Jesús maestro interior 2. José Antonio Pagola Elorza
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– ¿Qué es lo que me atrae a encontrarme con Jesús?…
2. Segunda escena: el primer diálogo con Jesús
Leemos pausadamente el primer diálogo entre Jesús y los dos discípulos (vv. 38-39a). Lo saboreamos, lo grabamos en nuestro interior…
«¿Qué buscáis?»
– ¿Cómo respondo yo a esta pregunta de Jesús?…
– ¿Qué busco sobre todo en estos momentos?…
– ¿Qué espero de él?…
«Maestro, ¿dónde vives?»
– ¿Siento a Jesús como Maestro?… ¿Estoy dispuesto a dejarme enseñar por él?…
– ¿Me atrae aprender a vivir como él?…
– ¿Qué es lo que más necesito aprender de él?…
«Venid y lo veréis»
– ¿Cómo respondo yo a esta llamada de Jesús?…
– ¿Me siento llamado a buscarlo en mi interior como Maestro?…
3. Conclusión
Leemos la conclusión del relato tomando conciencia de su contenido (v. 39b).
– ¿Quiero «quedarme» con Jesús… y aprender a vivir como él?…
– ¿Me comprometo a practicar la lectura orante del Evangelio?…
ORAMOS
Hasta ahora hemos estado recibiendo de Jesús su luz y acogiendo sus llamadas. Ha llegado el momento de responderle y dialogar con él. Ofrezco algunas sugerencias para quienes deseen un punto de partida.
– Me llena de alegría saber que sigues pasando por mi vida… Nunca te lo agradeceré bastante…
– Quiero empezar un camino nuevo para seguirte con más fidelidad… Necesito más que nunca de tu ayuda… ¿Cómo me ves?…
– Me preguntas qué busco al acercarme a ti… Creo que nunca te había escuchado estas palabras… No sé si lo tengo claro… Dame tu luz…
– Cómo cambiaría todo si pudiera aprender a vivir como tú… ¿Qué puedes hacer por mí?…
– «Ven conmigo y lo verás». Cómo me animan tus palabras… Siento que son de verdad… Te escucho en silencio…
CONTEMPLAMOS
Vamos acallando nuestra mente para estar en silencio, solo atentos a la presencia de Dios en nosotros, descansando en el misterio de su amor insondable. Si nos distraemos, no perdamos la calma. Volveremos de nuevo, con paciencia, al silencio siempre que sea necesario. Para quienes lo deseen, sugiero unas breves palabras tomadas de los salmos para disponer el corazón al silencio contemplativo.
– Tú sí que eres bueno (Salmo 51,11).
– El Señor me rodea con su misericordia y su cariño (Salmo 102,4)
– Mi corazón se alegra y le canta agradecido (Salmo 27,7).
COMPROMISO
Es el momento de pasar de mi lectura orante del Evangelio al Evangelio traducido a mi vida. Hay diversas posibilidades.
– Concreto mi compromiso para toda la semana.
– Tomo una decisión para un tiempo definido.
– Concreto algún gesto para el día.
***
DESPIERTA, SEÑOR, NUESTROS CORAZONES 1
Despierta, Señor, nuestros corazones,
que se han dormido en cosas triviales
y ya no tienen fuerza para amar con pasión.
Despierta, Señor, nuestra ilusión,
que se ha apagado con pobres ilusiones
y ya no tiene razones para esperar.
Despierta, Señor, nuestra sed de ti,
porque bebemos agua de sabor amargo
que no sacia nuestros anhelos diarios.
Despierta, Señor, nuestro silencio vacío,
porque necesitamos palabras de vida para vivir
y solo escuchamos reclamos de la moda y el consumo.
(Florentino Ulibarri)
Canto: «Busca mi rostro»
Oigo en mi corazón: busca mi rostro.
Búscame en la noche, busca en el silencio.
Búscame en tu hermano, contigo estoy, contigo estoy.
¡Te buscaré, Señor! No me escondas tu rostro.
Tu rostro buscaré. (2)
Oigo en mi corazón: busca mi rostro.
AIN KAREM, CD Busca mi rostro 8
2
PEDID, BUSCAD, LLAMAD
Al iniciar la sesión. Cerramos los ojos… nos relajamos… respiramos con calma… Voy a escuchar a Jesús, mi Maestro interior… El Padre me va a hablar por medio de él… «Jesús, tú lo sabes todo. Tú sabes que te quiero».
Lucas 11,9-13
9 Yo os digo: pedid y recibiréis; buscad y encontraréis; llamad y se os abrirá.
10 Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra, y al que llama, se le abrirá. 11 ¿Qué padre hay entre vosotros que, cuando su hijo le pide pan, le da una piedra? ¿O si le pide un pez le va a dar una culebra? 12 ¿O si le pide un huevo le va a dar un escorpión?
13 Pues si vosotros, aun siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan!
En el texto anterior hemos escuchado la pregunta de Jesús: «¿Qué buscáis?». Ahora vamos a escuchar su invitación a pedir, buscar y llamar. Son tres actitudes que hemos de cuidar en nuestro recorrido. Si buscamos renovar interiormente nuestra fe, no podemos acercarnos a la lectura orante del Evangelio de cualquier manera, en actitud indiferente o distraída.