El Arte de Amar a Tres Yo, Tú y Nosotros. Maria del Mar Cegarra Cervantes
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Pura incongruencia femenina, sobre la cual mucho se ha hablado y escrito.
El té, tardó dos horas y media, y el buen juicio masculino seguía:
– ¿No le gustaría comer algo, quizás cenar? A no ser que tenga novio o marido e hijos esperándole...
Laura estaba asombrada consigo misma, y con sus ganas de permanecer allí. En general, pensaba que la mayoría de los hombres eran infantiles, y de su pasado reciente había una triste lista de amores platónicos. Ninguna de sus relaciones había durado más de tres meses. Ella soñaba con grandes conversaciones sobre la vida, la filosofía y el universo, ellos estaban interesados en algo más “práctico y carnal”.
Laura se moría de miedo en esa intimidad, y sus pocas experiencias habían sido fortuitas y poco románticas.
Ahora, estaba delante de un hombre que como paciente la “había rechazado”, pero que como hombre estaba interesado en conocerla.
Qué extraña es la vida...
De ese té y de esa cena, surgieron muchos más encuentros en librerías, cambios de libros, más infusiones, más cenas, más Kafka, Pessoa, Jung. Abrazos, besos, muchas risas, mucha pasión, pocas dudas y unas ganas enormes de compartirlo todo.
Hace 20 años que están juntos.
Laura sabe que siente por su compañero los tres tipos de amor, aunque hayan pasado por momentos muy difíciles.
Ese día en que volvía de su consulta, era el inicio de la semana, lunes.
Sabe que tiene que “reorganizarse” lo mejor posible para estar con la familia y dejar entrar en casa lo mejor de sí misma. Sabe que tiene que conseguirlo. La elección de su profesión no la hizo a tontas y a locas , considerándola “la mejor profesión” del mundo.
Aprende muchísimo, conoce historias de vida fascinantes, personas de las esferas más variadas. Recibe y da muchísimo afecto, enriquece su existencia y siente que se vuelve una persona mejor. Y puede vivir de esto.
En casa la esperan sus hijos. Siempre con muchísimas cosas que decirle. Ella tiene peleas para mediar, tareas de casa y organización de la dinámica familiar para solucionar, y no le falta si quiera, un vecino ruidoso (pero que ella logró que sonriera un poco) y, claro, Tomás, siempre deseando que Laura llegue a casa. Los hijos lo cansan bastante. El los adora naturalmente, pero los considera demasiado “movidos”. Tomás aprecia su mundo de silencio. Tiene por lo tanto, alguna dificultad en no dejarse afectar por el ajetreo, privilegio de la nueva fase de los hijos, y de las visitas “de los amigos de los críos”.
Durante esa semana siente la necesidad de volver a leer grandes novelas de la historia de la humanidad.
Las historias de amor siempre han interesado a hombres y mujeres, aunque no lo asuman de forma expresa.
Todas las historias de amor, independientemente de la cultura en que se desarrollan, presentan dos fases bien diferenciadas. La primera va del nacimiento de la pasión hasta la consumación amorosa, y la literatura se ha inspirado mucho en ella. Muchas historias legendarias de amor terminan con el trágico destino de los amantes: Tristán e Isolda, Romeo y Julieta, Pedro e Inés, Orfeo y Eurídice. Muchas de esas historias provienen de la tradición oral, permaneciendo en el inconsciente colectivo que el “amor pasional sólo puede terminar mal”.
Es en esta línea de pensamiento se inscriben curiosas expresiones utilizadas para decir que alguien está enamorado. Aparentemente, estamos delante de una catástrofe:
Castellano – flechazo
Inglés – fall in love
Francés – coup de foudre
Portugués – cair de quatro
Ser atravesado, caerse, perder la verticalidad.
El filósofo español Ortega y Gasset decía que “el enamoramiento es una enfermedad de la atención”.
La persona enamorada se siente frágil y vulnerable, necesitada de algo, espera la inigualable felicidad que sólo puede obtener con la mirada del amado o amada.
De ahí que todos los idiomas y culturas se apoyen en palabras de increíble adoración como “mi diosa”, “mi príncipe”, “mi todo”, “mi vida”. Esto pasa en el inicio de la relación. Y gran parte de este “fall in love” no es correspondido, lo que permite varias posibilidades literarias y narraciones de actuaciones heroicas, convicción, seducción, rebeldía (ir contra las normas), arriesgar la vida, la especie, la vida. contra vientos y mareas.
Por otro lado, en los cuentos de hadas, la heroína está en la torre, apatada del mundo, pura y virginal, casi sin contacto con la realidad (Cenicienta, Rapunzel, Blanca Nieves, Bella Durmiente). El héroe tiene que ser rico, de buena familia, príncipe, eximio guerrero, capaz de matar a un dragón de la talla de un tiranosaurio rex, o acabar con un ejército de entidades maléficas.
En la Mitología Griega, la tragedia está casi siempre garantizada. Una de las pocas historias de amor con un final feliz es la de Cupido (conocido en un primer momento como Eros) y de la Princesa Psique. La envidia la propia Venus, que elabora un plan para castigarla por su belleza. Después de muchas peripecias, intentos de asalto, suicidio y por fin compasión, Zeus transforma Psique en inmortal y la casa con su enamorado Cupido en el Olimpo, con gran boato. Y ellos vivieron felices para siempre. ¡Así cuentan!
Lo que pasa después de la boda, de la consumación del Amor es otra historia. Ese es el trabajo de Laura como terapeuta de parejas: el después.
Para sentirnos vivos, deseamos vivir experiencias excitantes, confundiendo muchas veces calidad con intensidad.
La verdad es que, no todo lo que es intenso tiene calidad. A veces puede incluso ser patológico.
Por eso, en nuestra cultura, y particularmente en los días que corren, seguimos teniendo lo mismo de siempre: amor platónico, adultero, imposible, fiel hasta la muerte, a escondidas, loco...
Capítulo II
Miércoles por la mañana. Es temprano. Laura llega al consultorio.
Su primera sesión es con una pareja que sigue hace más de seis meses. Laura ha estudiado en varias escuelas de psicoterapia, pero el método que más la inspira es la Biosíntesis. Un abordaje holístico e integrador, que trabaja el cognitivo, el transpersonal, el espiritual. Fue el trabajo más completo y profundo que encontró estudiando e investigando. Sabe que en esta área nunca puede dejar de actualizarse.
Más que una área, la Biosíntesis es una filosofía de vida. Una manera sana de vincularse a sí mismo, a los demás, con el mundo. Laura trabaja fundamentalmente con el potencial evolutivo y los recursos de cada uno.
Esta pareja siempre le deja una sensación de opresión en el pecho. Y mucha tristeza. En Biosíntesis el cuerpo del terapeuta también es su instrumento de trabajo. Él dice mucho, y ayuda a traducir lo que está pasando en profundidad, incluso cuando, muchas veces, eso no es evidente.
Carla tiene 38 años y alrededor de un metro sesenta. La parte superior del cuerpo está muy desarrollada. Lleva el pelo corto, pecho enorme, caderas estrechas y unos 35 kilos de