Miradas territoriales a los estudios urbano-regionales. Ana María Miralles

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centrales si no se hace necesario.

      2. La teoría del mínimo coste, cuyo principal representante es Alfred Weber (1905), quien basa su análisis en la minimización de los costos de transporte tanto para acceder a los insumos como al mercado (demanda), es decir, esta teoría permitiría inferir que aquellas industrias cuyas materias primas tengan un peso importante en sus costos se orientarán hacia esta fuente, como es el caso de las actividades extractivistas.

      Al igual que con el modelo de Von Thünen, es claro lo limitado de esta teoría por los supuestos que maneja, pero da luces para entender la desconcentración industrial en la búsqueda de reducir los costos de producción de acuerdo con su sensibilidad a las economías de aglomeración.

      3. El tercer grupo analiza la localización industrial desde las áreas de mercado, pues defienden que el lugar óptimo de una empresa es aquel en el que pueda acceder a un mayor número de consumidores. Los principales representantes de este pensamiento son August Lösch, y otros autores que contribuyen a estos temas, tal como lo señalan Precedo y Villarino, (1992). En otras palabras, estos autores trataron de explicar el alcance del mercado para cada una de las empresas, ya que estas se encontraban protegidas por los accidentes geográficos.

      Estos modelos se basan en el supuesto de la distribución de la demanda, a diferencia de Weber que establece un solo mercado, los representantes de esta corriente defienden la existencia de varios consumidores concentrados en el espacio, por lo que la localización óptima será aquella en la que el productor se acerque más a esta demanda (Precedo y Villarino, 1992).

      Precedo y Villarino (1992) reconocen otros análisis, como la teoría de coste-beneficio de Smith, y los aportes de Walter Isard, que centran su análisis en la variación en el tiempo y en el espacio de los costos y de los ingresos, en busca de la maximización del beneficio a través de la sustitución de los factores para obtener la mejor combinación.

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      Fuente: Elaboración propia según Camagni (2005), Krugman (1994), Méndez (1997), Polese (1998) y Precedo y Villarino (1992).

      Esquema gráfico. Localización de actividades agrarias de Von Thünen

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      Esquema gráfico. La teoría del mínimo coste de Weber

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      Esquema gráfico. Las áreas de mercado de Lösch y Christaller

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      Como se puede observar en la tabla 1.1, muchas de las limitaciones de los modelos clásicos de localización están dadas por los supuestos de competencia perfecta en los que se fundamentan, pero aun así siguen teniendo validez interpretativa para analizar la geografía económica. Ejemplo de ello es la importancia de los costos de transporte en la localización de actividades económicas, pero ya no asumidos como estáticos, sino desde los costos de transbordo y centros intermodales que permiten reducir los costos de transporte de las mercancías, por lo cual se consolidan en muchas regiones grandes corredores industriales y de logística (figura 1.1).

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      Fuente: Elaboración propia según Méndez (1997, pp. 279-280).

       La teoría de localización de actividades económicas desde la economía espacial o nueva geografía económica (economías de aglomeración)

      Aclarada esa perspectiva histórica, y reconociendo las limitaciones de los supuestos que fundamentan las teorías clásicas de localización, desde la década de 1970, como se mencionaba, han surgido nuevas propuestas para entender la relación entre las variables espaciales y las económicas, a partir del avance en las herramientas técnicas que permitieron incorporar los rendimientos crecientes y la competencia imperfecta, supuestos más cercanos a la realidad.

      De esta manera, las nuevas propuestas teóricas retoman las denominadas economías externas introducidas por Alfred Marshall, al referirse a las ventajas que tenía una industria de producir dentro la zona de Sheffield, caracterizada por la concentración espacial de las industrias de cuchillería. En este sentido, las ventajas de localizarse cerca de otros productores en la misma la rama industrial eran:

      • Estar cerca de los proveedores especializados

      • Mercado laboral especializado y disponible

      • La circulación de la información con mayor facilidad al estar concentrada geográficamente esta rama industrial (Krugman, 1999)

      En este orden ideas, las economías externas fueron introducidas en el análisis económico espacial para dar explicación a las concentraciones de actividades económicas en un determinado territorio, en alusión a ellas como un factor externo a las empresas que les permitía ganar en productividad al estar cerca de otras actividades (Polèse, 1998).

      Por esta razón, al industrial le resultaba más rentable buscar un lugar donde encontrarse con otros productores y contar, además, con el mercado laboral para el desarrollo de su actividad manufacturera, es decir, se presenta una lógica circular en que se autorreforzaba la concentración en el espacio de actividades económicas, y sobrevenían las denominadas economías de aglomeración, que corresponden a las ganancias en productividad por la existencia de economías externas (Camagni, 2005; Krugman, 1994; Polese, 1998).

      Como se puede evidenciar en la figura 1.2, la concentración espacial a través de las economías de aglomeración acarrea una serie de beneficios a las firmas que se emplacen en esos espacios, que van desde la reducción de los costos de producción hasta el acceso a información y tecnología a la que es difícil de adherirse si no se hace parte de este lugar. Algunos de los efectos positivos que acarrean las economías de aglomeración en el territorio son (Camagni, 2005):

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      Fuente:

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