Milton Friedman: la vigencia de sus contribuciones. Rolf Lüders

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y técnicas, también muestra la aceptación implícita o explícita de una raíz común: la adscripción en sus rasgos esenciales a un método común. Sin embargo, es necesario agregar que para evaluar estos elementos en un contexto dado, es también preciso tomar en cuenta que el núcleo de la economía es específico al tiempo y que los estándares mínimos exigidos van variando a lo largo de las décadas, aunque sin perjuicio de una continuidad básica. De modo que un aspecto a considerar es que las comparaciones debieran ser tiempo-específicas, donde, y en ocasiones, la ventana correspondiente podrá ser amplia.

      En el polo opuesto también se encuentran múltiples rasgos que pudieran llevar a más de alguien, sobre todo a no economistas, a pensar en disciplinas de diverso tipo. Así, una podrá ser ortodoxa y otra heterodoxa, una o tal vez varias responder a la variante neoclásica, mientras otras podrán clasificarse como clásicos, posiblemente marxistas. Mucho se insiste en diferencias, reales o imaginarias, de keynesianos y monetaristas, de walrasianos y marshallianos, etc., etc. Todo esto sin perjuicio de austríacos, ambientalistas, economistas históricos, además de una gama de variantes, algunas de carácter más local. Así, por ejemplo, en Latinoamérica a mediados del siglo XX, el llamado estructuralismo se postulaba como la economía apropiada para la región, negando validez a la economía a secas, lo que algunos, siguiendo la moda de la época, denominaban como enfoque neoclásico (ver Hachette, 2011). Otros insisten en diferenciar lo que denominan economía neoliberal de otra que le otorgaría al Estado un rol más definitorio. En fin, estos ejemplos solo constituyen un botón de muestra.

      Un caso ilustrativo lo constituye Historia Económica, campo en que tradicionalmente se exploran temas del pasado con el método de la historia, método que insiste en una profunda y exhaustiva exploración de todas las fuentes relevantes, llegando de este modo a configurar una interpretación del fenómeno bajo estudio. Hace poco más de medio siglo, sin embargo, surge la así llamada Nueva Historia Económica, también denominada Cliometría, un enfoque que incorpora explícitamente el método económico en la exploración de fenómenos del pasado. En los departamentos de economía más conocidos se observa hoy día un desplazamiento de lo que arriba se denomina enfoque tradicional, pero ello conjuntamente con la presencia de una vigorosa exploración de temas históricos con el método económico, recurriendo para ello a instrumental de última generación y produciendo trabajos interesantes y novedosos, incluyendo algunos que se canalizan a través de revistas disciplinarias y de primer nivel. El caso, precisamente, subraya el rol del método en la organización de la producción de ciencia.

      Sin embargo, no se trata aquí de una sustitución de métodos para la generación de un mismo producto. Lo que se encuentra en este caso es un producto nuevo, “historia” producida con método económico (historia entre comillas, por cuanto es por construcción algo distinto al producto de la historia tradicional). El resultado, entonces, es una situación en que ambos productos están disponibles, tanto Nueva Historia Económica como también aquella producida con el método histórico. Sin embargo, mientras la primera tiende a generarse en departamentos de economía, la variante que aquí se denomina como más tradicional tiende a desaparecer de tales organizaciones. El caso se trae a colación precisamente por cuanto ilustra el rol del método como elemento unificador, lo que va dando forma a la disciplina. Pero conviene insistir en lo señalado arriba. En este caso el ejemplo no ilustra la sustitución de un producto antiguo por otro nuevo y más potente; todo lo contrario, la historia económica desarrollada con su método de antaño sigue gozando de buena salud, sin perjuicio de que temporalmente su adscripción académica sea menos nítida que en el pasado reciente.

      Cabe pensar que esta innovación, a la larga, inducirá al historiador interesado a contar con el mínimo de conocimiento para aprovechar debidamente los resultados que alcance el análisis del pasado con el instrumental de la economía, donde estos antecedentes pasarán a constituir otra fuente más que tal historia consultará. A la inversa, el economista interesado en explorar un problema o asunto histórico y con el fin de ir reuniendo la evidencia previa de la que habla F/53, para así elegir la hipótesis más apropiada, tiene y tendrá en la historia una fuente importante para llegar a conocer del tema.

      El desarrollo de la incorporación intensiva del método económico al examen de asuntos que se asocian con el pasado tiende a su vez a acotar la presencia de cursos de historia económica en la docencia de programas avanzados de economía. La hipótesis subyacente es que la persona que cuente con conocimiento de economía, es decir, tenga la habilidad para manejar el método y las técnicas respectivas, podrá aventurarse a producir tanto en este como en otros campos.26

      Volviendo al tema central –¿es la economía una sola?, ¿son varias las disciplinas?–, cabe señalar que efectivamente se utilizan categorías como las mencionadas arriba: economía neoliberal, marxista, verde, etc., lo cual, por lo demás, se potencia con una práctica difundida: el deporte de clasificar y colocar “cartelitos”, respondiendo así a la propensión de clasificar y ordenar. Pero también debiera subrayarse que a menudo tales ordenamientos y clasificaciones se refieren más bien a economistas, o sea, a personas, y no necesariamente a disciplinas diferentes. En cada momento habrá diferencias entre economistas, finalmente seres humanos equipados con conocimientos diversos e interesados en el destino de su respectivo capital humano y proyecto de vida. La competencia y la confrontación entre economistas son y serán algo normal y, como casi todas las relaciones humanas, podrán ser complejas y en ocasiones extenderse a lo largo del ciclo de vida completo. Sin embargo y como se veía anteriormente, tales confrontaciones al interior del gremio también forman parte del mismo desarrollo de la disciplina.27

      Muchos de estos ordenamientos, por ejemplo keynesiano y monetarista, marshalliano y walrasiano y otras clasificaciones por el estilo, son empleados por los mismos economistas para referirse a la selección de instrumentos y teorías en circunstancias caracterizadas por información parcial. Así, por ejemplo, en los enfoques coyunturales agregados, habrá algunos, digamos los monetaristas, que asignen más peso a variables como las variaciones en la cantidad de dinero con que opera el sistema económico-social, mientras que otros, más dubitativos respecto de un impacto significativo de las variaciones del dinero en el gasto, se podrán sentir más keynesianos, esto es, confían más en la efectividad de la manipulación directa del gasto. Pero el punto relevante para la presente discusión es llegar a establecer si estas y otras clasificaciones de este tipo obedecen a diferencias de método o resultan de “conocimiento incompleto”. La expresión figura entre comillas, puesto que aquí alude a la disciplina y al conocimiento de la realidad y en particular no se refiere al conocimiento de un determinado economista que por algún motivo tenga un conocimiento que no alcance la frontera de la disciplina en el momento.

      Mientras el proceso de validación de hipótesis no haya decantado y tal vez dos o más hipótesis sigan compitiendo por explicar un mismo fenómeno, el conocimiento será incompleto en el sentido de que la economía aún no está lo suficientemente desarrollada como para enfrentar y resolver la disyuntiva. Por otra parte el conocimiento parcial también se podrá referir al funcionamiento detallado de los canales de comunicación que representen el nexo funcional entre las variables relevantes, en el ejemplo el sistema financiero, por una parte, y el gasto del fisco, por otra. El punto, entonces, es que frente a un caso determinado, el analista deberá recurrir a presunciones, conjeturas y experiencia para rellenar estos vacíos. Podrá pensar que, por ejemplo, una u otra hipótesis resulta más apropiada para el caso, precisamente por cuanto una de estas cadenas de transmisión le resulta más plausible que la alternativa, una materia en que podrá diferir con otros colegas.

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