Miradas territoriales a los estudios urbano-regionales. Ana María Miralles

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Miradas territoriales a los estudios urbano-regionales - Ana María Miralles

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García y Muñiz (2005), Krugman (1994), Méndez (1997) y Polese (1998).

      • Reducción de los costos de transacciones debido a la proximidad geográfica de las diferentes empresas

      • Difusión de los procesos de innovación

      • Sinergias entre las diferentes actividades económicas que consolidan la economía local

      • Incremento del stock del capital humano gracias a las dinámicas del mercado laboral

      • Aparición de economías de escala en la prestación de los servicios públicos

      Dentro de este análisis, se destaca el stock de capital e inversión pública con que cuenta un territorio (economías de urbanización) como uno los principales factores que inciden en las localizaciones de actividades económicas, al generar un ahorro privado para productores que quieren asentarse en un determinado territorio (Méndez, 1997) (figura 1.3).

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      Fuente: Elaboración propia según Méndez (1997, p. 283).

      Al reconocer la causación circular de la concentración de actividades económicas, en que las economías de aglomeración autorrefuerzan progresivamente los procesos de localización de actividades económicas, Krugman (1994) establece que este proceso tiene un límite, es decir, se llega a un punto de equilibrio entre “las fuerzas centrípetas, esto es, las que tienden a provocar una concentración espacial de la actividad económica, y las fuerzas centrífugas, que se oponen a dichas concentraciones” (p. 19), que termina por moldear la estructura económica del territorio.

      En este sentido, Krugman (1994) reconoce como fuerzas centrífugas y fuerzas centrípetas los factores que se describen en la figura 1.4.

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      Fuente: Elaboración propia según Krugman (1994, p. 243).

      Asimismo, lo reconoce Méndez (1997) al referirse a las deseconomías externas de aglomeración: “Al elevar los costes empresariales (encarecimientos del suelo, los inmuebles, los salarios, etc.), favorecen la relocalización de aquellas actividades no necesitadas de un alto nivel de centralidad, provocando movimientos de carácter centrífugo frente a las anteriores tendencias centrípetas, con la reducción de algunos contrastes” (p. 288).

       La dinámica del sistema de localización: una mirada teórica a la desconcentración de actividades económicas

      Según lo establecido en la sección anterior, algunos investigadores han reconocido que la desconcentración de actividades económicas asociadas a las ciudades primadas (principales) se realiza en zonas cercanas a estas aglomeraciones; en esta medida, los efectos o las economías de aglomeración siguen siendo un punto importante para la localización de actividades económicas, situación que coincide con el campo de externalidad metropolitana. García y Muñiz (2005) identifican tres factores que estimulan o ayudan a comprender esta desconcentración de la actividad industrial del centro de las ciudades:

      • La planeación, pues muchas de estas propuestas políticas terminan por expulsar o desplazar las actividades industriales ante el rigor de las normativas por las externalidades que dichas actividades generan, además de darles prioridad a otros usos con más intensidad (sector servicios) de acuerdo con las nuevas demandas espaciales del mercado.

      • Deseconomías de la aglomeración de la ciudad central: la congestión vial es uno de los factores que lleva a muchas industrias de ocupación extensiva a buscar otros espacios que les permitan realizar sus labores manufactureras de manera más eficiente.

      • Abaratamiento de los costes de transporte o evolución en los medios de transporte y sistemas viales, que les permite desplazarse de la ciudad central sin dejar de estar relativamente cerca de las ventajas que traen las economías de aglomeración (García y Muñiz, 2005).

      En esta perspectiva, se destaca el modelo de crecimiento regional de Jerome H. Friedman (1966), que reconoce varias etapas del crecimiento espacial de la industria, coincidente con algunos de los planteamientos de Philippe Aydalot, pues ambos parten y terminan con la dispersión industrial, cuya última etapa se caracteriza por los procesos de desconcentración (Precedo y Villarino, 1992).

      La primera fase es conocida como sociedad preindustrial, que tiene como característica la localización de la industria en centros locales independientes con muy poca interconexión. En la segunda, se empiezan aprovechar las economías de escala, por lo que recibe el nombre de industrialización inicial, que da lugar al surgimiento de algunos polos de desarrollo bajo la estructura de centro-periferia, mientras las regiones donde no se localizan las actividades industriales son succionadas de sus recursos, efecto conocido como backwash (Precedo y Villarino, 1992).

      La tercera etapa es denominada madurez industrial, en la que el centro o polo de desarrollo sigue teniendo la importancia de la fase anterior gracias a las economías de aglomeración, pero al mismo tiempo surge un proceso de descentralización industrial (efecto spread) hacia ciertas regiones de la periferia, donde llegan a localizarse filiales de las empresas que permanecen en el centro, todo justificado en la reducción de los costos de transporte. Es importante señalar que los corredores de transporte son los principales ejes de esta descentralización productiva (Precedo y Villarino, 1992).

      En la cuarta y última etapa, se logra la integración del sistema regional, pues se consolida el proceso de descentralización industrial, aunque los centros de decisión permanecen en el centro (Precedo y Villarino, 1992).

      Otros autores como Méndez (1997) reconocen también que no solo existe un proceso de expulsión (push) por las deseconomías que se presentan en las grandes ciudades, sino que también en las regiones cercanas y bien comunicadas a estas aglomeraciones se presentan factores de atracción (pull), como la abundante oferta de suelo, las políticas de apoyo local, los costes menores de mano de obra, entre otros.

      Además, Méndez (1997) distingue varios tipos de difusión territoriales de las actividades económicas en el actual modelo de desconcentración (figura 1.5).

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