Manuales de urbanidad. Diego Nicolás Pardo Motta
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El estudio de la urbanidad a partir del biopoder no solo constituye una apuesta metodológica y de distribución de los capítulos de este libro, sino también da lugar al logro de resultados importantes dentro de la investigación. De ese modo, es posible ver cómo la urbanidad sirvió como elemento para la conformación del Estado colombiano. Eso sí, un Estado, primero, en vías de conformación y, segundo, en vías de modernización, distante en sus componentes constitutivos al viejo modelo vertical de poder político del que se separa Foucault; pero que todavía no llegaba a alcanzar los complejos procesos del dispositivo de seguridad, según se reitera. En todo caso, que el Estado sea el nuevo Estado independiente y no el viejo Virreinato o la vieja Colonia permite adentrarse en una complicada dinámica de relaciones dentro de las cuales el papel de la urbanidad es importante. Tal rol de la urbanidad fue central en la construcción de la ciudadanía, lo que pudo ser avizorado a partir del componente de raza traído por Foucault en sus análisis.
Dentro del presente estudio es posible ver cómo el Estado y el derecho se hacen instrumentos y elementos del complejo juego de relaciones que dio lugar a la emergencia y circulación de los enunciados de la urbanidad en la Colombia del periodo seleccionado. En tal orden de ideas, es posible ver cómo ese Estado, si bien fue tan relevante para la puesta en práctica de la urbanidad, no fue la fuente como tal de dichos procesos. Así las cosas, aunque es cierto que el Estado y la gubernamentalidad están presentes en el campo de enunciación creado por los manuales, también lo es que la importancia de dicho material educativo se deriva de la genealogía de los procesos de subjetivación y de la manera como se comportó la historia de las instituciones locales durante la segunda mitad del siglo xix. A ello se une, inescindiblemente, afirmar con toda fuerza que el proceso de formación del Estado colombiano durante la época en comento también conlleva procesos de subjetivación y no solo proyectos de diseño político-institucional: el Estado hace parte de la historia de quienes somos.
El análisis general de algunos de los conceptos acuñados por Foucault resulta en el referente directo para escudriñar el archivo hasta el punto de encontrar allí los rasgos más importantes de la disciplina. La lectura minuciosa de los manuales de urbanidad, el análisis riguroso del material que da cuenta de la existencia de prácticas asociadas a la urbanidad en el tejido social y la aplicación de Foucault al estudio de estos elementos fue lo que permitió llevar a cabo el ejercicio. La retícula disciplinar es expuesta con minuciosidad de cara al archivo. Esto implica el estudio genealógico del tipo de sujeto que se propone producir la urbanidad en general y de los modelos específicos de sujeto que esta construye. Todo ello envuelve la apuesta argumentativa de ver la disciplina como el rasgo preponderante en la urbanidad: la urbanidad es una tecnología en la que sobresalen los elementos disciplinarios, tanto en lo micro, como en lo macro. Por supuesto, sin negar la existencia de otros elementos que escapan a la disciplina, los cuales están involucrados allí mismo.
Aquellos elementos que en la urbanidad escapan a la mera disciplina pueden verse a partir del cuidado de sí. Por supuesto, el trabajo le apuesta a afirmar que la urbanidad no es una tecnología del cuidado de sí. El manual de urbanidad no es el relato de, por ejemplo, aquel que cuida de sí y cuenta las vicisitudes de una experiencia que ya está en sí mismo. El manual es un conjunto de prescripciones que van a ser objeto de práctica después de su lectura. Aun así, vale la pena aclarar que tampoco se asevera que la urbanidad sea tajantemente una tecnología disciplinaria. Lo que se define, en orden de la discusión, es que la urbanidad es una tecnología modelizante. Así, el uso del concepto de modelización permite aproximarse a los rasgos de cuidado de sí que hay en la urbanidad. Entonces, como se acaba de ver, a la tecnología de la urbanidad le corresponden ciertos atributos del cuidado de sí, aunque lo que prepondere en ella sean las características disciplinarias. Tales rasgos son analizados a partir de la distinción entre código moral y cuidado de sí. Igualmente, es posible ver estos rasgos a partir de la diferenciación entre tecnología de poder y tecnología del yo. De este señalamiento lo decisivo para la investigación está en los cruces que hay entre tecnologías basadas en una moral de código y tecnologías de cuidado de sí. Si no fuera por la existencia de estos cruces, no sería posible pensar la urbanidad como tecnología modelizante. En ese sentido, puede verse cómo, de cierto modo, la urbanidad puede ser, en algunos momentos de su puesta en práctica, un arte de la existencia cuyos enunciados requieren un ejercicio de interiorización. Allí hay unos puntos de cruce entre los palpables rasgos disciplinarios de la urbanidad y sus tenues rasgos de cuidado de sí. En ese orden de ideas, la apuesta argumentativa está en poner de presente esta posibilidad, pero sin renunciar a ver la urbanidad como una tecnología más que todo cercana a la disciplina.
A pesar de los logros mostrados anteriormente, la misma complejidad de la tecnología de la urbanidad no permite que en un solo trabajo se concrete y se solucione todo. Ello da lugar a pensar en los vacíos, dificultades y pendientes que, honestamente, también resultan ser características del estudio. Aquí, dos ejemplos.
Hay muchos datos con los que no se cuenta, a pesar de que se logró recaudar un buen material de archivo. Desafortunadamente, buena parte del material útil para la investigación no está ordenado en las bibliotecas y, además, puede que mucha información importante esté dispersa en distintas fuentes provenientes del siglo xix. Esta realidad hace difícil abarcar con mayor profundidad asuntos como la difusión de la urbanidad en el campo, en las haciendas y en territorios indígenas, de negros, etc. A pesar de eso, este estudio se preocupa por estos temas con las herramientas con las que cuenta y por eso habla de las inefectividades y también de las resistencias, que no son prácticas de libertad, sino tenues prácticas de liberación.
Queda abierta la puerta a pensar en un conjunto de reflexiones más acabadas acerca del presente de nosotros mismos. Los límites de esta indagación, los cuales se acotan en atención a la necesidad de afrontar el latente riesgo de que el trabajo progresara ad infinitum, implican una apuesta a pensar en el presente del archivo como tal. Esto se hizo en consonancia con los trabajos del mismo Foucault, quien no traslada, directa y necesariamente, sus análisis a una reflexión sobre su propio presente; pero deja elementos de juicio para una ontología de nosotros mismos. A pesar de eso, la investigación sí asume una justificación que hunde sus raíces en este presente, ya que las inquietudes que dieron lugar a este libro surgen es de la actualidad, asunto que fue puesto sobre la mesa de debate inmediatamente al comienzo de esta presentación y que es retomado en el primer capítulo y en las conclusiones.
Tras la investigación, se abre la posibilidad de emprender nuevos análisis de carácter filosófico sobre estos asuntos que antes fueron abordados, más bien, desde otras áreas del conocimiento. En ese sentido, la investigación logra una aplicación y una problematización de sus primeros hallazgos a partir de una metodología de trabajo filosófico propuesta por un autor en particular. Sin embargo, quedan, como en toda investigación, puntos que pueden seguir siendo trabajados y aspectos nuevos que pueden ser abordados a partir del marco teórico escogido o de otros marcos correspondientes a otros pensadores. Por lo pronto, se cumple con el propósito de abordar un caso aplicado por medio de un autor de la filosofía con el fin de plantear e intentar resolver ciertas preguntas. En otras palabras, el trabajo no se contenta con evaluar esas preguntas desde posibles respuestas, sino que también se preocupa por problematizar dichas respuestas para proporcionar elementos para una mayor discusión y proponer un debate mucho más fructífero. Allí entran elementos