Luis Tejada y la lucha por una nueva cultura (1898-1924). Gilberto Loaiza Cano
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Ahora bien, ¿cómo transformamos la materia bruta de la investigación en este ensayo biográfico? Basándose en André Maurois, otro biógrafo colombiano dijo que “la biografía es un estudio demarcado por dos acontecimientos: el nacimiento y la muerte”.20 Esas son las fronteras temporales del relato y a ese orden nos ceñimos con relativo esmero. En el primer capítulo nos pareció importante fijar los rasgos de la tradición cultural que heredó Tejada a través de su familia y con la cual entró en conflicto. En el último quisimos aventurarnos en la pregunta condicional que Max Weber propone para el pasado y que nosotros tradujimos así: ¿qué habría sido de Luis Tejada si...? Para una vida que se truncó como un proyecto mutilado, la pregunta sobre un destino potencial no nos pareció absurda si las respuestas estaban fundadas en una “posibilidad objetiva”. El itinerario de Tejada, con tantos rastros dispersos, exigió que cada capítulo fuera un escenario con su propio acumulado de interrogantes. También nos propusimos escribir con claridad, sin caer en los hermetismos técnicos de la academia universitaria. Las citas y notas de pie de página eran todas indispensables y ojalá acompañen y no mortifiquen la lectura.
El examen de nuestra intención corresponde ahora a los lectores.
Bogotá, 1994
1 Gilbert K. Chesterton, La vie de Cobbet, Gallimard, París, 1929, p. 10.
2 Edward P. Thompson, La formación histórica de la clase obrera en Inglaterra, vol. 2, Crítica, Barcelona, 1989, p. 354.
3 Robert Skidelsky, John Maynard Keynes, vol. 1, Alianza, Madrid, 1986, p. 18.
4 José Luis Romero, “La biografía como tipo historiográfico”, en su libro Sobre la biografía y la historia, Sudamericana, Buenos Aires, 1945, p. 27.
5 Jean-Paul Sartre, en el prefacio de L’idiot de la famille, decía: “Un hombre no es jamás un individuo, prefiero llamarlo un universal singular: totalizado y, en consecuencia, universalizado por su época, él la retotaliza reproduciéndola como singularidad”. Gallimard, París, 1971, p. 7.
6 Alberto Miramón, Dos vidas no ejemplares. En aquella sobre Pedro Fermín de Vargas, anunció: “A nadie como a este hombre le fue dado vivir en la penumbra y fenecer en la sombra”. Academia Colombiana de Historia, Bogotá, 1962, pp. 9, 12.
7 Véanse por ejemplo: Arnaud Teyssier y otros, “Problémes de méthode de la biographie”, Actes de Colloque, La Sorbonne, 1985; y Lewis Langness, Lives: an Anthropological Approach to Biography, Chandler and Sharp Publishers, Novato-California, 1981.
8 Robert Skidelsky, op. cit., p. 18.
9 Peter Gay, citado por Hayden White en El contenido de la forma, Paidós, Barcelona, 1992, p. 21. La cita proviene de Peter Gay, Style in History, Basic Books, Nueva York, 1974, p. 189.
10 Véase José Carlos Mariátegui, en la introducción de su libro La Escena contemporánea, Minerva, Lima, 1925.
11 Hilda Soledad Pachón Farías, Los intelectuales colombianos en los años 20. El caso de José Eustasio Rivera, Colcultura, Bogotá, 1993.
12 Darío Ruiz Gómez, “Luis Tejada contra el despotismo ilustrado”, en De la razón a la soledad, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 1975, p. 71.
13 Juan Gustavo Cobo Borda, en prólogo a Gotas de tinta, compilación a cargo de Hernando Mejía Arias, Colcultura, Bogotá, 1977, p. 18.
14 Mesa de redacción; compilación, prólogo y cronología a cargo de Miguel Escobar Calle, Universidad de Antioquia, Biblioteca Pública Piloto, Medellín, 1989.
15 Víctor Bustamante, Luis Tejada, una crónica para el cronista, Editorial Babel, Medellín, 1994.
16 Mijail Bajtin, Estética de la creación verbal, Siglo XXI, 1985, p. 298.
17 Así lo afirma uno de sus críticos: Antonio García, Gaitán y el problema de la revolución colombiana, CEDIS, Bogotá, 1974, p. 29.
18 Para Daniel Pécaut, el escenario político-ideológico de la década del veinte seguía petrificado, sin “ningún precepto” que amenazara la “función de fundamento del orden social” que desempeñaba la doctrina católica. Orden y violencia, 1930-1954, vol. 1, Siglo XXI, Bogotá, 1987, p. 85.
19 Antonio Gramsci, Cultura y literatura, Península, Barcelona, 1968, pp. 260-263. Véase también Cuadernos de la cárcel, tomo ii, cuaderno 4, Ediciones Era, México, pp. 260-263.
20 Fernando Galvis Salazar, “De la biografía en general y sus relaciones con la novela y con la historia”, Boletín de Historia y Antiguedades, n.o 672-674, diciembre de 1970, p. 616.
Prólogo a la segunda edición
Esta segunda edición de mi biografía sobre Luis Tejada aparece luego de veinticinco años de la primera, publicada en ese entonces por dos instituciones ya extintas, Colcultura y Tercer Mundo. En este lapso pueden haber sucedido pocas o muchas cosas, en Colombia, en torno a la investigación histórica, a la escritura biográfica y, en particular, en torno al estudio de la vida y la obra del cronista antioqueño. El remozamiento de la investigación histórica en Colombia parece hecho incuestionable; sin haber logrado aún el nivel de profesionalización deseado, la formación de historiadores e historiadoras se ha multiplicado en las universidades colombianas y eso ha permitido una eclosión muy difusa de temas y métodos. La escritura biográfica y, sobre todo, la escritura de la biografía histórica no parecen haber gozado de esa misma expansión. Escribir biografías basadas en una documentación rigurosa y en el estudio de los determinantes y las relaciones de cada época sigue siendo un hecho exótico y un desafío al hostil diagrama de la investigación en nuestras universidades: aunque, admitamos, algunas bellas anomalías interrumpen el pobre paisaje.1 Han aparecido, es cierto, en el panorama colombiano, muy buenas biografías; pienso, por ejemplo, en el libro de Gerald Martin sobre García Márquez, en las biografías un tanto traviesas de Fernando Vallejo y en las del experimentado Walter Joe Broderick. Sin embargo, la biografía no es un ejercicio científico consolidado precisamente porque se trata de un esfuerzo que sobrepasa las muy limitadas condiciones para la investigación que ofrecen las universidades colombianas. Quizá la otra parte de la respuesta a esta