DeMente 2: Dos cabezas piensan más que una. Alberto Montt

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DeMente 2: Dos cabezas piensan más que una - Alberto Montt

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y recuperación de información espacial en el cerebro, a las demandas cognitivas del forrajeo extractivo de frutos y semillas, y a una mejor calidad de la energía que es necesaria para el crecimiento del cerebro fetal. En conjunto, parece ser que el frugivorismo no solo proporciona una mayor presión selectiva sobre el procesamiento cognitivo, sino que también compensa los costos de un cerebro demandante desde el punto de vista metabólico, al facilitar una menor asignación de energía para realizar la digestión (muy alta en el consumo de hojas). Esta idea puede extrapolarse a especies que no son primates pero que poseen una capacidad cognitiva desarrollada, como cetáceos, otros mamíferos carnívoros y aves.

      Entonces, nuestra inteligencia también se tendría que deber en gran parte a nuestras estructuras sociales. Bueno, según este estudio, no tanto… Se ha descubierto que comportamientos sociales complejos, como por ejemplo las coaliciones o la reciprocidad, que se suponía que eran únicos para los primates, están presentes en otras familias de especies que no poseen cerebros grandes, como las hienas manchadas. Por lo tanto, la premisa que afirma que la complejidad social requiere una complejidad cognitiva, no necesariamente es cierta. De este modo, los desafíos de la vida social podrían no requerir soluciones cognitivas elaboradas, sino que podrían resolverse usando reglas evolutivas bastante simplificadas.

      Diversos estudios observacionales y de simulación han sugerido que simples reglas de asociación pueden explicar patrones complejos de comportamiento. Ahora, la idea de que grupos más grandes de individuos requieren de una mayor capacidad cognitiva puede ser fácilmente malinterpretada, ya que los individuos dentro de un grupo no necesariamente tendrán la obligación ni el deseo de relacionarse con todo el resto de los individuos que lo conforman (solo es cosa de ver a nuestra propia especie).

      Todos estos antecedentes relevan la importancia de la alimentación en el desarrollo de la inteligencia, lo que deja abiertas una serie de preguntas no menores: ¿Cómo te afecta a ti lo que comes?, ¿qué alimentos debes consumir y en qué cantidad?, ¿cuál es el impacto de la alimentación en el desarrollo intelectual de las futuras generaciones? La respuesta está a un bocado de distancia.

      GLOSARIO:

      Neocorteza cerebral: el neocórtex o neocorteza es la estructura del cerebro de mamíferos que se ha desarrollado más recientemente en la evolución. En humanos, se le atribuyen capacidades que son únicas entre las especies como la abstracción, el lenguaje y el razonamiento.

      Las neuronas de la sedDaniela De Giorgis

      ¿Por qué si tomamos un vaso de agua sentimos al instante que se “apaga” la sed… si en la práctica se necesitan varios minutos para que esa agua hidrate nuestro cuerpo?, ¿por qué preferimos una cerveza bien helada en lugar de una a temperatura ambiente?, ¿por qué muchos enfermos sienten calmada su sed solo con mojarse la boca?, ¿cómo funciona el mecanismo que nos impulsa a beber?

      ¿Te ha pasado que después de comer una gran porción de papas fritas sientes la necesidad imperiosa de tomar agua? Todas estas sensaciones ocurren porque tras la alta ingesta de sodio y otras sales, o luego de una pérdida de líquidos por parte del organismo, hay un desbalance en nuestra homeostasis corporal, vale decir, una pérdida del equilibrio en la relación entre el agua y las sales en nuestro organismo. Este desbalance nos genera una necesidad evidente de ingerir agua. Pero ¿cómo sabemos que algo anda mal en nuestro organismo si no tenemos un mecanismo que nos permita mantener constante la adecuada concentración de sales, agua y otros componentes, dentro y fuera de manera constante (equilibrio osmótico)?

      Al parecer, la respuesta podría estar en nuestro cerebro. Trabajando con ratones, investigadores de la Universidad de California, Estados Unidos, descubrieron en 2016 un grupo de neuronas que son las encargadas de manifestar esta necesidad de ingerir agua que también podrían estar presentes en nuestros cerebros.

      Las “neuronas de la sed” conforman una estructura neuronal conocida como el órgano subfornical, el que tiene la capacidad de activarse cuando se hace necesaria la ingesta de agua, operando como un “sensor osmótico”, que sorprendentemente se anticipa a la sed antes de que aparezca.

      Para poder estudiar el comportamiento de las neuronas del órgano subfornical, los investigadores utilizaron una herramienta conocida como optogenética. Gracias a esta técnica pudieron observar y medir, “en vivo y en directo”, la actividad de las neuronas modificadas genéticamente de un ratón. Cuando dichas neuronas estudiadas tienen algún tipo de actividad, emiten una fluorescencia que es detectada por una fibra óptica instalada sobre el órgano subfornical del ratón.

      Con el fin de determinar cuán rápido los ratones experimentaron la sensación de saciedad (inhibición de la actividad neuronal), les restringieron el acceso al agua durante un periodo de tiempo. ¿Qué ocurrió? Se observó un incremento del registro eléctrico de este grupo de neuronas, situación que cambió cuando se les permitió beber agua, ya que la señal bajó con rapidez, llegando a la inactividad total.

      A los investigadores también les interesaba conocer si la temperatura del agua tenía algún impacto en las neuronas de la sed. Comprobaron que existe una notable disminución en la actividad del órgano subfornical cuando el agua estaba más fría, lo que explicaría por qué preferimos una cerveza helada en lugar de una a temperatura ambiente. En esta misma línea, el equipo de científicos probó los efectos de sustancias líquidas de características alcohólicas (Isoproterenol y Manitol) sobre las neuronas de la sed, observándose el efecto opuesto: deshidratación y un incremento importante de su actividad. Es decir, se generaba una mayor sensación de sed.

      Por último, quisieron determinar el efecto de la comida en las neuronas en estudio, ¿era cierto que la comida estimula la ingesta de agua? Para comprobar su supuesto, dejaron a los ratones durante toda una noche sin comida, hasta la mañana siguiente, cuando fueron alimentados, pero sin agua. Las neuronas de la sed tuvieron una actividad creciente y sostenida en el tiempo. Luego de 15 minutos, se les permitió el acceso al agua, lo cual volvió a inhibir la actividad neural rápidamente. Este experimento permite establecer un mecanismo que explica por qué cada vez que comemos, ingerimos alguna bebida.

      Resulta muy interesante descubrir que existen neuronas tan especializadas que pueden generar esta alarma de manera autónoma y con un sistema de retroalimentación dinámico respondiendo incluso antes de que la homeostasis sea afectada. El hallazgo de estas neuronas nos permite saber y entender cómo es que se regula nuestra fisiología.

      Sin embargo, no deja de ser interesante preguntarse ¿cómo funcionan dichas neuronas en las personas que están obsesionadas con beber agua?

      GLOSARIO

      Homeostasis corporal: conjunto de fenómenos de autorregulación que conducen al mantenimiento de una relativa constancia en la composición y las propiedades del medio interno de un organismo.

      Equilibrio osmótico: es la relación que hay entre los líquidos que hay dentro de la célula (intracelular) y su medio externo (extracelular).

      Neurodebate al rojo: ¿Nacen nuevas neuronas en el cerebro adulto?Scarlett Delgado y Tania Dib

      Muchas personas recuerdan que durante su infancia los mayores solían advertirles que se cuidaran de los golpes en la cabeza porque “las neuronas que se pierden no se recuperan”. Frases de ese tipo pasaron a engrosar la lista de los mitos que la ciencia está demostrando ser falsos.

      Diversas investigaciones han revelado que en el cerebro sí se crean nuevas neuronas a través de un proceso que se llama “neurogénesis”. Este se realiza a partir de

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