El futuro que emerge nos lleva a la necesidad de familiarizarnos con la incertidumbre, con lo que Morton denomina “el forastero desconocido”. Por ello, la capacidad de hacernos preguntas y dejar que emerjan las respuestas como pequeñas burbujas de aire, será nuestro rasgo de evolución más significativo.

      ¿Qué ganaréis los chicos a los que acompañas, ya sean alumnos o hijos, y tú?

Beneficios
Para alumnos o hijos Desarrollar: • Inteligencia emocional. • Poder interno y responsabilidad. • Sentimiento de pertenencia, cohesión. • Autoestima. • Autonomía. • Motivación. • Rendimiento académico. • Autoconocimiento, empatía. • Consciencia, despertar.
Para profesores, padres y adultos en general • Aplicar una forma estructurada y fácil de desarrollar inteligencia emocional en los chicos. • Fortalecer el vínculo con ellos, conectando a un nivel profundo. •Mejorar el rendimiento académico •Mejorar la motivación de los alumnos. •Desarrollar la propia inteligencia emocional, despertando también autoconciencia. •Perder el miedo a trabajar lo emocional.

      Hagamos referencia por un momento a los cinco aspectos que Goleman describe como inteligencia emocional, ya que son conceptos más o menos conocidos y aceptados:

Скачать книгу