E-Pack HQN Sherryl Woods 1. Sherryl Woods

Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу E-Pack HQN Sherryl Woods 1 - Sherryl Woods страница 19

Автор:
Серия:
Издательство:
E-Pack HQN Sherryl Woods 1 - Sherryl Woods Pack

Скачать книгу

has hecho tú sola?

      –¿Qué les pasa? –preguntó Jess. A ella le parecía que estaban perfectos.

      –Normalmente, la primera vez que alguien hace pan, no le sale tan bien –dijo la abuela mirándola a los ojos.

      Ella esperó y Jess se estremeció.

      –Vale, me has pillado. Gail ha hecho el pan.

      La abuela sacudió la cabeza.

      –Eso me imaginaba. ¿Cómo esperas aprender a cocinar mis recetas si no lo haces sola?

      –Confío en que el resto de la familia aprenda a hacerlas –le dijo Jess sonriendo justo cuando entró Abby y dejó un cuenco de pudding de arroz sobre la mesa. Miró bajo la tapa del envase–. Parece comestible.

      –Eso espero –dijo Abby–. Es mi tercera hornada. Trace me ha hecho tirar los dos primeros intentos. Hasta las gemelas apartaron la nariz y eso que esas niñas se comen todo lo que les des.

      –¿Cómo puede salirte mal el pudding de arroz? –preguntó la abuela–. ¿Es que no os he enseñado nada, chicas?

      –Solo tuviste un año para influenciarme después de que mamá se marchara –dijo Abby–. Recuerdo que me echaste de la cocina en más de una ocasión. Cocinar se me daba tan mal como coser.

      Nell se rio.

      –Eso sí que es verdad. Esperemos que a Bree se le dé bien esto, porque si no os moriréis de hambre cuando me vaya.

      –Lo primero de todo, tardarás mucho tiempo en irte a ninguna parte –dijo Abby deslizando un brazo por la cintura de Nell–. Y, en segundo lugar, por cada fallo que cometamos Bree, Jess y yo, puedes dar por hecho que Kevin lo hará bien. Nuestro hermano ha heredado los genes cocineros de la familia. Espera y verás. Entrará aquí en un momento con algo que nos hará la boca agua. Por cierto, ¿qué le toca preparar esta semana?

      –Está haciendo mi pollo y mis buñuelos de carne –les dijo Nell–. He hablado con él hace media hora y ha dicho que sus buñuelos le han salido más ligeros que el aire. Ya veremos. Hacen falta años de práctica para hacer bien esos buñuelos.

      –Oh, creo que puedes contar con que a Kevin le habrán salido –dijo Abby, al parecer ajena al hecho de que la abuela no parecía muy dispuesta a ceder su puesto como mejor cocinera de la familia. Parecía casi más feliz con sus fracasos que con el posible éxito de Kevin.

      –Abuela, por muy buenos que sean los buñuelos de Kevin, no estarán ni la mitad de buenos que los tuyos –le aseguró Jess a su abuela.

      Nell pareció quedar satisfecha con el cumplido.

      –Sé que lo estás diciendo solo para no herir mis sentimientos, pero te lo agradezco.

      Abby se sonrojó al darse cuenta de que, sin quererlo, había molestado a la abuela, pero tuvo la sensatez de no prolongar la conversación. Por el contrario, centró su atención en Jess.

      –Pareces cansado. ¿Va todo bien?

      –Han sido unas semanas muy moviditas en el hotel –dijo Jess, no dispuesta a desvelar que apenas había dormido nada desde el beso que Will le había dado. No había podido sacárselo de la cabeza. Solía ser una persona inquieta y nerviosa, pero lo era aún más desde aquella noche.

      Y lo peor era que apenas había visto a Will. Incluso había probado a pasar por Sally’s a la hora del almuerzo, pero había sido en vano. Jake y Mack habían estado allí, pero sin él. Y ya que no había querido que nadie sospechara que estaba buscándolo, había dejado de pasarse por allí y de ir a cualquier otro sitio donde pudiera encontrárselo.

      –¿Entonces no tiene nada que ver con tu vida social? –preguntó Abby con un pícaro brillo en los ojos.

      –Yo no tengo vida social –respondió Jess–. Ninguna.

      –¿En serio? Pues entonces Will…

      Jess la interrumpió.

      –Hace siglos que no veo a Will.

      La abuela lo escuchaba todo sin decir ni una palabra, pero Jess no pudo evitar fijarse en la sonrisa que estaba esbozando.

      –¿Qué?

      –Solo estaba pensando que estaría bien que Will viniera a comer hoy –dijo Nell inocentemente–. Así los dos podréis poneros al día, y tal vez aclarar vuestras historias.

      –¿Will va a venir a comer? –repitió Jess–. ¿Quién lo ha invitado? –si había sido idea de su padre o de Connor, los mataría–. ¿Y qué quieres decir con eso de aclarar nuestras historias? No hay ninguna historia.

      –Pues eso no es lo que he oído –dijo la abuela antes de lanzarle una desafiante mirada–. Y soy yo la que lo ha invitado.

      –Pero… –estaba a punto de protestar, pero la abuela la interrumpió con una mirada de reprimenda.

      –Sabes que no tiene familia por la zona. Debería pasar los domingos con la gente que se preocupa por él. Will siempre ha sido bienvenido aquí y eso no va a cambiar solo porque tú te sientas incómoda.

      –¿Quién ha dicho que me sienta incómoda? –preguntó Jess–. Supongo que solo me sorprende que haya aceptado –pensaba que la comida de los domingos de los O’Brien sería lo último que él quisiera hacer en ese momento. No solo tendría que verse las caras con ella, sino que tendría que enfrentarse a las miradas curiosas de toda la familia.

      –Por supuesto que ha aceptado –dijo la abuela–. ¿Por qué no iba a hacerlo?

      –Pensé que le resultaría incómodo –respondió Jess sin pensar en las consecuencias de ese comentario.

      –¿Y por qué tendría que sentirse incómodo con nosotros? –preguntó Abby–. Como ha dicho la abuela, es prácticamente de la familia. Ha estado saliendo con Kevin y con Connor desde el colegio. Pierdo la cuenta de todas las fiestas de Navidad que ha pasado aquí con nosotros.

      –Solo quería decir que… –comenzó a decir Jess antes de darse cuenta de que no tenía una explicación razonable–. Oh, no importa. Iré a ver si mamá necesita ayuda para poner la mesa.

      Antes de poder marcharse, sin embargo, su abuela la miró fijamente para decirle:

      –¿No estarás intentando evitar hablar del beso que te dio Will en Brady’s, verdad?

      Jess la miró impactada.

      –¿Cómo sabes eso?

      La abuela se rio.

      –Ese tipo de noticias vuelan.

      –Y tanto –dijo Abby y su amplia sonrisa indicó que también lo sabía–. ¿Quién iba a decir que Dillon Brady podía ser tan chismoso?

      –A mí me lo ha contado su mujer –añadió la abuela.

      –Bueno, pues yo no tengo nada que decir al respecto –dijo Jess saliendo de la cocina corriendo.

      –Imagino

Скачать книгу