El amor, Aún. Una lectura del Seminario 20 de Lacan y sus fuentes antiguas. Carmen González Táboas

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El amor, Aún. Una lectura del Seminario 20 de Lacan y sus fuentes antiguas - Carmen González Táboas

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target="_blank" rel="nofollow" href="#ulink_c7629023-a678-5468-82e2-7f8b6c7a0c7a">30- Lacan, J., Seminario 19, … o peor, op. cit., p. 215.

      31- González de Molina, O., “Comentario sobre Peirce” en Revista El Caldero de la Escuela, Nº 43, Buenos Aires, 1996, p. 63.

      32- González Táboas, C., “Un breve excursus (sobre Peirce)” en Un amor menos tonto. Una lectura del Seminario XXI de Lacan, Buenos Aires, Grama, 2015, p. 239. Según Miller, en la última clase de Aún se produce “un retorno sensacional de la fórmula de Pierce”: porque hay inconsciente, el significante puede ser llamado al signo, p. 243-4. El significante es signo del sujeto.

      33- Se verá más adelante la modalización construida por Lacan a partir de la lógica aristotélica: cesa de escribirse, no cesa de escribirse, no cesa de no escribirse, cesa de no escribirse “el sentido sexual”.

      34- Lacan, J., Seminaire XXI, Les non-dupes-errent, inédito (11/12/1973).

      35- En La fuite du sens, inédito, 1995/1996, Jacques-Alain Miller dedica gran parte al comentario de Aún.

      36- Recanati, F., “Predication et ordination”, en Revista Scilicet, (EFP), París, Broché, 1975.

      37- Monasterio cisterciense del siglo XIII, reformado en el XVII por los hermanos Arnauld. Ella, severa reformadora, y él teólogo afín a Jansenio, harían de Port Royal el reducto del rigor agustino jansenista enfrentado a la permisividad jesuítica.

      38- Jansenismo: corriente religiosa creada por el teólogo Cornelio Jansen (1585-1638), declarada herética por la Iglesia Católica.

      39- Lacan, J., “El atolondradicho” (1972), Otros Escritos, op. cit., p. 449-495.

      40- Lacan, J., “La instancia de la letra en el inconsciente o la razón desde Freud” en Escritos 1, Siglo XXI, Buenos Aires, 1985, p. 473.

      41- En la misma época, Port Royal era foco del riguroso catolicismo jansenista, enemigo del probabilismo laxo de la moral jesuítica, atacado con violento sarcasmo en las famosas Cartas de Pascal.

      42- Calmette, J. y David, H., Saint Bernard, París, Fayard, 1953, p. 145.

      43- Gilson, E., La théologie mystique de Saint Bernard, París, J. Vrin, 1934, p. 158.

      44- Calmette, J. y David, H., Saint Bernard, op. cit., p. 175.

      45- Gilson, E., La théologie mystique de Saint Bernard, op. cit., p. 175.

      46- Calmette, J. y David, H., Saint Bernard, op. cit., p. 174.

      47- Gilson, E., La théologie mystique de Saint Bernard, op. cit., p. 159.

      Después de escuchar al medieval San Bernardo comprendemos que Lacan inicie su clase II diciendo: “Me parece difícil no hablar neciamente del lenguaje. Sin embargo, Jakobson, estás ahí, es lo que logras hacer” (23). Veamos el capítulo titulado “A Jakobson”, que a su vez antecede a “La función de lo escrito” (de l’écrit).

      ¿ALIMENTAR LA NECEDAD?

      ¿Quién es Jakobson? ¿Qué logra? Logra hacer algo difícil: no hablar neciamente del lenguaje. Y hacer que Lacan le deje la lingüística a los lingüistas –incluido el territorio de la poesía– y al psicoanálisis la lingüistería (24). Hay que alimentar la necedad, la cual no se alimenta sin la dimensión imaginativa; “supongo que recuerdan lo que el discurso analítico enseña sobre la atadura con la vieja nodriza, madre además como por azar, y por detrás toda esa historia infernal de su deseo, y lo demás que sigue. En el alimento se trata de eso, de la necedad a la que el discurso analítico funda en su derecho” (23). El párrafo –difícil– termina resultando para mí la clave secreta de las clases que tenemos entre manos (2), y a tal punto me lo parece que diré algo de las nodrizas. Las que (suele ser la madre) murmuran lo que sea al oído del infans.

      Me limito a mi primera ocurrencia: la presencia de la nodriza en la tragedia griega. Y más en particular, Hipólito, de Eurípides (3), cuya protagonista trágica es Fedra, hija del Rey de Creta. Dejo el argumento al interés del lector. Apunto el resorte de la tragedia; Afrodita, para castigar a Hipólito, hijo de Teseo, por ser casto, hace que Fedra (mujer de Teseo, padre de Hipólito) se enamore locamente de este. La tragedia “versa por completo en el poder de las palabras y sus invencibles contradicciones” (4). La nodriza fuerza el silencio de Fedra con su terrible poder de la súplica, que para los griegos tenía una fuerza coercitiva excepcional, y traiciona el secreto de Fedra ante Hipólito. Las fatídicas palabras que instila acarrean la aniquilación de Hipólito, precipitan la muerte de Fedra, quien se ahorca después del falso testimonio con el que acusa a Hipólito. La potencia aniquilante de la irrecusable “verdad escrita” cae sobre Teseo, que tendrá la suerte de saber, por el favor de la diosa Artemis, la cruel verdad de lo sucedido.

      Dije que el párrafo me parece una clave, y sin duda, clave freudiana. No olvidemos que este Seminario empieza diciendo: se goza. Los tres ensayos de Freud sobre la teoría sexual y la adición de 1923 están presentes. ¿Dónde empiezan los discursos sobre el amor? Sólo pueden empezar “en la nodriza, madre además como por azar”. Dice Freud: “La madre atiende al niño con sentimientos que provienen de su propia vida sexual” (5). Su caricia es su erótica y su retórica. La nodriza son las palabras cuya materialidad fónica trama lo visto y oído freudiano (6). ¿Qué trazas hicieron surco e inscribieron los signos del goce en una lalangue? ¿Qué goces labraron la densidad de la letra?

      UN NUEVO AMOR

      “Mi decir que el inconsciente está estructurado como un lenguaje no pertenece al campo de la lingüística”, es una puerta abierta sobre una frase repetida: que se diga queda olvidado tras lo que se dice en lo que se escucha. Algo se olvida, algo se dice, otra cosa se escucha; el decir se juzga por las consecuencias de lo dicho, “pero lo que se hace de lo dicho queda abierto, pues puede hacerse de él un montón de cosas”; algo hará cada uno después con los dichos, como se hace “con unos muebles a partir del momento, por ejemplo, en que se ha padecido un sitio o un bombardeo” (24).

      ¿Por qué de inmediato Lacan salta al texto de Rimbaud, A una razón, donde insiste la repetición poética de un versículo: le nouvel amour? (25). “Un golpe de tu dedo sobre el tambor descarga todos los sonidos y comienza

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