Cannabis Medicinal. Ramón Horacio Galarza
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Los políticos del Frente Amplio, la coalición de partidos de izquierda que llevó a José Pepe Mujica a la presidencia, y que era mandatario cuando se aprobó esta ley, no hablaban de legalización sino de “regulación”. Fue un recurso semántico en la lucha discursiva para no asustar a la opinión pública con una “legalización”. O un “viva la Pepa”, como previno Mujica. Hoy se cree que la mitad de los usuarios de cannabis consumen cannabis legal.
La ley prevé tres maneras de acceder al producto: cada hogar puede cultivar hasta seis plantas hembra y estoquear 480 gramos de cannabis seco; otra posibilidad es asociarse a un club de hasta 45 miembros y hacer un cultivo conjunto (110 clubes abastecen a 2517 personas); y la tercera posibilidad es comprarla en farmacias. Esta forma de acceso empezó a funcionar en julio de 2017, tres años y medio después de aprobada la ley. La que llega a las farmacias es un cannabis libre de impuestos y de calidad controlada por el Ministerio de Salud Pública.
Argentina
Si analizamos la historia del cannabis en Argentina, la ley promovida por López Rega es de una desproporción alucinante. Durante los 70, el consumo de cannabis se limitaba al universo de ciertas elites intelectuales y las tribus del rock. Su cultivo era prácticamente un mito.
El pasaje de la dictadura a la democracia también tuvo su correlato en los fallos judiciales sobre drogas. En el fallo del 78 Ariel Colavini fue condenado por tenencia de dos porros. Según los jueces, castigarlo tenía como objetivo frenar la “difusión de la toxicomanía”, una “calamidad social comparable a las guerras que asola a la humanidad, o a las pestes que en tiempos pretéritos la diezmaban”. En 1986, la doctrina daba un vuelco prometedor: Gustavo Bazterrica fue absuelto por la tenencia de dos “porros” en un fallo donde la Corte Suprema de Justicia de la Nación declaraba que penar la tenencia de drogas para uso personal era una aberración jurídica, basándose en el principio de autonomía y privacidad del Artículo 19 de la Constitución.
La tenencia de flores, semillas y plantas de cannabis destinadas al uso recreativo está penada por la ley de drogas (23.737) con hasta 15 años de prisión. Para uso medicinal, Argentina permite su compra en farmacias y, con autorización y prescripción médica anotada en el Reprocann (Registro del programa del Cannabis), el autocultivo para sí mismo, una tercera persona o una organización civil autorizada por la Autoridad de Aplicación.
A partir de un fallo del Tribunal Supremo en 2009, se sentó jurisprudencia acerca de la despenalización para uso personal en pequeñas cantidades y para consumo en locales privados. Sin embargo, dicho fallo no se aplica en todos los casos dado que la ley permanece vigente, por lo que en la actualidad aún es posible enfrentar un proceso judicial por la tenencia de cannabis.
Dada la estructura federal del país, algunas provincias han promulgado sus propias normativas respecto al tema. Por ejemplo, el cannabis medicinal es legal en la provincia de Chubut desde el 23 de septiembre de 2016, y en Santa Fe desde el 30 de noviembre de 2016.
El 29 de marzo de 2017, se expide la ley Nº 27.350 de Investigación Médica y Científica de Uso Medicinal de la Planta de Cannabis y sus derivados. El Senado aprueba el uso medicinal del cannabis a nivel nacional de manera unánime, con un total de 58 votos a favor y ninguno en contra. La ley fue promulgada el 21 de septiembre de 2017. Esta ley fue fundamentalmente de investigación, y para su uso, consideró principalmente a pacientes con epilepsia refractaria, además de permitir únicamente la importación de los aceites medicinales y desconsiderando la posibilidad del autocultivo. Por tanto, dicha ley resultó en ser limitada, dejando a muchos pacientes con otras patologías fuera de su consideración y empujando a muchas personas al mercado ilegal o arriesgándose a un castigo penal por llevar a cabo prácticas todavía penadas por la ley de drogas.
Estas complicaciones tuvieron tratamiento el 12 de noviembre de 2020, cuando el presidente Alberto Fernández suscribió un decreto para aprobar una nueva reglamentación de la ley Nº 27.350. Dicha reglamentación autoriza el cultivo con fines medicinales y el acceso en farmacias de diversos productos a base de cannabis, además de extender el uso medicinal de esta planta a más patologías que la epilepsia refractaria. Es, por tanto, a partir de esta fecha cuando se considera que el cannabis con fines medicinales, terapéuticos y/o paliativos del dolor son legales en el país, aunque el paradigma prohibicionista y punitivo permanece vigente y el uso recreativo aún es penalizado, dejando abierto un capitulo a futuro no tan lejano.
El origen de la palabra marihuana
Al posible origen procediendo del náhuatl: “malli” que quiere decir hierba que se enrosca o hierba para tejer y “huana” que se asocia a “thauhani” y significa “borracho” y “alterado en cuerpo y mente”.
La lengua náhuatl provenía de la familia uto-azteca hablada por los pobladores de los actuales estados de Nevada, Colorado y Utah en Estados Unidos. Luego se fue extendiendo a las regiones montañosas y escarpadas del oeste y norte de Jalisco (México) y entre los siglos III y VII d.C. ocuparon una importante área de Mesoamérica, en ese momento en pleno auge urbano y ceremonial.
En su plenitud, el náhuatl fue la lengua franca de la comunicación por excelencia entre los pueblos sojuzgados, administrados y tributarios de México, Tenochtitlán; por lo que numerosos grupos abandonaron sus lenguas maternas para adoptar el náhuatl.
El nombre original de la marihuana es cáñamo y viene de cannabum, forma vulgar del nombre clásico que es cannabis, que viene del griego y a su vez del tracio.
El cultivo del cáñamo es muy anterior a la colonización de América, se remonta hacia el año 4000 a.C. en la Mesopotamia (hoy Irak, Irán y Kuwait). En esas épocas se afirmaba que el cáñamo en exceso hacía ver monstruos, pero si era usado por un tiempo prolongado podía lograr que quien lo consumiera se pudiera comunicar con los espíritus. En la antigua India se le dotaba al cannabis de propiedades como proporcionar a quien la consumía poder espiritual y cercanía con la verdad, además de que servía para rendir culto al dios Shiva.
Es Cristóbal Colón, quien nos trae los primeros productos derivados de esta planta: 20 toneladas entre velas, redes, cuerdas, etc. Más tarde, Hernán Cortés, conquistador de los aztecas, pide que traigan cáñamo a la Nueva España.
Y en 1530 Pedro Cuadrado de Alcalá trae las primeras semillas de cáñamo a la ciudad de México y la Segunda Real Audiencia autoriza la siembra del cáñamo para fines de la industria textil.
Las culturas prehispánicas -que conocían desde tiempos ancestrales muchas plantas, así como sus usos y propiedades tanto curativas, alucinógenas y adivinatorias-, seguramente adoptaron al cannabis como una más de sus plantas sagradas y fue en ese entonces cuando adoptó el nombre de marihuana.
Su uso se fue extendiendo con el correr del tiempo y ya en 1902, José Guadalupe Posadas (reconocido ilustrador de Mexico) crea el primer personaje de historieta en México, Don Chepito Mariguana, un personaje de condición humilde que siempre se metía en problemas.
CAPÍTULO 2
SANTA PLANTA, SU BOTANICA
Botánica de la planta de cannabis
La planta de cannabis (cannabis sativa sp.) es una planta dioica o unisexual, lo que significa que produce flores masculinas y femeninas en plantas diferentes, aunque también puede producir plantas que presenten