Desafíos para la seguridad y la defensa en el continente americano 2020-2030. John Griffiths Spielman
Чтение книги онлайн.
Читать онлайн книгу Desafíos para la seguridad y la defensa en el continente americano 2020-2030 - John Griffiths Spielman страница 4
Canadá le declaró la guerra a la Alemania nazi el 10 de septiembre de 1939, una semana después que los británicos y los franceses. Inicialmente, la contribución de Canadá a la guerra estaba centrada en la Batalla del Atlántico, donde la Armada canadiense cumplió con el deber de escoltar a los buques de suministro británicos procedentes de Canadá y Estados Unidos. Canadá realmente no vio combate terrestre hasta la invasión de Sicilia, en julio de 1943. La 1.a División de Infantería canadiense y sus tanques de la 1.a Brigada Blindada Independiente tomaron parte en los desembarcos y la posterior invasión de Italia en septiembre. Las fuerzas canadienses eventualmente acabaron bajo el cuartel general de su propio cuerpo a principios de 1944, que era parte del 8.o Ejército del general Bernard Montgomery.
Sin embargo, el momento de mayor orgullo del Ejército canadiense durante la Segunda Guerra Mundial vendría cuando se asignó una de las cinco playas de desembarco de Normandía a la 3.a División Canadiense. Al final del día, los canadienses habían hecho las penetraciones en tierra más profundas que cualquiera de las cinco fuerzas de invasión marítima, pero fueron detenidas por el Ejército blindado de Alemania6. Canadá pasó a desempeñar un papel importante en los combates posteriores en Normandía, con la 2.a División de Infantería canadiense en tierra para julio y la 4.a División Blindada canadiense en agosto7. Se activaron tanto el Cuartel General del II Cuerpo (II Cuerpo Canadiense) como un Cuartel General del Ejército, que sería el primero en la historia militar canadiense. El ahora Primer Ejército canadiense luchó en dos grandes campañas más, en Renania, un camino para posteriormente cruzar el río Rin a principios de 1945.
Una vez más, Canadá reforzó los conceptos duales de defensa común e interoperabilidad. En este sentido, la creación de la primera fuerza de servicio especial —también conocida como la Brigada Devils— enseñó a los canadienses y estadounidenses a cómo luchar juntos. La Brigada Devils era una unidad de élite de las fuerzas especiales estadounidense-canadienses que peleó la mayor parte de sus combates en la campaña italiana durante 1943. Los canadienses y los estadounidenses tuvieron que luchar literalmente lado a lado. Al principio, ni los estadounidenses ni los canadienses se tenían confianza entre sí, pero las fuerzas operativas especiales modernas estadounidenses y canadienses rastrean su linaje hasta esta unidad de nivel de brigada de lucha conjunta. De hecho, la relación bilateral se había consolidado con la firma del Acuerdo de Ogdensburg, en agosto de 1940, mucho antes de que Estados Unidos entrara en la Segunda Guerra Mundial8. El acuerdo estableció un plan permanente para la defensa mutua en América del Norte y en el extranjero, así como el establecimiento de la Junta de Defensa Permanente (The Permanent Joint Board of Defense). Sin precedentes para ese momento, el acuerdo recopilaba una relación militar permanente entre Canadá y Estados Unidos, independientemente de si hubo o no hostilidades militares en los dos países. La Junta de Defensa sirve hoy como el órgano más importante en la defensa militar continental. Esta está compuesta por personal militar y civil, tanto canadiense como estadounidense. Su propósito consiste en proporcionar consultas a nivel político sobre asuntos de defensa bilateral y se reúne semestralmente, alternando entre ambos países.9
La Guerra Fría comenzó poco después del final de la Segunda Guerra Mundial, donde Canadá se insertó claramente en el sistema de alianzas occidentales, al convertirse en miembro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y en el Comando de Defensa Aeroespacial de América del Norte (NORAD, por sus siglas en inglés). La defensa común y la interoperabilidad se habían convertido en piezas centrales de la política de seguridad canadiense10. Con Gran Bretaña significativamente debilitada, tanto por la Primera Guerra Mundial como por la Segunda Guerra Mundial, Canadá buscó a Estados Unidos como socio para la defensa de la soberanía canadiense11. Mirar hacia el sur no era solo una respuesta al debilitamiento del Reino Unido, sino también un reconocimiento de que el país enfrentaba una amenaza geopolítica significativa sobre el Ártico y que solo Estados Unidos estaba en condiciones de ayudar en la defensa del país.
Unirse a la OTAN era una prioridad para Canadá; incluso algunos países europeos argumentaron que, en el mejor de los casos, la contribución de Canadá a la alianza sería mínima y, por lo tanto, probablemente irrelevante. Sin embargo, con la ayuda de la insistencia de Estados Unidos, Canadá fue invitado a participar en la alianza. La motivación de Canadá fue doble. En primer lugar, Canadá quería demostrarle a la opinión pública, pero también a las naciones europeas, que el país tenía un interés en la defensa de Europa Occidental. Canadá creía que, al hacer esto, podría ampliar sus relaciones económicas12. Al final de la Segunda Guerra Mundial, casi todo el comercio de Canadá era con Estados Unidos. La OTAN debía ayudar a Canadá a mantener una presencia en Europa, y esto a su vez podría resultar en un beneficio económico. En segundo lugar, de acuerdo con la idea de una defensa común, los responsables de la toma de decisiones canadienses creían que, si Canadá ayudaba a defender a Europa Occidental, entonces Europa Occidental acudiría en ayuda de Canadá si fuera necesario13.
En su mejor momento, Canadá mantuvo una brigada de infantería mecanizada en Alemania Occidental a partir de la década de 1950, así como la Primera División Aérea, que constaba de 12 escuadrones de combate, cada uno con aproximadamente 12 interceptores de ataque totalmente modernizados; algunos contaban con capacidad de ataque nuclear. Sin embargo, en 1993, Canadá había retirado casi todos sus activos militares de Europa a medida que los recortes presupuestarios comenzaron a afectar las Fuerzas Armadas Canadienses. De hecho, ese año las capacidades militares de Canadá sufrieron enormemente por las restricciones fiscales. Se cancelaron los proyectos de modernización y se redujo el número de personal activo. El compromiso de Canadá con el mantenimiento de la paz, que había sido un sello distintivo de la política de defensa y seguridad canadiense, se redujo drásticamente. El prestigio de Canadá, como pacificador y combatiente, sufrió significativamente en la década de 1990 y se la conoce como la “década oscura”14. La década de 1990 fue particularmente difícil para las Fuerzas Armadas de Canadá debido al fracaso en dos despliegues. El primero ocurrió en 1993, en Somalia, donde se descubrió que varios paracaidistas canadienses habían torturado y posteriormente asesinado a un joven somalí bajo su custodia. Los investigadores determinaron que el entrenamiento y la mentalidad de la unidad contribuyeron al comportamiento del personal directamente involucrado. No solamente los soldados estaban directamente involucrados, sino que fueron encontrados culpables de delitos graves, y por otro lado, el oficial al mando también fue acusado de mala conducta, lo que llevó al regimiento a ser desmantelado permanentemente. Finalmente, el jefe de Gabinete y el ministro de Defensa renunciaron. A este episodio se le conoce como “La vergüenza de Canadá” y es, sin duda, el momento más oscuro de la historia militar canadiense.
El segundo despliegue que evidenció una falta de preparación se produjo con la contribución de Canadá a la guerra en Kosovo y Serbia, en 1999. La Fuerza Aérea desplegó un escuadrón de F-18 para la misión, el cual estuvo involucrado en varias campañas de ataque terrestre durante la guerra. Sin embargo, el problema con los F-18 de Canadá era que no tenían la aviónica adecuada para las misiones nocturnas. Por lo tanto, los F-18 de Canadá fueron relegados a misiones diarias con condiciones de vuelo casi perfectas. La misión en Kosovo demostró de forma muy clara y públicamente cómo una década de negligencia había impactado dramáticamente las capacidades de lucha de guerra de Canadá.
Canadá recuperó su reputación de tener un Ejército moderno y capaz con la guerra de Afganistán (2001-2013). Canadá envió de manera secreta a su primer grupo de soldados en octubre de 2001 desde la Joint Task Force 2, las fuerzas especiales de Canadá, mejor conocidas por su acrónimo JTF-2. El público canadiense no fue informado del despliegue. Los primeros contingentes regulares de tropas canadienses llegaron a Afganistán en enero-febrero de 2002. En agosto de 2003, las fuerzas canadienses se mudaron a la ciudad norteña de Kabul, donde se convirtió en la nación dominante de la recién formada Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad. Y en febrero de 2005, el ministro de Defensa canadiense anunció que Canadá duplicaría