Francisco Franco. Heinz Duthel

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Francisco Franco - Heinz Duthel

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      Parte de Guerra Civil Española

      Situación del país tras el golpe

      Fecha 17 - 20 de julio de 1936

      Lugar Se inició en Melilla, desde donde se extendió por el Protectorado español de Marruecos y luego toda España.

      Conflicto Sublevación militar con apoyo de elementos civiles

      Resultado Fracaso parcial de los sublevados.

      Resistencia del gobierno legítimo y las fuerzas leales

      Consecuencias Inicio de la Guerra Civil Española

      Beligerantes

       II República española

       MAOC

       Milicias anarcosindicalistas

       Fuerzas Sublevadas

       Marruecos español

       Milicias falangistas

       Milicias carlistas

      Comandantes

      Fuerzas en combate

       Ejército republicano leal

       Fuerzas del orden

      • 16.400 guardias civiles

      • 7.900 carabineros

      • 12.000 guardias de asalto

       Armada Republicana

      • 13.000 efectivos de la Armada

      • 1 acorazado

      • 3 cruceros

      • 14 destructores

      • 12 submarinos

       Ejército republicano sublevado

       Ejército de África

      • 32.000 hombres

       Fuerzas del orden

      • 15.800 guardias civiles

      • 6.500 carabineros

      • 5.000 guardias de asalto

       Armada Republicana sublevada

      • 7.000 efectivos de la Armada

      • 1 acorazado

      • 4 cruceros

      • 1 destructor

      Bajas

      Desconocidas

      Desconocidas

      El pronunciamiento del 17 y 18 de julio de 1936 fue una sublevación militar dirigida contra el gobierno de la Segunda República Española y cuyo fracaso general condujo a la Guerra Civil Española y, derrotada la República, al establecimiento del régimen franquista, que se mantuvo en el poder en España hasta 1975.

      La situación política y social en vísperas del pronunciamiento

      Desde el advenimiento de la Segunda República Española, y especialmente desde la llegada al poder de la CEDA, el clima de violencia y extremismo político se había ido incrementando, casi sin interrupción. Importantísima en este sentido fue la Revolución de 1934 y la consiguiente represión, hasta el punto que algunos autores la identifican como el inicio de la Guerra Civil.

      El triunfo del Frente Popular en las elecciones parlamentarias del 16 de febrero de 1936 consolidó la polarización extrema de la vida política. Inmediatamente las organizaciones revolucionarias que integraban o apoyaban dicho Frente (PSOE, UGT, PCE, CNT, POUM, etc.) se lanzaron a una campaña de movilizaciones de masas (huelgas, manifestaciones, algaradas, ocupación de tierras, quema de iglesias...) en un ambiente claramente prerrevolucionario.

      Pronto surgieron o entraron en acción grupos paramilitares revolucionarios o contrarrevolucionarios que con sus tiroteos y atentados, muchas veces indiscriminados, crearon una imparable espiral de acción-reacción. Los grupos políticos en auge eran los más extremistas de cada bando: Falange Española (que se nutría de los descontentos de la CEDA y prácticamente había absorbido a su rama juvenil ) y los afines a Largo Caballero (a quien significativamente empezaron a llamar El Lenin Español) dentro del PSOE.

      Por su parte, la victoria del Frente Popular y el creciente clima revolucionario y violento convencieron a muchos de que la democracia había fracasado y de que la República estaba a punto de caer en manos de revolucionarios marxistas. Esto les llevó a la conclusión de que se imponían soluciones drásticas.

      En la sesión parlamentaria del 16 de junio de 1936, el líder de la oposición José María Gil-Robles presentó un informe sobre los desórdenes ocurridos desde las elecciones que incluía 170 iglesias incendiadas, 251 intentos fallidos de quema de iglesias, 269 muertos y 1.287 heridos por asesinatos políticos y choques callejeros, 133 huelgas generales y 218 parciales. Aunque la exactitud de las cifras es difícilmente verificable y fueron rebatidas por diputados de Frente Popular en la mencionada sesión, dan una idea de la magnitud de los problemas y del ambiente de enfrentamiento que se respiraba.

      Los motivos de la rebelión

      En el ambiente que reinaba en España en la primavera de 1936, las clases medias y altas temían que una oleada implacable de violencia atea y revolucionaria barriese la sociedad y la Iglesia. Este temor se acrecentaba con los discursos revolucionarios de Largo Caballero y otros dirigentes extremistas y con las proclamas de la prensa izquierdista. También contribuían al pánico la prensa derechista y los beligerantes discursos de José María Gil-Robles y José Calvo Sotelo.

      Los preparativos

      Desde el mismo momento de la victoria electoral del Frente Popular, oficiales reaccionarios y monárquicos comenzaron la preparación de una sublevación militar. El asesinato de Calvo Sotelo convenció de la necesidad de dar el golpe de Estado a los militares que aún estaban indecisos, entre ellos y según Paul Preston, a Franco. Este golpe de Estado estaba preparado por Emilio Mola (el Director) para mediados o finales de julio desde hacía tiempo y contaba con el apoyo de la Falange y de los movimientos conservadores y católicos.

      Las instrucciones de Mola estipulaban que todas las unidades implicadas en el alzamiento estuvieran ‘’dispuestas’’ el día 17 a las 5 de la tarde (el 17 a las 17 horas), para empezar el Alzamiento en Marruecos. En puntos clave de la península empezaría el día 18, y en otros sitios (incluida Pamplona), el 19. La noticia de la sublevación en Marruecos sembró la confusión entre los conspiradores de la península: Tenían que atenerse a la fecha planeada, o también tenían que adelantar su actuación

      El detonante: los asesinatos del teniente Castillo y Calvo Sotelo

      En la dinámica de venganzas y represalias de aquellos días, y con la fecha del pronunciamiento fijada para los días 10 al 20 de julio, el 12

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