Aprovisionamiento y montaje para servicios de catering. HOTR0308. José Luis Sesmero Carrasco
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Mucho hay escrito sobre el trabajo en equipo y algo ya se ha adelantado a lo largo de estas páginas. Vamos a hacerlo ahora exponiendo las cuestiones más relevantes de forma esquemática.
1 El mito del llanero solitario. Cualquier persona puede aspirar a acometer grandes retos, siempre que se rodee de un equipo adecuado. Una persona en solitario no debe pretender hacer grandes cosas, siempre debe contar con un equipo o formar parte de él.
2 La meta está por encima de la individualidad. Plantear el trabajo en equipo como un conjunto de individualidades es un error. Todos deben aportar y además deben ceder lo que sea necesario para el beneficio común. Es un ejercicio de altruismo en pos de conseguir la meta que se plantea para el grupo.
3 Cada individuo tiene sus cualidades. Esto no entra en conflicto con lo anterior, ya que el grupo puede tener una serie de necesidades distintas que puedan requerir de distintos especialistas que las lleven a cabo. El coordinador del grupo debe saber adjudicar tareas, parcelas o responsabilidades apropiadas a cada individuo, de acuerdo con sus características.
4 Al aumentar el nivel de exigencia, también aumenta la necesidad de trabajo en grupo. El trabajo debe estar organizado sabiendo que cuanta más dificultad vaya adquiriendo más importante será la coordinación de los integrantes, la ayuda prestada entre ellos, la comunicación, etc. La actitud positiva de ayuda y cooperación puede hacer que cualquier situación adversa también aporte algo aprovechable para el equipo.
5 Todos los miembros del grupo son importantes. Cuando se establece un grupo de trabajo y se le dota de unos objetivos a alcanzar, se deberá detectar si alguno de sus miembros presenta alguna debilidad manifiesta, pues esa será la debilidad de todo el equipo y habrá que hacer todo lo posible para subsanarla.
6 Detectar al integrante ‘catalizador’. Es aquel que sume las mayores responsabilidades en ciertos momentos críticos. Quizá esto solo se aplique a trabajos con mucha exigencia física y/o psicológica, y que se muevan a grandes niveles, pero a pequeña escala se podría utilizar para ubicar a dos tipos de integrantes de grupos: aquellos que quieren la responsabilidad (algunos estarían capacitados para ello y otros no) y los que no la quieren. En un momento clave, por supuesto habrá que dar la opción a los que quieren dicha responsabilidad y están capacitados para adquirirla.
7 Coordinador con capacidad de visión y comunicación. Un grupo se puede sentir perdido si no sabe a dónde va. Esto puede suceder porque su coordinador no sepa claramente cuáles son sus objetivos, o no sepa explicarlos con claridad.
8 Las actitudes pueden realzar o arruinar a un equipo. Un equipo bien coordinado, diseñado, equipado e integrado por personas con conocimiento y experiencia no siempre es garantía de éxito. Las malas actitudes puedan dar al traste con el normal funcionamiento del grupo. Usual-mente las malas actitudes se detectan en uno o varios integrantes del grupo y lo común es intentar cambiarlas y, si no fuese posible, apartar a la/s persona/s problemáticas del grupo.
9 Confianza mutua entre los integrantes. El clima de trabajo debe favorecer el que todos los miembros del grupo se fíen de sus compañeros y puedan contar con ellos para cualquier situación que se presente. Para ello todos se deben prestar al grupo en la misma medida.
10 Todos los miembros del grupo deben esforzarse. Es quizá una de las malas actitudes a las que se hacía referencia anteriormente. Es una equivocación pensar que si como integrante de un grupo se baja el nivel de esfuerzo, te beneficiarás igualmente del de los demás. Es algo a corregir desde que se detecta.
11 Evaluación y ajustes. Cuando se planifica el trabajo, se cuenta con cierta información acerca del mismo, que puede hacer prever la mayoría de las situaciones que se podrán dar durante su desarrollo. Sin embargo no siempre salen las cosas como se proyectaron, por lo que habrá que estar siempre evaluando los resultados que se van obteniendo y variar la planificación en la medida que sea necesario.
12 Identidad con el grupo. Todos los integrantes del grupo de trabajo deben poder sentirse identificados con el mismo. Esto es importante para crear la confianza mutua necesaria, para aceptar el reparto de tareas, para facilitar la prestación de ayudas, etc.
3. El espíritu del trabajo en equipo
Desde hace algún tiempo en el mundo empresarial se suele apreciar más las cualidades del trabajador para integrarse en un grupo de trabajo que sus características individuales.
Esta forma de trabajar requiere de los individuos que integran los grupos de trabajo una serie de actitudes y aptitudes muy particulares que, aunque hoy día están muy aceptadas y extendidas, conviene refrescar para que sean tenidas en cuenta antes y durante la formación de estos grupos de trabajo.
Hay autores que hablan de la regla de las cinco ‘C’, un conjunto de actitudes y aptitudes de las que deben hacer gala todos los integrantes de un grupo de trabajo.
1 Coordinación. Sea quien sea el coordinador del grupo de trabajo (alguno de sus integrantes o un profesional encargado de todos ellos), este necesita una figura que vaya ordenando las tareas y reubicando a sus miembros para que todo vaya perfectamente bien.
2 Complementariedad. Al escoger a los integrantes de un grupo de trabajo se tendrá en cuenta cuál es su formación y experiencia, de modo que no haya concentración de profesionales parecidos, ni carencia de alguna de las áreas necesarias para abordar el trabajo. Las habilidades de los miembros del grupo no se pueden solapar ni el grupo debe care-cer de alguna que sea necesaria. El conjunto debe ser completamente complementario.
3 Comunicación. No es la primera vez que se hace uso de este concepto para explicar lo necesario que es que todos los miembros del grupo estén perfectamente enterados de cómo irá, cómo va y cómo ha ido el conjunto del trabajo acometido. Es una actitud fundamental en todos los miembros de los grupos, coordinadores y trabajadores.
4 Compromiso. Es el gran pilar del trabajo en equipo. Es la asunción de que el objetivo no es individual sino común, y la forma de prestarse al resto de compañeros para con el trabajo individual colaborar en la consecución de dicho objetivo.
5 Confianza. Se trata de dar, pero también de recibir. El grupo tiene que estar bajo la creencia de que todos están trabajando para el conjunto, haciendo su sacrificio por el bien del grupo. Para alcanzar ese grado de confianza, la elección de los integrantes, su formación y el fomento de la continua comunicación entre ellos es fundamental.
Nota
Está demostrado que el trabajo en grupo da como resultado un extra al trabajo individual de todos sus integrantes y no solo la suma de sus esfuerzos. Es por ello que la empresa actual prefiera personas que sepan integrarse en equipos de trabajo.
3.1. Actitudes en un equipo de trabajo. Coordinador
Las actitudes que deben tener los integrantes de un grupo o equipo de trabajo pasan por el respeto del coordinador, que fomentando en todo momento positividad y entusiasmo deberá:
1 Repartir trabajo y responsabilidades. Cada vez es más habitual que el reparto de tareas se convierta en reparto de problemas. Esta es una forma de proceder que hay que erradicar para no caer en el desánimo desde el mismo momento en el que se empieza a tomar contacto con la tarea a realizar.
2 El equipo de trabajo no son solo los compañeros con los que compartimos