¿Hubo socialismo en la URSS?. Jaime Canales Garrido

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¿Hubo socialismo en la URSS? - Jaime Canales Garrido

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El proletariado toma el poder del Estado y transforma primero los medios de producción en propiedad estatal. Pero con este mismo acto se destruye a sí mismo como proletariado y destruye toda diferencia y todo antagonismo de clase y, con ello, el Estado como tal. La sociedad, hasta el presente movida entre los antagonismos de clase, ha necesitado del Estado, o sea, de una organización de la correspondiente clase explotadora, para mantener las condiciones exteriores de producción, y, por tanto, particularmente para mantener por la fuerza a la clase explotada en las condiciones de opresión… determinadas por el modo de producción existente”85.

      De donde se sigue que, si la clase opresora necesitó del Estado para mantener por la fuerza a la clase explotada en condiciones de opresión, el proletariado necesitará de su fuerza -o, lo que es lo mismo, de la violencia- para, primero, tomar el poder político en sus manos y, luego, habiendo tomado dicho poder, para aplastar la resistencia de la clase despojada de la máquina estatal y de los medios de producción.

      Por consiguiente, el nuevo Estado, por esencia socialista -tras haber cumplido las funciones y tareas inherentes a la primera fase del comunismo, sobre lo que se hablará en pormenor más adelante- irá perdiendo, en la sociedad socialista, paulatinamente, su razón de ser: en un determinado momento, ya no habrá ni clases ni Estado.

      De donde se sigue que lo que Engels tenía in mente era, indefectiblemente, la idea del nuevo Estado -o, en otras palabras, el producto de la actividad creativa de la dictadura del proletariado-, por esencia, comunista, que, habiéndose desarrollado sobre su propia base, se torna superfluo, “languidece” y se “extingue”.

      “Científicamente, dictadura no significa más

      que un Poder no limitado por nada, no

      restringido por ninguna ley, absolutamente

      por ninguna regla, un Poder que se apoya

      directamente en la violencia”.

      Lenin

      Entre las numerosas contribuciones teóricas al marxismo realizadas por Lenin, hay tres, que por su significado -tanto en el ámbito teórico como en el práctico- sobresalen: 1) la ley de la desigualdad del desarrollo económico y político del capitalismo, de la cual se podía inferir que el socialismo podría triunfar en varios países capitalistas o incluso en un solo país; 2) la utilización del “capitalismo de Estado” para crear la base económica de la edificación de la sociedad socialista; 3) el sistema de cooperativas, como forma de socializar al campesinado ruso.

      Las tres susodichas cuestiones constituirán el meollo del próximo capítulo dedicado a la labor teórica y práctica de Lenin, razón por la cual, en este lugar, serán objeto de una menor atención, priorizándose aquí el análisis de otros tópicos teóricos que son parte de la inmensa contribución de Lenin al desarrollo del marxismo.

      Estamos convencidos de que la obra que mejor expone y permite asimilar la esencia de la teoría marxista del Estado, sin sombras de dudas, es El Estado y la revolución, acaso uno de los trabajos teóricos marxistas más importantes del siglo XX, que mucho contribuyó a enriquecer y divulgar el pensamiento marxista.

      Partiendo de la constatación formulada, intentaremos sintetizar todo lo expuesto hasta aquí acerca de la lucha de clases, el Estado, la dictadura del proletariado y la primera fase de la sociedad comunista, recurriendo para el efecto al pensamiento leninista, aunque sin circunscribirnos únicamente a la obra aludida.

      Pero, el valor teórico y práctico de la obra de marras no radica puramente en el hecho de que Lenin haya desenvuelto y enriquecido el pensamiento marxista sobre el Estado, sino, además, porque -fiel a la práctica revolucionaria y partidaria de Marx y Engels- defiende al marxismo de todos sus enemigos, tanto de los ideólogos burgueses y, especialmente, pequeñoburgueses, como de los pseudo socialistas -eseristas y mencheviques rusos-, de los socialdemócratas, de los falsificadores del marxismo -los casos de Kautsky y Berstein fueron paradigmáticos-, de los social-chauvinistas, los anarquistas y, entre otros más, de Plejánov, el exmarxista y exrevolucionario ruso.

      No obstante lo referido, acaso el otro mérito cardinal de esta obra de Lenin estriba en su papel de divulgador del pensamiento de Marx y Engels sobre el Estado,

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