Una cita contigo misma. Maritere Lee
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Pensar, como lo explica Walter Riso, en un amor inmortal, eterno e indestructible, una especie de ave fénix que resucita permanentemente de las cenizas del desamor o del despecho, es una de las creencias más comunes de los enamorados del amor, pero es un concepto que no hace para nada bien a quienes lo padecen.
Amarse demasiado, necesitarse, buscarse apasionadamente, atraerse, tener piel es muy bonito pero yo me pregunto: ¿de qué sirve amarse tanto, si ese amor te cae mal y poco a poco te está destruyendo? Estas relaciones son como la comida chatarra que nos encanta, sabe riquísimo y puede convertirse en una adicción. Como un combo de comida rápida es de lo más tentador, nos satisface en el momento, pero en el fondo no le hace bien a nuestro cuerpo. Ser adictas a un amor que nos enferma, que no nos enseña a crecer, a volar, a depender de nosotras mismas, no es una actitud sana. A veces hay que aceptar que, a pesar de que amas al otro, estás mejor sin él.
Algunas personas están hechas para amarse, pero no para estar juntas. Y renunciar a una relación no significa que perdiste, que no crees en el amor o que eres una persona a la que no le gusta el compromiso. Todo lo contrario, significa que eres una persona sensata que está pensando en su salud y que cree en el amor verdadero: el amor sano y equilibrado. Aprender a perder es aprender a ganar, cuando aprendes la lección. Fracasar en tal caso sería no tener la visión para aprender de las caídas. Y parecería magia pero, al dejar de forzar las cosas sobre todo en el amor, automáticamente todo comienza a fluir.
Cuando somos jóvenes y aventadas, solemos pensar que entre más rápido nos emborrachamos mejor se disfrutan los momentos. De repente, nos encontramos mezclando todo tipo de licores; puede que hasta tomemos de los de más baja calidad, y ni hablar de los chatazos12 mortales. ¿El resultado? Una pérdida total de la conciencia, seguido de los comportamientos más vergonzosos, un terrible malestar y arrepentimiento.
Pero cuando pasan los años y tu cuerpo te pasa la factura de todos tus excesos, ocurre algo automático: ya no disfrutamos de emborracharnos, ahora queremos ser catadoras de vino… ¡y de los buenos! Así pasa en ocasiones con el amor. Cuando el amor es sano, puedes embriagarte de él que no te hará mal. Cuando el restaurante tiene una comida exquisita con buenos ingredientes, la comida que vas a comer es de excelente calidad y está sazonada con las mejores especias, puedes comer entrada, plato principal y postre que no te caerá mal. Así es el amor cuando es sano y fuerte, cuando no se enaltece, cuando sabe dar y recibir, cuando sabe hablar y callar, cuando sabe acompañar y ser, cuando ama y se deja amar. Cuando el amor es así, puedes comer todo de él que nada te hará daño. ¡Y qué mejor que sentarse a degustar un buen plato!
Uno mismo es el encargado de hacer que las cosas funcionen en su vida. No permitas auto envenenarte. Sé una persona de iniciativa, establece una atmósfera interior sana antes de que las cosas sucedan y entonces sucederán.
ANÓNIMO
Me tengo a mí misma
Muchos piensan que San Valentín se celebra desde hace poco tiempo y surgió por el interés de los grandes centros comerciales, pero su origen se remonta a la época del Imperio Romano. San Valentín era un sacerdote que hacia el siglo III ejercía en Roma. En esa época, gobernaba el emperador Claudio II quien decidió prohibir la celebración del matrimonio entre los jóvenes porque, en su opinión, los solteros sin familia eran mejores soldados, ya que tenían menos ataduras. El sacerdote consideró que el decreto era injusto y desafió al emperador. Celebraba en secreto matrimonios de jóvenes enamorados (por esta razón se ha popularizado a San Valentín como el patrono de los enamorados). Existen diversas teorías por las que en esta fecha se celebra el Día de los Enamorados. En los países nórdicos es durante esta época que se emparejan y aparean los pájaros, de ahí que este tiempo se vea como un símbolo de amor y de creación.
Algunos creen que es una fiesta cristianizada del paganismo, ya que en la antigua Roma se realizaba la adoración al dios del amor llamado Cupido, cuyo nombre griego era Eros. En esta festividad se pedían los favores del dios a través de regalos u ofrendas para conseguir así encontrar al enamorado ideal.13
Y esta es la historia fatal de muchas jóvenes, de 20, 30 o 40 años, que sin importar el lugar en el que estén viviendo, cuando llega el famoso 14 de febrero (el Día del Amor y la Amistad), en lugar de hacer de ese día una fiesta lo convierten en un velorio. Aunque claro, todo el mundo omite la parte de la amistad para hacer más énfasis en la del romance. Entonces, tras que estar soltera ya es bastante difícil y tedioso, no necesitas un día al año que te recuerde lo sola que estás. Comienzas a imaginarte los arreglos de flores que les enviarán a todas las mujeres emparejadas, que si los ositos de peluche, que si los chocolates, que si las cenas y un montón de “cursilerías”… y automáticamente te vuelves una anti romántica.
Recuerdas que si no le hubieras contestado así, si hubieras sido más cariñosa, si hubieras tolerado su maltrato, etc., etc., hoy no estarías sola. Aunque muchas mujeres, a pesar de que ese día reciban un ramo de flores, el resto del año están mucho más que solas. Por eso, este es tiempo de pensar y no de llorar. Si estás sola es porque lo mejor ha de venir, te lo aseguro.
Sin embargo, en esa fecha, pareciera ser que todo lo malo les sucede a las mujeres que están sin pareja. Aceptemos que también nos genera un poco de envidia. También que dramatizamos el tema y que no somos las únicas mujeres en el mundo que estamos sin compañía para San Valentín. Como tú, hay miles, mejor dicho, millones de personas que se encuentran sin pareja, así que despreocúpate. Pasar el Día de San Valentín sin un hombre al lado no tiene por qué convertirse en un motivo de trauma, angustia, depresión ni mucho menos autocompasión.
Si bien tener pareja es un vínculo muy bueno y positivo para cualquiera, fuera de este hay gente alrededor: familia, amigos, compañeros que nos quieren; y por sobre todo, la relación más importante es la que cada persona tiene consigo misma, la cual no debe ser descuidada. Cuando se mira el concepto de pareja como el único y obligado