No comas como un zombi. Vida sana sin dietas ni tonterias. Marta Verona
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La lactosa es un tipo de azúcar que se encuentra en la leche. Es un disacárido —imagina dos piezas de un puzle unidas— formado por dos monosacáridos más pequeños: la glucosa —pieza uno— y la galactosa —pieza dos—.
Para que la lactosa pueda ser absorbida en el intestino delgado, el organismo necesita separar las dos piezas del puzle. Es por esto por lo que el organismo sintetiza o genera lactasa, una enzima que actúa como tijera y corta la lactosa para dar lugar a sus dos piezas mínimas: la glucosa y la galactosa.
Hay personas que no generan lactasa en cantidad y, por ello, tienen problemas para digerirla. Por tanto, tomar leche sin lactosa tiene sentido si somos intolerantes a la misma. Si no, es igual de saludable tomar ambas leches. ¡Pero hay una excepción! La reformulación de recetas y la repostería más saludable. Cuando queremos reducir el contenido de azúcar refinada añadida en repostería, utilizar leche sin lactosa es un recurso saludable. ¡Como lo oyes! Esto se debe a que, al tener la glucosa y galactosa ya separadas y libres por la leche, aporta un sabor más dulce. Te propongo un reto: compra leche con y sin lactosa, y prueba cada una de ellas sola. ¿A que la leche sin lactosa te sabe más dulce? Haz tu arroz con leche de toda la vida con leche sin lactosa, ¡necesitarás menos azúcar!
Podríamos desmentir uno a uno todos los mitos que nos dice nuestro vecino, escuchamos a nuestra amiga, vemos en redes sociales o leemos en una revista. Sin embargo, cuando comenzamos a llevar una vida saludable y a no seguir a las masas de zombis, no nos detenemos a pensar en estas afirmaciones. Verás que todo es mucho más sencillo porque, aunque esta sea una frase muy típica, es real, «no todo es blanco o negro» que, trasladada a la nutrición, las cosas no son rosquillas o lechugas. Hay cosas intermedias.
CAPÍTULO 3
ESTILO DE VIDA PARA NO SER COMO UN ZOMBI
En una vida equilibrada entran varios factores en juego:
Mientras que la genética no es modificable, el entorno que nos rodea y el estilo de vida que llevemos puede ser positivo o negativo. Un ambiente obesogénico es aquel que estimula conductas y detalles que día a día favorecerán el aumento de peso. Por eso, es importante identificar si tu entorno puede serlo y pasar a la acción.
Si has identificado alguno de los anteriores hábitos negativos, en tu mano está modificarlos con pequeños actos del día a día que no hagan complicada la transición.
Estos son algunos tips que te pueden ayudar a mejorar tu entorno zombi si este es el que te pone las cosas difíciles.
¿Qué es un estilo de vida saludable? Se define como salud al estado completo de bienestar físico, mental y social. Por lo que un estilo de vida es aquel en el que la actividad física y la social, la relación con el entorno y una dieta saludable nos proporcionan este bienestar.
Como ves, podemos modificar nuestro estilo de vida y hacerlo más positivo, y este libro será una herramienta con la que aprendas a tener una alimentación saludable y una dieta equilibrada; es decir, aquella que contenga toda la energía y nutrientes suficientes para mantener este estado de salud, pero ¡ojo!, sin prescindir del placer que nos produce comer. Porque la nutrición es una ciencia, pero de la mano de la gastronomía se convierte en un arte.
CAPÍTULO 4
DIETA EQUILIBRADA: LA COMIDA SANA QUE REVIVE A LOS MUERTOS VIVIENTES
CÓMO LLENO EL PLATO
Primera confesión: excepto para la repostería más saludable, no soy muy amiga de la báscula. Creo que pesar lo que comemos va en contra de facilitarnos la vida. Cuando nos ponemos a cocinar, la báscula es un obstáculo para agilizar las cosas. Sin embargo, es necesaria para saber si los alimentos que comemos nos aportan la cantidad y calidad necesaria de nutrientes para mantener un buen estado de salud, y si los ingerimos por exceso, defecto o de forma descompensada.
Para asegurarte de que estás alimentándote bien y dejar la báscula a un lado, ¿qué te parece si tomas de referencia algo que tienes delante todos los días cuando comes? Un plato.
¡Ahora vamos a rellenarlo con estos distintos grupos de alimentos!
Para ello, divide el plato en tres partes y reparte los grupos de alimentos:
¡Te presento el plato de Harvard! Mi recurso favorito para comer de forma balanceada, con un buen reparto de nutrientes, alejándome de las dietas estrictas que generan