Mercados y bienestar. Varios autores

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de estos valores de cambio, como su equiparación, los individuos o sujetos entre los cuales transcurre ese proceso se determinan sencillamente como intercambiantes. No existe absolutamente ninguna diferencia entre ellos, en cuanto a la determinación formal [...]. Cada sujeto es un intercambiante, esto es, tiene con el otro la misma relación social que este tiene con aquel. Considerado como sujeto del intercambio, su relación es pues la de igualdad. (Marx, 1971, pp. 13-26 y 152-153).

      De aquí rescatamos: 1) la división del trabajo comercial es diferente de cualquier otra división por el hecho de que la actividad privada solo se vuelve social gracias a relaciones mercantiles entre los productores; 2) el estatus igualitario de los agentes es una premisa de las relaciones entre ellos.

      B. EL DINERO COMO MEDIACIÓN MERCANTIL ENTRE AGENTES ECONÓMICOS DESCENTRALIZADOS

      De acuerdo con Marx, a diferencia de otros tipos de relación entre las personas, la relación mercantil incorpora una mediación particular:

      [En las relaciones de comercio] se ha extinguido toda particularidad de la relación entre ambos [individuos] y así mismo todas las condiciones políticas, patriarcales y de otra índole que surgen de la particularidad de la relación. Ambos se comportan recíprocamente como personas sociales en abstracto que solo representan, una para la otra, el valor de cambio en cuanto tal. El dinero se ha convertido en el único nexus rerum [nexo de las cosas] entre ellos, en dinero sans frase [sin rodeos]. (Marx, 1980a, p. 124)[2].

      Así se señala que en la economía de mercancías el dinero hace la verdadera mediación entre los comerciantes productores de mercancías, algo diferente de otras mediaciones utilizadas en otro tipo de sociedades, tales como lazos familiares y tribales o las directivas de planes centralizadores. Es decir, la mediación que utiliza cosas es en verdad una mediación por el dinero.

      C. LA NUEVA DEPENDENCIA SOCIAL DE LOS INDIVIDUOS

      Como el individuo privado produce para otros, una división social del trabajo de manera descentralizada, existe un proceso de intercambio comercial entre ellos, lo cual determina una dependencia del productor respecto a las decisiones de los otros:

      Por otra parte, empero, [el productor] ha producido valor de cambio, un producto que solo se convierte en producto para sí mismo luego de pasar por determinado proceso social [...]. La independencia de la producción individual se complementa de esta suerte con una dependencia social, que encuentra su correspondiente expresión en la división del trabajo. (Marx, 1980a, p. 167).

      Por tanto, la suerte de los individuos comerciantes no depende solo de sus decisiones, sino de las relaciones económicas decididas por otros, con los demás, las cuales se realizan, no directamente, sino por medio de las transacciones monetarias en los mercados.

      D. EL CAPITALISMO COMO ECONOMÍA COMERCIAL Y SALARIAL

      La economía capitalista es la de empresarios y obreros asalariados cuyo fin es producir ganancias económicas por medio de la producción de bienes vendidos en los mercados. Marx quiere mostrar que esta economía capitalista es diferente de la comercial, aquella en la que la igualdad de estatus es una de sus premisas, puesto que la capitalista tiene como base una división de clases (heterogeneidad de estatus de los sujetos), y por eso denuncia explícitamente la pretensión de representarla como una economía comercial ampliada, tal como la encuentra en las ideas de Bastiat:

      Esta economía [la de Bastiat] encuentra en todas partes la igualdad y la libertad del intercambio de valores de cambio, determinado de manera simple, y lo reduce todo a pueriles abstracciones [...]. En esta economía, por ejemplo, la relación entre el capital e interés se reduce al intercambio de valores de cambio [...]. De este modo, todas las categorías económicas se convierten en más y más nombres para la misma relación de siempre, y esta burda incapacidad de captar las diferencias reales termina por ser la presentación del common sense puro []. Las “armonías económicasdel señor Bastiat significan que solo existe una relación económica, la cual adopta diversos nombres []. A título de ejemplo: el salario es el pago de un servicio que un individuo presta a otro […]. El beneficio también es el pago por un servicio que un individuo presta a otro. Por consiguiente, el salario y el beneficio son idénticos, y es una primera confusión idiomática que llamemos a uno pago de salario y al otro beneficio3. (Marx, 1971, vol. 1, p. 187) [bastardilla del texto].

      En resumen, la teoría económica básica de Marx quiere explicar dos economías monetarias: la primera, simplemente comercial, entre agentes del mismo estatus, y la segunda, la capitalista, la que además de relaciones de intercambio introduce las relaciones de clases (de desigualdad) generadora de plusvalía en un marco de diferencias de estatus económico entre empresarios capitalistas y asalariados.

      II. LAS EXPLICACIONES MARXISTAS DEL FUNCIONAMIENTO DE LA ECONOMÍA MERCANTIL

      El principio básico del enfoque propuesto por Marx para hablar de la economía mercantil o de la mercancía es la dualidad heredada de la economía clásica entre los conceptos de valor de uso y el de valor de cambio, pero cambiando el significado del segundo término, en el sentido de hacerlo depender de un valor previo al valor de cambio. El texto siguiente es claro:

      Cuando hablamos de la mercancía como materialización del trabajo —en el sentido del valor de cambio— nos referimos a una existencia puramente figurada, es decir, una existencia puramente social de la mercancía, que nada tiene que ver con su realidad corpórea; nos la representamos como una determinada cantidad de trabajo social o de dinero. (Marx, 1980a, p. 155).

      Esto significa que la mercancía debe definirse como un objeto donde se reúnen dos aspectos, uno material y otro social. Respecto al aspecto material, no existe dificultad; se trata de las propiedades físicas del objeto producido que lo definen como un objeto material diferente de los otros y útil para satisfacer determinadas necesidades de consumo, las cuales Marx siempre va a considerar como dadas4. Por el contrario, el componente social de la mercancía, el que está definido por el concepto renovado de valor de cambio, es el que es difícil de precisar, ya que se ha prestado a confusión. Marx al comienzo de El capital nos dice que los valores de cambio o precios de las mercancías se presentan en algunos economistas anteriores a él como algo relativo y contingente, “como relación cuantitativa, proporción en que se intercambia valor de uso de una clase por valor de uso de otra clase, una relación que se modifica continuamente según el tiempo y lugar” (Marx, 1975, p. 45). Vemos aquí, primero, una mención a los precios como proporción entre bienes, a sus precios relativos; segundo, se refiere al carácter contingente entendiendo que “el valor de cambio inmanente, intrínseco a la mercancía sería una contradictio in adiecto” (Marx, 1975 p. 45). Marx piensa que aceptar la relación contingente entre mercancías haría pensar que no habría magnitud inmanente de valor regulatoria, sino precios (proporciones) accidentalmente puestos por los mercados a causa de circunstancias transitorias. Contra esta visión insistirá entonces en que el tratamiento del valor intrínseco es la manera con la que se debe explicar que los bienes generados en una economía descentralizada (producción privada) no tengan las mismas propiedades que los bienes en una economía no mercantil5. La búsqueda o la clarificación de esta magnitud inmanente (lo que va muchas

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