Desafíos para la seguridad y la defensa en el continente americano 2020-2030. John Griffiths Spielman

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target="_blank" rel="nofollow" href="#ulink_9f81a850-09fa-5281-afa2-fe3e20e4b28f">9 Entre otras publicaciones que se refieren a esta observación, véase “War Making and State Making as Organized Crime”, in Bringing the State Back In, edited by Peter Evans, Dietrich Rueschemeyer, and Theda Skocpol (Cambridge: Cambridge University Press, 1985).

      Precisamente por eso, la estructura geopolítica actual en el hemisferio occidental es el resultado, en gran parte, de los efectos de la guerra. La buena noticia es que la prevalencia de la guerra convencional en el hemisferio occidental se ha reducido dramáticamente desde el siglo XIX.

      Esta realidad crea desafíos para tomadores de decisiones estadounidenses dada la realidad de que Estados Unidos es un actor global con intereses globales y no tiene el lujo de desarrollar fuerzas armadas únicamente para realizar misiones limitadas. Al contrario, tiene que desarrollar fuerzas armadas que puedan operar a lo largo del espectro de conflicto (véase Gráfico 2).

      10 El gráfico se obtuvo en la siguiente dirección: https://ucdp.uu.se/downloads/charts/#__utma=1.1392113298.1588339601.1588339601.1588339601.1&__utmb=1.6.10.1588339601&__utmc=1&__utmx=-&__utmz=1.1588339601.1.1.utmcsr=ucdp.uu.se|utmccn=(referral)|utmcmd=referral|utmcct=/&__utmv=-&__utmk=80771351

      11 Véase las investigaciones del Upsala Conflict Data Program , disponbile en esta dirección: https://www.pcr.uu.se/research/ucdp/. “The Uppsala Conflict Data Program (UCDP) is the world’s main provider of data on organized violence and the oldest ongoing data collection project for civil war, with a history of almost 40 years. Its definition of armed conflict has become the global standard of how conflicts are systematically defined and studied.”

      Esto incluye fuerzas nucleares preparadas para disuadir el uso de esas armas, y si fuese necesario, emplear esas armas para ganar un conflicto nuclear. Además de esa desastrosa posibilidad, Estados Unidos también tiene que mantener y modernizar sus capacidades convencionales de tierra, mar y aire, y al mismo tiempo, desarrollar nuevas capacidades en los dominios del ciberespacio y el espacio. En otro punto del espectro de conflicto, Estados Unidos tiene que desarrollar fuerzas militares capaces de efectuar operaciones de conflicto limitado, incluyendo la conducción de la guerra irregular. Cabe destacar que en el hemisferio occidental es mucho más probable la guerra irregular que la guerra convencional. Además, Estados Unidos tiene que tener fuerzas armadas que puedan dar apoyo a sus contrapartes para auxiliar a la población civil en casos de necesidades públicas, aspectos de desarrollo nacional y acciones cívicas, como así también en materia de asesoría y adiestramiento.

      Mientras los estrategas estadounidenses se enfocan en las acciones de China en el Mar del Sur de China, las acciones de Rusia en Crimea y Ucrania, el creciente poderío nuclear de Corea del Norte y las ambiciones de Irán basadas en el terrorismo, prestan menos atención en las actividades de estos actores en el hemisferio occidental. No es que los estrategas estadounidenses ignoren las actividades económicas, diplomáticas y de seguridad que se realizan a través de la región, pero no hay evidencia de que exista un entendimiento profundo del vínculo entre las actividades de China y Rusia en el hemisferio y las estrategias geopolíticas de estas dos potencias globales. Más aún, la falta de acciones integradas del gobierno de Estados Unidos para enfrentar las incursiones de estos actores extrarregionales sugiere la falta de una comprensión adecuada de las estrategias que China, por su parte, y Rusia, por la suya, están implementando a nivel global, y sobre todo en esta región.

      La superioridad militar convencional de Estados Unidos ha ocasionado que China y Rusia busquen evitar una confrontación directa con las Fuerzas Armadas estadounidenses cuando sea posible, por lo menos a corto plazo. Sin embargo, eso no implica que esos países no vayan a competir con Estados Unidos. Sí lo harán, pero de manera no convencional y asimétrica, utilizando otras formas y medios para lograr sus objetivos. Cada actor, por su parte, tiene sus propias técnicas para alcanzar sus intereses. Es importante subrayar la relevancia histórica del pensamiento estratégico chino, influido por una cultura de taoísmo de una civilización de más de 3.000 años, ejemplificado en las enseñanzas de Sun Tzu. Empleando estrategias del libro clásico “Arte de la guerra”, de Sun Tzu, el Partido Comunista Chino aplica la lección de que la mejor estrategia es atacar a la estrategia del enemigo. Reconociendo que la fuente del poder estadounidense es su economía, China está utilizando su poderío económico, adquirido, en parte, por su capacidad de inteligencia para robar propiedad intelectual, y también para influir e intimidar a países en todo el mundo. Por su lado, Rusia maneja conceptos refinados durante la Guerra Fría con la doctrina de Gerasimov o Antimov, que implican utilizar propaganda y desinformación, y los adapta a la actualidad manipulando internet y otros medios sociales.

      El punto importante a resaltar es que China y Rusia actúan de manera irregular (no convencional) y asimétrica con el objetivo de alcanzar metas estratégicas en la región, y Estados Unidos no ha sido capaz de actuar de una manera efectiva para contrarrestar las acciones de estos dos adversarios. Dicho esto, la respuesta a las amenazas a la seguridad nacional que representan las acciones de China y Rusia en este hemisferio no se logra a través del uso de las fuerzas armadas en una primera instancia. De manera semejante que China y Rusia utilizan otros instrumentos de poder en sus estrategias, Estados Unidos debería desarrollar una estrategia integrada, utilizando sus propios instrumentos de poder para salvaguardar sus intereses, y no simplemente actuar de manera reactiva. Al contrario, Estados Unidos debería reconocer la importancia de la región y actuar para protegerla para el bienestar de todos los ciudadanos del hemisferio.

      La buena noticia es que ya hay analistas estadounidenses que estudian las acciones de China y Rusia. Escribiendo a finales de 2007, mi colega Frank Hoffman expresó lo siguiente:

      Para los propósitos de los países del hemisferio occidental, el análisis de Hoffman es bastante útil. Hace más de una década supo que China y Rusia iban a emplear todas las formas de guerra simultáneamente, y que el crimen transnacional también estaría

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