17+85 españoles geniales. José María Moya

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17+85 españoles geniales - José María Moya 1785 motivos

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ingleses. Y ahí nació mi leyenda.

      El corsario Francis Drake, al mando de una gran flota, asaltó La Coruña en mayo de 1589. Mi ciudad no estaba preparada para repeler un ataque de esa magnitud, pero sus habitantes no íbamos a entregarnos. Hombres, mujeres, niños… nos organizamos. Cada uno, con lo que pudo, resistimos en las murallas. Allí murió mi marido a mi lado. Entonces, armada con mi rabia y lo que pude encontrar, me lancé contra el abanderado inglés. Logré derribarlo y, tomando su bandera, al grito de “¡Quien tenga honra, que me siga!”, dirigí a mis vecinos hacia la victoria y juntos expulsamos al invasor.

      Me hice famosa, pero eso no me puso la vida nada fácil. A algunos no les gustaba que una mujer sencilla tuviera tanto reconocimiento entre el pueblo. Me encarcelaron acusada de asesinato y mis enemigos consiguieron que me desterraran de la ciudad. Yo no me amilané y me fui a la Corte, a hablar con el mismísimo rey. Le expuse mis méritos y conseguí que me permitiera volver a La Coruña, con un permiso para vender mulas a Portugal y un sueldo para toda la vida en reconocimiento a mi lucha contra los ingleses.

      Nunca me di por vencida. Ni en la guerra ni en la vida. Con mi fuerza de voluntad y mi valor conseguí salir adelante por mis propios méritos demostrando que luchando por lo que es justo con tesón, esfuerzo y convicción la persona más humilde puede convertirse en héroe.

      María Pita está considerada una heroína en las tierras gallegas y en La Coruña hay una plaza con su nombre y una estatua que conmemora su valiente comportamiento en la batalla.

María Pita

      «Quien tenga honra, que me siga»

      Juan Sebastián Elcano

      1476–1526

      LA MAYOR TRAVESÍA DE LA HISTORIA

      Me llamo Juan Sebastián y soy marino. Nací en Guetaria y, desde muy joven, me enrolé en todos los barcos que quisieran contratarme, ya fueran pesqueros o buques enormes.

      A principios del siglo xvi conocí a Fernando de Magallanes, que era un marinero y explorador portugués. Él quería encontrar una ruta nueva para llegar a las islas Molucas, en Indonesia. De allí venían las mejores especias del mundo y muchos exploradores buscaban la forma más rápida y más segura de llegar, aunque siempre lo hacían bordeando África. Magallanes pensó que podría ir en dirección contraria, cruzando el Atlántico y luego el Pacífico. Me gustó su idea y me enrolé en la expedición. En Portugal no le habían apoyado, así que vino a España a pedir ayuda al rey Carlos I.

      Fue un viaje muy duro. Magallanes murió antes de que llegásemos a las islas Molucas y yo me quedé al frente de la expedición. Habíamos cumplido nuestro objetivo, pero teníamos que volver a casa. Decidí hacerlo por la ruta que otros marineros habían usado antes, bordeando África, y así demostré, junto a los que quedábamos en la expedición, que la Tierra era redonda. ¡Habíamos completado la primera vuelta al mundo! Hoy dicen que fue una de las mayores gestas de la historia de la humanidad.

      También nos dimos cuenta de que la Tierra era mucho mayor de lo que habíamos pensado, así que tardamos algo más de tres años en completar el viaje. Partimos de España con cinco barcos y 239 hombres; volvimos solo dieciocho, todos a bordo de la nave Victoria. Nos dolió perder a tantos compañeros, pero nos sentimos orgullosos de ser los primeros exploradores en dar la vuelta al mundo.

      Juan Sebastián Elcano fue el navegante español que completó la primera vuelta al mundo, hace 500 años. La ruta descubierta por la expedición Magallanes-Elcano cambió las relaciones comerciales de Europa con el resto del mundo y este hito es considerado como el inicio de la globalización.

Juan Sebastián Elcano

      «Hemos descubierto toda la redondeza del mundo»

      Clara Campoamor

      1888–1972

      LA DEFENSORA DE LAS MUJERES

      Me llamo Clara y soy feminista, política, abogada, escritora... Es difícil elegir una sola actividad que me defina. Nací en Madrid, cuando no había metro ni autobuses, solo unos tranvías tirados por mulas.

      Me hubiera gustado estudiar, pero murió mi padre y tuve que trabajar para ayudar a mi madre, así que no entré en la universidad hasta que cumplí treinta y tres años. Terminé la carrera de Derecho y trabajé de abogada, aunque a algunos les sorprendiera mucho. Había estudiado para defender la justicia y, sobre todo, a quienes no podían defenderse.

      En aquella época, las mujeres no podían votar. La ley decía que no éramos responsables, que no teníamos los mismos derechos que los hombres. Pero cuando en 1931 se aprobó una ley por la que sí podíamos presentarnos a las elecciones para el Congreso, di un paso al frente. Solo tres mujeres conseguimos que nos eligieran.

      Luché por la igualdad de derechos y, aunque me costó muchas discusiones hasta con mis compañeros de partido, conseguí que se aprobara el sufragio universal, es decir, que hombres y mujeres pudieran votar en igualdad de condiciones.

      Cuando, unos años después, estalló la Guerra Civil, tuve que marcharme a Argentina y luego a Suiza, porque mis ideas no eran aceptadas por la dictadura que gobernaba España y ya nunca pude volver. Pero sé que hoy las mujeres pueden votar gracias a que yo, a que otras mujeres conmigo, dimos aquel paso. Y que todo valió la pena.

      Gracias a Clara Campoamor, el 19 de noviembre de 1933, las mujeres votaron en unas elecciones generales por primera vez en la historia de España.

María Pita

      «La libertad se aprende ejerciéndola»

      Rafa Nadal

      1986

      TENISTA DE LEYENDA

      Me llamo Rafael Nadal Parera, soy tenista y todos me conocen como Rafa Nadal. Nací en Manacor (Mallorca), rodeado de mar y de deporte. Crecí con un balón de fútbol en los pies. A los cuatro años mi tío me dio una raqueta y pronto me decidí por el tenis. Fui campeón de España con once y doce años, llegué a profesional a los dieciséis y a los dieciocho gané mi primer gran título, la Copa Davis.

      Seguí entrenándome y esforzándome, y en 2005 gané mi primer Grand Slam: Roland Garros, un torneo que ya he ganado doce veces, algo que ningún otro tenista ha conseguido hasta ahora. En 2008, en Pekín, conseguí la primera medalla de oro olímpica en tenis individual para España, y fui número uno del mundo por primera vez. Además, me dieron el premio Príncipe de Asturias.

      He llegado a lo más alto, he disfrutado del éxito y he saboreado el fracaso y las lesiones. Soy feliz con lo que hago, pero también sé que no he inventado nada, solo he jugado bien al tenis. Me gusta sentir el cariño, que me admiren por lo que he hecho bien dentro y fuera de la pista. Yo admiro a la gente feliz y positiva que ayuda a los demás. Soy afortunado y quiero ofrecer a otros la oportunidad de conseguir también sus sueños. En 2008 creé la Fundación Rafa Nadal para ayudar a través del deporte y la educación a niños y jóvenes en riesgo de exclusión social. En 2010 abrí en Anantapur, India, una escuela de tenis con el mismo fin y en 2016 inauguré en Mallorca un instituto de alto rendimiento para jóvenes tenistas.

      Como deportista siempre quiero ganar, pero cuando uno se esfuerza y lucha no está obligado a más. Lo más importante

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