Medios y retomas II. María Rosa del Coto
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Dado el grado de conocimiento existente sobre las investigaciones que se ocupan de la problemática de la recepción, proporcionar un panorama de ellas resulta, hoy en día, superfluo. Por ello, no reiteraremos informaciones respecto de los ámbitos en que se desarrollan, las razones que hicieron factible su emergencia o los modos en que se presentan. Recordamos, simplemente, que las pesquisas surgen y se expanden en dos ámbitos: el de los estudios sobre los medios, campo en el que se inician cuando el estatuto de “receptor” acusa una relevante transformación (de ser considerado un sujeto pasivo, inerme al poder absoluto que sobre él detentaban los medios, pasa a ser percibido como un sujeto activo) y el de la teoría literaria, ámbito en el que nacen las dos corrientes que nutren la llamada “estética de la recepción”, o Escuela de Constanza, la que encabeza Robert Hans Jauss, que pone en juego, a través de la noción “horizontes de expectativas”, una mirada diacrónica que toma a su cargo la dimensión histórica de la lectura de los textos, y la que comanda Wolfang Iser, que visualiza al receptor como una figura imprescindible para que el acto de leer se efectivice, pues piensa el texto como un objeto en el que ocupa un lugar destacado la “indeterminación”, debido a lo cual presenta un conjunto de espacios en blanco que en el proceso de lectura se “llenan”.
La referencia a Iser no implica olvidar, entre otras obras de Umberto Eco, a Lector in fabula: la cooperación interpretativa en el texto narrativo, en la que, desde una perspectiva pragmática, se postula la noción “lector modelo”, “estrategia textual a la que se le asigna la función de cooperar en la actualización textual de la manera prevista por […] [el texto] y de moverse interpretativamente igual que él se ha movido generativamente” (Eco, 1981: 77-89).
Conforme a lo indicado, solo nos abocaremos a consignar aquellos planteos que, en función de su pertinencia respecto de nuestro estudio, consideramos esclarecedores. Al respecto, debemos señalar que participamos del “postulado o hipótesis de trabajo [de] la no linealidad de la circulación discursiva” (Verón, 1986: 1; subrayado en el original),3 principio básico de la teoría de la discursividad social; de ahí que sigamos sosteniendo, como el autor, la “idea de que los efectos de sentido de un discurso no son calculables a partir del análisis de sus reglas de engendramiento”, lo que implica que lo apropiado es identificar los efectos discursivos rastreando aquellos que se han generado realmente. Por esto, los capítulos que integran el libro abordan corpus formados, sea por metadiscursos o notas periodísticas provistos por la prensa, sea por comentarios, construidos por usuarios y aparecidos en una fanpage o un sitio de YouTube, o por textos proporcionados por los actores sociales en el marco de entrevistas o de focus groups. Como se habrá advertido, el último grupo, a diferencia de los apuntados previamente, está formado por discursos “inducidos artificialmente por el observador”; se trata, en consecuencia, de discursos que no cuentan con “soporte mediático, [que] no ha[n] circulado públicamente en la sociedad, [o sea que] no tiene[n] como destinatario al colectivo diferenciado de los ciudadanos, [sino] al individuo que encuesta” (Verón, 1986: 5).
El volumen se inicia con un grupo de textos que examinan los comentarios sobre publicaciones que hacen eje en problemáticas políticas y que se dinamizan en plataformas digitales o que son fruto de entrevistas o participaciones en focus groups.
El que inaugura el conjunto es “Redes sociales y discursividad política: procedimientos de retoma como fenómeno de reconocimiento”. Este trabajo de Laura Iribarren busca describir las relaciones –vínculos de adhesión, rechazo o indiferencia– que los usuarios entablan con otro –un par–, a partir de los intercambios que se producen en Facebook y en Twitter respecto de un tuit del entonces presidente argentino Mauricio Macri “en el que se comete un error de conjugación”.
“«Mi prezi ojoz de zielo»: análisis en recepción de la página de humor político Miauricio Macri”, de Lucio Maciá, se aboca al reconocimiento que la página satírica de Facebook Miauricio Macri genera entre sus seguidores. Luego de efectuar un análisis de la página, el capítulo se enfoca en la instancia de recepción; en relación con ella, considera los comentarios a los que los contenidos del sitio dan lugar entre sus seguidores, labor a la que se suma la observación de las reacciones, esto es, de los “resultados” de los botones de “me gusta”, “me encanta”, “me enoja”, “me entristece” y “me asombra”.
Verónica Urbanitsch, Nicolás Canedo y Daniel Sierra, en “La mediatización de la conversación política: lazos de articulación entre producción y reconocimiento en algunas fanpages de Facebook”, precisan los modos que asume “la conversación política en la esfera pública”; lo hacen con la finalidad de acercarse a la comprensión de los procesos de toma de posición y de formación de opiniones que, en el presente, inciden en la dinámica democrática. Para ello, luego de recordar las características que presentan “piezas gráficas de humor digital”, producidas por profesionales (Eameo o Alegría) y por usuarios sin pertenencia institucional con la fanpage, como sucede con Choripan & Vino y Peronismo intergaláctico, analizan discursos “obtenidos” en entrevistas en profundidad centradas en textos de las mencionadas páginas.
“La conversación digital en grupos de amigos: los efectos de sentido en la discursividad mediática”, de Graciela Varela, también se refiere al “intercambio conversacional con temática política”. En este caso se indaga sobre las prácticas conversacionales que realizan por Facebook y WhatsApp “pequeñas comunidades formadas en torno a la lista de contactos cercanos”, las que se estudian a partir del examen de los dichos que, en entrevistas en profundidad, profiere una muestra de universitarios de ambos sexos de entre 20 y 26 años.
En “Pasión, indignación y traición: acerca de la producción de sentido en torno a la reforma previsional argentina en grupos secretos de Facebook”, Magalí Bucasich busca investigar, en grupos secretos de Facebook “que nuclean adherentes a la propuesta de Cambiemos (Mauricio Macri presidente de la nación argentina) y de Unidad Ciudadana4 (Resistiendo con aguante), las significaciones producidas en relación con la ley 27.426”.
Al conjunto de trabajos que presentamos le siguen otros que, si bien se ocupan de la instancia de recepción, no se centran en objetos que hacen eje en asuntos relacionados con –o relativos a– la cosa pública. Este grupo, mucho más heterogéneo que el anterior en cuanto a los textos sobre los que recaen los comentarios y observaciones, fija la mirada en los llamados prosumidores (youtubers, booktubers) o en el colectivo Eameo, que dinamizan sus producciones en la plataforma YouTube o en los comentarios que en diversas redes sociales internautas dedican a quienes intervienen en competencias de rap freestyle.
En tal sentido, Lorena Steinberg y María Agustina Sabich, en “«Ser» youtuber: un análisis en reconocimiento sobre las modalidades de consumo en adolescentes”, luego de brindar un panorama general sobre cómo se suele concebir –primordialmente desde el punto de vista teórico– a los youtubers, hacen eje en los enunciados que, en el marco de seis entrevistas en profundidad y de dos focus groups, vertieron sobre aquellos, “varones y mujeres de 13 a 17 años que habitan en el Área Metropolitana de Buenos Aires”.
Por su parte, María José García Uriburu y Valeria Rissotto analizan los metadiscursos que la prensa escrita (La Nación, Clarín y Página 12) ha puesto en juego respecto de los booktubers. Lo hacen en “De las reseñas pasionales a la escritura juvenil: el metadiscurso gráfico sobre los booktubers”, artículo en el que se exploran tres elementos: las tópicas con las que se construye al joven, al joven lector y al booktuber; las estrategias de la industria editorial y las tácticas que se identifican en los prosumidores.
En “«Imaginate vivir en una meritocracia»: retomas de lo polémico en un