La mentira del Covid. Hermann von Bering
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Terapia con plasma
Vitamina D
CDS
Estudios y ensayos a gran escala
El impacto social de las medidas anti-Corona
Control psicológico
Fase 1: Miedo y terror
Fase 2: El palo y la zanahoria
La división de la sociedad
El regreso de la denuncia
El síndrome de Estocolmo
La estrategia del miedo
Los mayores y los jóvenes
Los desesperados
La destrucción de la cultura
La Religion Corona
El componente jurídico
La situación legal en el segundo confinamiento: Un "golpe de estado"
El fin de los derechos fundamentales
Críticas de los expertos
El papel de los medios de comunicación
La censura en Internet y los "fact checkers"
¿Quién está detrás de la crisis?
Redes
Bill Gates, su fundación, sus conexiones y sus proyectos
Tedros Adhanom Ghebreyesus
Christian Drosten
Neil Ferguson y el Imperial College
Jens Spahn, el Ministro de Sanidad alemán
George Soros
El Foro Económico Mundial
¿Cómo se produjo la crisis y con qué fin?
Preparativos
"Evento 201" – el ensayo general de Corona
La vuelta de la poítica en marzo de 2020
Zanahoria y palo
"The Great Reset" – La pacificación forzada por el Nuevo Orden Mundial
Las crisis planificadas como aceleradores del fuego
ID 2020 - la identidad digital
¿Se implanta un chip durante la vacunación?
El pasaporte sanitario digital
¿Qué ocurre con nuestros datos genéticos?
Dinero digital
Guerra psicológica
¿Como seguimos adelante?
Informar, debatir, educar
La confrontación pacífica
Cohesión y unidad
El apoyo de parte del poder judicial
Perspectiva
Epílogo
Lo esencial una vez más en puntos clave
Breve actualización de la vacuna Covid19
¡J'accuse!
"¡J'accuse!" - "¡Yo acuso!" era el comienzo de una carta abierta escrita por el escritor francés Émile Zola al Presidente de la República Francesa en 1898. Se trataba del llamado "Caso Dreyfus", un escándalo de espionaje político de enormes proporciones. La acusación de Zola fue objeto de un intenso debate que acabó por destapar el escándalo, condenar a los culpables y reformar la Constitución en aras de los derechos humanos.
¿Por qué empiezo mi libro con esta vieja historia? Porque hoy, una vez más, ha llegado el momento de posicionarse abiertamente sobre una tragedia que está provocando grandes sufrimientos a la humanidad en todo el planeta y que urge aclarar antes de que el mundo se vea abocado a una dictadura con el pretexto de una pandemia que en realidad nunca existió. Sé que se trata de acusaciones serias que deben ser demostradas. Por lo tanto, las pruebas deben ser tan minuciosas y concluyentes como lo serían en un tribunal. El jurado son ustedes, mis lectores. Ustedes decidirán, después de que yo haya presentado mi caso, si los cargos son válidos.
Denuncio que se está arruinando el sustento de muchas personas sin que haya habido un debate público y democrático sobre los pros y los contras de un confinamiento. Hubiera habido tiempo para ello y debería haberse tomado en vista de las drásticas consecuencias.
Acuso de que los métodos de detección de la infección por Covid19 son inciertos y están sujetos a errores. Las pruebas PCR son manipuladas.
Denuncio que nunca se ha demostrado de forma concluyente que el SARS-CoV2 cause todos los casos de enfermedad que se le atribuyen.
Denuncio que las estadísticas sobre infecciones y muertes están deliberadamente manipuladas al alza para dar la impresión de una peligrosa pandemia.
Denuncio que los críticos, incluidos científicos, médicos y abogados, son ignorados, vilipendiados y amordazados hasta el punto de perder sus medios de vida.
Acuso que los derechos y libertades fundamentales constitucionales están permanentemente restringidos. Los decretos especiales no están legitimados democráticamente.
Acuso que el miedo de la gente a la enfermedad se ha agudizado hasta llegar a una psicosis de miedo colectivo por los meses de sugestión mediática para sofocar cualquier resistencia a las medidas coercitivas.
La psicosis de masas se ha extendido tanto – especialmente a través de los medios de comunicación – que los críticos se ven ahora obligados a refutar la construcción del Corona con hechos. En realidad, los gobiernos tienen la carga de demostrar que la base científica de sus acciones es sólida. Pero en lugar de hechos, sólo hay afirmaciones, pero se repiten cientos de veces. Sin embargo, las supuestas "pruebas" de que el virus Corona es peligroso son fácilmente refutables con un poco de experiencia y una buena investigación. Eso es exactamente lo que haré en este libro. También abordaré las preguntas que siguen surgiendo:
• ¿De dónde procede el número de personas supuestamente infectadas?
• ¿De qué murieró realmente la gente?
• ¿Y qué hay de las imágenes de terror como los ataúdes en Italia?