Historia de la República de Chile. Juan Eduardo Vargas Cariola
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Que los temores del gobernador eran plenamente justificados lo probó el motín iniciado el 21 de noviembre de 1851 por el teniente Miguel José Cambiazo, que significó no solo el asesinato de Muñoz Gamero, del capellán fray Gregorio Acuña, de algunos extranjeros pertenecientes a dos naves, una inglesa y otra norteamericana, y de algunos indígenas, sino el saqueo y la destrucción de la colonia. Dos acometidas de los indígenas completaron la ruina y el abandono de Punta Arenas hacia abril de 1852323.
No obstante la opinión generalizada en Santiago de que se debía abandonar el intento colonizador en Magallanes, el gobierno de Montt encargó la repoblación a Bernardo Philippi, conocedor de la zona y cuya notable labor en Valdivia y Llanquihue había sido calificada positivamente. Philippi logró interesar a un pequeño grupo de alemanes de Valdivia para que se trasladaran a Magallanes, entre ellos el pintor Carl Alexander Simon, y con algunos soldados y artesanos recogidos en Ancud formó el contingente repoblador que a bordo de la barca Infatigable, al mando del teniente Juan Williams Rebolledo, hijo del que había tomado posesión del estrecho, fondeó el 18 de agosto de 1852 en Punta Arenas. Iniciados los trabajos de reconstrucción y reanudados lo contactos con los indígenas, Philippi dejó al mando de la colonia al capitán José Gabriel Salas y se dirigió hacia el interior, precedido por el pintor Simon, para visitar a los tehuelches. Pero Philippi y su auxiliar, el capataz Enrique Villa, fueron asesinados, según se supuso, por algunos indios que los acompañaban, probablemente con la complicidad de los tehuelches. Igual suerte corrió Simon.
Un decreto de 8 de julio de 1853 convirtió a Magallanes en Territorio de Colonización, con dependencia directa del Presidente de la República a través del Ministerio del Interior. El nuevo gobernador, además de civil, era extranjero, el danés y profesor de ciencias naturales Jorge Cristián Schythe, quien se hizo cargo de sus funciones el 15 de agosto de 1853. Su larga gestión de más de 11 años, marcada por el empeño en la construcción, en las labores agrícolas y en la crianza de animales —recomendó, por ejemplo, la crianza de ovejas—, intentó, sin éxito, “moralizar” a los habitantes. Las normas de conducta pública que impuso, absolutamente comprensibles desde la óptica de un europeo culto, pero bien ajenas a las modalidades de la vida fronteriza, unidas a las duras sanciones a los transgresores, pronto le enajenaron la voluntad de sus gobernados. Pero a los abusos y a los maltratos de palabra y obra que se le imputaban se agregaron otros cargos, siendo el principal de ellos su participación en el comercio de licores, en especial con los tehuelches324. Sustituido a mediados de 1866 por Damián Riobó, el breve gobierno de este quedó marcado por sus diferencias con el jefe castrense, el teniente Maximiano Benavides. Su sucesor, el capitán de corbeta Oscar Viel, a cargo de la colonia entre 1868 y 1874, le imprimió un profundo giro al desarrollo de esta, gracias a sus cualidades personales y a las facilidades otorgadas a la colonización por un decreto de 2 de diciembre de 1867. De gran importancia fue, asimismo, el acuerdo alcanzado en 1865 entre el gobierno chileno y la Pacific Steam Navigation Company para establecer una línea de vapores entre Europa y la costa del Pacífico. Pero antes de que estuvieran terminados los cuatro buques de hélice que la empresa mandó construir para tal propósito, en mayo de 1868 zarpó de Valparaíso el vapor de ruedas Pacific con destino a Liverpool y con varias escalas, entre ellas Punta Arenas. Decretos de 13 de julio y 21 de septiembre convirtieron a la colonia en puerto menor y en puerto libre. Esto habría de facilitar el comercio, la recalada de naves y la llegada de inmigrantes325.
Arribó el nuevo gobernador trayendo en el vapor Arauco, además de algunos presos, a familias procedentes de Aconcagua y a un contingente mayor de chilotes reclutado en Ancud. Viel se formó una mala impresión del plano urbano de Punta Arenas, hasta ese momento un modesto conjunto de calles estrechas y tortuosas. Procedió, entonces, a intentar su reforma. Trazó la plaza principal, de 100 metros por lado, a la que denominó Muñoz Gamero, y de ella hizo salir calles de 20 metros de ancho, que formaron manzanas de una hectárea de extensión. Cada manzana fue dividida en 10 sitios de igual tamaño, reservándose las cuatro laterales de la plaza para los edificios fiscales. Este grupo de manzanas fue rodeado por tres avenidas de 50 metros de ancho, después de las cuales se consultó la delineación de nuevas manzanas. Tras hacer entrega gratuita de terrenos a los solicitantes, dispuso el cierre de ellos, lo que permitió limpiar los espacios reservados para las calles326. Hacia 1870 Punta Arenas contaba con 150 casas, todas de madera327.
Contribuyó al desenvolvimiento de la colonia el creciente comercio de pieles y plumas con los tehuelches, la producción de madera —a partir de 1875 se instalaron aserraderos de vapor en Río de los Ciervos y Leñadura por cuenta de Cruz Daniel Ramírez en sociedad con Guillermo Bloom y Enrique Reynard328— y la caza del lobo de dos pelos, en el que comenzó a destacar un portugués, José Nogueira. En 1869 el lavado de arenas auríferas en el río del Carbón o de las Minas interesó a muchos habitantes de la colonia, y el descubrimiento de algunas pepas de oro de buen tamaño indujo a Viel a considerar la introducción de máquinas para lavar la arena, proyecto que no fructificó. Tan importante como lo anterior fue la incorporación a la colonia de un número cada vez mayor de inmigrantes, despachados algunos desde Buenos Aires por el ministro Guillermo Blest Gana, y otros llegados en forma espontánea. Un contingente de suizos contratados por el gobernador Viel con Alberto Conus comenzó a arribar en diversos grupos desde abril de 1876329. Con los primeros inmigrantes suizos Viel formó la Colonia Presidente Errázuriz en Agua Fresca, al sur de Punta Arenas.
El 8 de octubre de 1874 Viel fue sustituido en su cargo por el sargento mayor Diego Dublé Almeida, quien a fines de 1876 llevó desde las islas Falkland 300 ovejas, base del espectacular desarrollo ganadero de la región. Preocupado, al igual que el ex gobernador Schythe, de “moralizar” a una población en que eran habituales la embriaguez, el juego y las riñas, dictó un reglamento de policía a comienzos de 1875 que castigaba con multas o privación de la libertad las infracciones a aquel. El desafecto que con ello se ganó el gobernador Dublé se acentuó por sus disputas con el capellán Mateo Matulski. En un ambiente cargado de tensiones se produjo en la madrugada del 12 de noviembre de 1877 el motín de la compañía del regimiento de Artillería de Línea que desde 1876 había reemplazado a la compañía de la Brigada de Artillería de Marina. El “motín de los artilleros”, como es conocido el sangriento alzamiento, llevó una vez más la muerte y la destrucción a Punta Arenas. Del nuevo desastre el pueblo comenzó a recuperarse con la reconstrucción de casas y almacenes, bajo la administración del sargento mayor Carlos Wood, nombrado gobernador en febrero de 1878330. Una de las primeras medidas de este fue levantar un censo de la población, que registró mil 95 habitantes, de los cuales 257 eran extranjeros, signo inequívoco de que, a pesar de tamañas desgracias, la consolidación de Punta Arenas era definitiva.
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93Sobre la pobreza de Coquimbo en el primer tercio del siglo XIX, Jorge Pinto Rodríguez, La Serena colonial. La ciudad y sus valles hace dos siglos, Ediciones Universidad de Valparaíso, Universidad Católica de Valparaíso, Valparaíso, 1983, pp. 89-90.
94Diego Milos Sotomayor, Misión moral. Misión política.