Experimentar la Divinidad en la vida cotidiana. Daniel Gabarró
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Prólogo
Cuando asistimos a una conferencia o leemos un libro, fácilmente percibimos si el mensaje que nos llega procede únicamente de una mente racional y lógica o bien es la expresión de una vivencia mucho más global.
La lectura del libro que ahora abrimos, rápidamente nos evidencia que es la plasmación de tres caminos vitales: los de los tres autores. Esos procesos no están exentos, con certeza, de dolor, dudas, conflictos internos, resistencias, aceptaciones profundas, de nuevas aperturas de consciencia... pero cuando todo ello, que es como la parte ardua de un alumbramiento, ya ha dado a luz a la nueva criatura, surge una urgencia de compartirlo con todos aquellos que hasta entonces uno percibía como 'los otros' y ahora percibe como 'mis hermanos en los cuales me reencuentro'. Es la diferencia radical entre movernos desde la consciencia puramente 'dual' –siempre separada y distante de todo lo que nos rodea– o la consciencia que ha despertado a la misteriosa 'no dualidad' que nos revela dimensiones, hasta ese momento insospechadas, de belleza, gozo, paz, conexión, sentido...
Cuando esa consciencia 'no dual' se despierta, necesita ser compartida, porque es una fuerza a la vez sutil y poderosa que, a manera de espiral, tiende a incluirlo todo en su espacio, que no es otro que el del Amor. Eso es lo que me parece percibir en los tres autores de este libro.
Toda obra de arte, sea en el ámbito de la música, la pintura, la escultura, la arquitectura, las artes escénicas, etc., y, como en el caso presente, también de la escritura, nos llega cargada de una 'frecuencia vibratoria' determinada que expresa el nivel de consciencia de su autor. La dimensión comunicativa del arte radica, a mi manera de ver, en el hecho de que suscita, en aquellos que la contemplan, la misma vibración interior que la que impulsó al autor a crearla.
Por eso tengo la certeza, amigo lector, que coincidirás conmigo en que, durante la lectura de las páginas siguientes, el corazón te vibrará con 'ecos' de verdad, de paz, de conexión y, en definitiva, de Amor, porque es de ahí que han surgido.
Tony de Mello decía cuando se refería a la lectura de la Biblia, que se había de leer cada página como si fuera una hoja que por una cara está escrita y por la otra está en blanco: es preciso saber leer las dos, porque el contenido de cada una de ellas enriquece y complementa el sentido de la otra.
Esa recomendación me parece muy aplicable al aproximarnos a todo lo que los tres autores nos plantean. La tradición monástica, tan amada por ellos, siempre ha propuesto, entre otros medios para crecer en el despertar a la Presencia, la lectura de los libros sagrados o inspirados con lo que tradicionalmente se llamaba la 'ruminatio', que, tomando como modelo a los rumiantes, consistía en hacer descender lo que leemos de la cabeza al corazón; es decir, de la mente al centro de la persona, y allí dejar que el mensaje se transforme en 'sabiduría' y no solo en contenido intelectual o mera erudición.
Y puestos ya a utilizar metáforas, percibo este libro como un 'saco de semillas' que tres buenos sembradores, Daniel, Mireya y Jòrdan, van sembrando en los corazones y las mentes de aquellos que, a manera de tierra acogedora, las reciben con apertura y disponibilidad. Cada semilla seguirá después su propio curso, a su modo y en su momento.
Cualidades que creo necesario remarcar de las 'semillas' del libro y que están en sintonía con las necesidades del momento histórico que nos toca vivir:
El lenguaje. En una época que muchos ya califican de 'transreligiosa', en la que se solapan marcos religiosos diversos, con una sociedad fuertemente secularizada, el lenguaje que se refiere a una sola confesión religiosa se queda ya muy corto, y por eso aquí se emplean términos que faciliten la comodidad interior del lector, sea cual sea el 'mapa' mental en que se expresen sus creencias. Por ello, tanto se utiliza el término Divinidad como Energía, Totalidad, Ser, Consciencia, Vida, etc., a la hora de referirse a Aquel o a Aquello que, en definitiva, está más allá de todo nombre que intente expresarlo.
Enfoque 'no dual'. Este creo que es uno de los signos de los tiempos más importantes, que marca el momento histórico que vivimos y que los autores reflejan en todo el libro. Es lo que Raimon Pánikkar, el teólogo indio-catalán, llamaba 'cosmoteandrismo', unificando en un solo término tres realidades profundamente interrelacionadas: la creación, la divinidad y la humanidad. La sabiduría del término radica en transmitirnos que no podemos aproximarnos a uno de estos ámbitos sin tener en consideración a los otros dos. Esa aproximación no puede hacerse únicamente desde la mente racional, sino desde una consciencia más total, que no solo 'piense', sino que 'viva' esas tres dimensiones de la realidad en su interconexión plena. Esto es lo que me parece percibir en todas las páginas que siguen.
Monaquismo interiorizado. Tomo esta esta expresión de Paul Evdokimov, el teólogo ortodoxo ruso-francés que, ya a mediados del siglo pasado, la utilizaba para referirse a la llamada que todos los humanos tenemos a una vida plena y unificada, integrada desde nuestro centro, como también el mismo Pánikkar apuntaba. Tal es así, que los dos sabios toman la opción monástica como referente de lo que, en definitiva, toda persona humana está llamada a vivir: la radicalidad en el abandono total a la propia Esencia, al propio Centro. En la misma línea se expresan los autores del libro, marcados muy probablemente por las propias biografías personales, cuando nos recuerdan, a partir de la etimología del término 'monje' (aquel que realiza la Unidad) como esto puede ser vivido desde cualquier forma de vida concreta y no exclusiva de los grupos humanos que la institucionalizan en estructuras que no necesariamente ni siempre son medios de liberación y de crecimiento personal.
En esa línea, se nos da una traducción de los tres 'consejos evangélicos' tradicionales del cristianismo: pobreza, obediencia y castidad, convertidos ahora en sencillez, escucha pacífica y dócil, y amor, dándoles un sentido que pueda ser inspirador para cualquier lector.
Los dos grandes interrogantes de la condición humana: la muerte y el mal. Con brevedad, pero con profundidad, los autores no evitan estas dos realidades que constituyen dos reactivos e interpelaciones permanentes que no nos permiten quedarnos continuamente instalados en vidas superficiales, y dan a esas realidades perspectivas llenas de positividad y sentido, aunque conscientes de que estos interrogantes solo encuentran respuesta en un corazón que percibe la 'no dualidad' en la que toda nuestra existencia está inmersa; por lo tanto, presentan sus respuestas a manera de propuestas que el lector habrá de explorar por sí mismo.
Agradezco por ello, al viejo amigo Daniel y a los, ya desde ahora, también amigos, Mireya y Jòrdan, que hayan querido compartir en las páginas que siguen el resultado, en forma de sabiduría, de sus propios periplos vitales. Que sean para unos y otros, autores y lectores, motivo de crecimiento en este camino de despertar a la Realidad en que nos encontramos todos inmersos.
Esteve Humet
Esteve Humet (Terrassa, 1947) es psicólogo clínico de orientación humanista y transpersonal. Bebiendo de dos fuentes de inspiración, el cristianismo y el hinduismo, su vida ha discurrido por una doble vertiente: la soledad, que le permite profundizar en el 'silencio', y la acogida, bien terapéutica o bien conectada con la espiritualidad.
Es autor de Camino hacia el Silencio, (Ed. Herder) ; y El Ermitaño, (Ed. Singlantana).