Bases del entrenamiento deportivo. Tsvetan Zhelyazkov
Чтение книги онлайн.
Читать онлайн книгу Bases del entrenamiento deportivo - Tsvetan Zhelyazkov страница 6
En este sentido, es una prueba convincente la importancia creciente de sus funciones educativas e integradoras en las nuevas condiciones de aproximación socio-económica y cultural entre los Estados en el período de postguerra. La fuerza unificadora del olimpismo, como filosofía y movimiento social, logra su triunfo en los Juegos Olímpicos de Seúl 88, donde participa un gran número de países sin tener relaciones diplomáticas oficiales tanto entre sí como con el país anfitrión. De este modo, el deporte olímpico sale de la esfera de la contemplación pasiva y se convierte en un factor potente contra la discriminación ideológica, política, religiosa y racial. Podemos afirmar con certeza que hoy en día en el mundo no hay semejante organización política, científica, cultural o internacional que haya podido superar tan exitosamente las barreras nacionales y haya podido crear federaciones y uniones internacionales eficaces para alcanzar los objetivos anteriormente indicados.
Esto es resultado de la política reformista de J. A. Samaranch, ante todo su enorme capacidad laboral, insistencia y flexible estrategia del compromiso admisible para conservar y desarrollar los valores imperecederos del movimiento olímpico.
La celebración de los Juegos Olímpicos cada cuatro años crea las necesarias premisas organizativas, socioeconómicas, culturales y científico-metodológicas para alcanzar altos resultados técnico-deportivos como manifestación cumbre de la naturaleza biosocial del individuo en la esfera de la actividad motriz. Según Woll A. (1970), sobre esta función básica del deporte olímpico aún no se tiene plena conciencia por parte de todos, pero su influencia sobre la “emancipación” ulterior de todo el deporte irá creciendo incesantemente. Las causas para esto son objetivas y forman parte del gran problema para la revelación máxima de las posibilidades del ser humano en todas las esferas de su actividad: la producción, la ciencia, el arte, la cultura e incluso el deporte.
Una de las tendencias fundamentales en el desarrollo del deporte olímpico es su profesionalización. La valoración de este proceso es compleja y contradictoria a través del prisma de los criterios filosóficos, culturales y morales del olimpismo.
Es sabido que el potencial prestigioso, espectacular y propagandístico de los Juegos Olímpicos, de los Campeonatos Mundiales y Europeos y de otros torneos vincula de forma inevitable el deporte con enormes inversiones financieras en la radio y la televisión, la construcción, el comercio y los servicios, la actividad editorial, el negocio con los juegos de azar y muchos otros. Bajo la influencia de los factores señalados se efectúa una perfilación singular del deporte, tanto en plan nacional como internacional. En relación con esto, merece especial atención la política del COI y de las Federaciones Deportivas Internacionales para la financiación del deporte de elite de amateurs y su paulatina profesionalización. Esto se manifiesta en los considerables salarios que cobran los jugadores bajo la forma de primas, compensaciones para el horario de trabajo, dietas, tratamiento y recuperación y mejora de las condiciones materiales de vida, etc. sin los cuales es imposible efectuar una preparación sistemática y una intensa actividad competitiva. Independientemente de las críticas emotivas de dicha política, ésta debería aceptarse como una alternativa sensata a la comercialización violenta y desatada que amenaza al deporte con una deformación total de sus valores estético-humanos y culturales. Es indiscutible que esta política crea las condiciones favorables para perfeccionar los sistemas de preparación deportiva y elevar el nivel de los resultados técnico-deportivos. De modo paralelo con esto surgen también una serie de problemas de índole psicológica, moral y de salud que se han de resolver sobre una base netamente científica, siendo una profilaxis necesaria contra ciertas tendencias de deformación de su desarrollo.
Una de las cuestiones más discutidas es la tendencia acelerada hacia una especialización estrecha que en cierto sentido contradice los principios de polivalencia y orientación saludable de la educación física. Dicha constatación alarmante es provocada por la aspiración creciente de manifestación aún en la edad infantil y adolescente. Pero esta contradicción no debería tomarse en su sentido absoluto, porque para alcanzar resultados deportivos altos y estables, es obligatorio pasar por una sólida preparación básica durante años. Por otra parte, hay que tomar en consideración el carácter inevitable de la especialización en general como condición principal de perfeccionamiento en todas las esferas de la actividad humana. Así como la especialización científica en vía de profundización no obstaculiza, sino que contribuye a la enseñanza general y a la cultura, del mismo modo el deporte de alto rendimiento estimula el desarrollo del deporte de masas. Su desarrollo proporcional, siendo dos aspectos de un mismo fenómeno, es una condición necesaria para elaborar sistemas de educación física altamente eficientes con un contenido mucho más rico de influencia motriz, intelectual y emocional.
Es bastante más compleja la cuestión del dopaje en el deporte olímpico. Su génesis y desarrollo están vinculados con la desagradable paradoja del papel contradictorio de la ciencia en este proceso. No es ningún secreto que precisamente ésta fue la que creó en sus laboratorios una amplia gama de estimulantes farmacológicos y al mismo tiempo en ella depositan grandes esperanzas para la lucha exitosa contra el dopaje. Por ende, se destaca en primer plano la necesidad de una consolidación multifacética de los fundamentos morales de la ciencia y de la estimulación de la responsabilidad moral de los científicos. Al mismo tiempo se precisan los esfuerzos orientados hacia un objetivo para elaborar una política y estrategia antidopaje que reúnan en una unidad orgánica un amplio círculo de medidas propagandísticas, educativas, preventivas y rigurosamente punitivas a todos los niveles del sistema del deporte. El lanzamiento de la idea de eliminar el control del dopaje es sumamente errónea no sólo porque subestima la salud de los deportistas, sino porque conduce inevitablemente a la destrucción de los fundamentos morales del deporte como modelo de conducta caballerosa y de lucha deportiva honesta, como también un criterio de las capacidades naturales del hombre en el área de la actividad motriz.
En vínculo estrecho con el dopaje en el ámbito de los criterios morales, tienen lugar también otros fenómenos y procesos negativos que reducen los valores culturales generales del deporte y se hallan en contradicción tajante con los ideales olímpicos y las nuevas tendencias de democratización y humanización de las relaciones internacionales. Se trata de la violencia en las canchas deportivas, de desencadenar pasiones chovinistas e instintos primarios, de arrogantes manipulaciones comerciales, desprestigiando la dignidad de los deportistas, etc. La lucha contra estas incidencias en el deporte olímpico requiere unas investigaciones profundas de carácter sociológico, psicológico y médico-biológico, así como los esfuerzos coordinados de las instituciones dirigentes nacionales e internacionales. En este sentido merece atención especial el mensaje del Presidente del COI, J. A. Samaranch, dirigido a los participantes en el simposio en la ciudad de Mazumato (Japón) “La sociedad humana y el movimiento olímpico del siglo XXI (1991)”. Allí él destaca: “El movimiento olímpico goza de un enorme respeto y juega un papel central en el desarrollo pacífico de la sociedad humana y la educación. Pero las escalas y la importancia de esta estimación y el papel social generan en el olimpismo y en el deporte cierta vulnerabilidad… Estamos estudiando los métodos de desarrollo del deporte conjugado con la cultura en los próximos años… El olimpismo es una filosofía que mediante la fusión del deporte con la cultura se esfuerza en crear un modo de vida basado en la alegría vinculado con el esfuerzo, el valor educativo del ejemplo positivo y el respeto hacia los principios éticos generales”.
Independientemente del estatuto del deporte olímpico (de amateurs o profesional), los componentes básicos de su contenido son el resultado deportivo como objetivo inmediato de la preparación y la competición como método de evaluación social de los esfuerzos invertidos, el perfeccionamiento de la táctica y técnica deportivas, así como la motivación