Milton Friedman: la vigencia de sus contribuciones. Rolf Lüders

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Milton Friedman: la vigencia de sus contribuciones - Rolf Lüders

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por este capital acumulado, o bien señalar el motivo por el cual dejar de lado aspectos particulares de este.

      Una vez elaborada la hipótesis, corresponde el segundo rol de la evidencia, esto es, como antecedente clave para la validación de las predicciones que con ella se obtengan, donde estas últimas son confrontadas con hechos susceptibles de ser observados, pero que no han sido empleados anteriormente. Por otra parte, para que el test empírico tenga relevancia, las predicciones deducidas deben quedar suficientemente identificadas como para que la nueva evidencia pueda servir para corroborar o bien rechazar la hipótesis.20

      Entrando a la parte tal vez más conocida y debatida de F/53, el artículo señala que la validación de una hipótesis que se haga cargo de los hechos que se busca explicar constituye un desafío que en las ciencias sociales ocasionalmente lleva a algunos a sostener que la hipótesis no solo tendría “implicaciones”, sino también “supuestos”. Hasta aquí el problema es menor, pero es el paso siguiente el que, con buenas razones, es abiertamente denunciado por F/53, esto es, que la conformidad de estos supuestos con la realidad constituya un test con capacidad para validar o rechazar la explicación. Esta difundida lectura, dice, no solo es errónea, sino que también confunde el significado que pueda tener la evidencia empírica para la teoría económica. La pregunta relevante en relación con los “supuestos” de una teoría no es si ellos son descriptivamente “realistas” –nunca lo son–, sino si ellos constituyen aproximaciones suficientemente razonables como para poder dar vida a una hipótesis con capacidad para explicar lo que se intenta pronosticar. Únicamente evaluando si la teoría funciona, lo que significa que es capaz de generar predicciones suficientemente precisas como para lograr ser corroboradas por nueva evidencia, podrá hablarse propiamente de validación (o rechazo), y solo en ese caso.

      Señala: “Full and comprehensive evidence on the phenomena to be generalized or explained by a hypothesis, besides its obvious value in suggesting new hypothesis, is needed to assure that a hypothesis explains what it sets out to explain- that its implications for such phenomena are not contradicted in advance by experience that has already been observed. Given that the hypothesis is consistent with the evidence at hand its further testing involves deducing from it new facts capable of being observed but not previously known and checking these deduced facts against additional empirical evidence. For this test to be relevant the deduced facts must be about the class of phenomena the hypothesis is designed to explain; and they must be well enough defined so that observation can show them to be wrong”. (pp. 12, 13). (Para mantener el poder persuasivo del párrafo se ha preferido no traducir.)

      Más adelante amplía y sintetiza la idea (p. 24), señalando que resulta posible visualizar una hipótesis en términos de dos componentes: un mundo conceptual o modelo abstracto más simple que el mundo real, que sintetiza las fuerzas que la hipótesis considera importantes. Segundo, un conjunto de reglas que identifican la clase de fenómenos para los cuales el modelo puede ser tomado como una adecuada representación de ese mundo real que interesa examinar, reglas que especifican la correspondencia entre los aspectos (variables) del modelo y, por otra parte, los fenómenos observables.

      El modelo es abstracto y completo, mostrando coherencia en su estructura, todas características que permiten emplearlo para deducir proposiciones teóricas, es decir, pronósticos. Tal proceso deductivo no es necesariamente unidireccional, de modo que partiendo de las implicancias se podrán alcanzar las premisas o supuestos implícitos, una característica que proporciona gran plasticidad al modelo.

      Por otra parte, las reglas para hacer uso del modelo suelen ser más bien incompletas, de modo que en la práctica la etapa tiene algo idiosincrásico, interviniendo tanto el conocimiento como el criterio del investigador. Se introduce así la posibilidad de diferencias entre investigadores, quienes además podrán diferir en lo que concierne a la calidad de su trabajo. Es también en esta etapa donde eventualmente ocurren innovaciones al surgir nuevos antecedentes, donde estos muchas veces se derivan de otras investigaciones: sea por su aporte empírico o por el aprovechamiento de trabajo teórico que ilumine mejor las circunstancias circundantes.

      Conocimiento previo, hipótesis específica y supuestos

      La construcción de conocimiento económico suele ocurrir en contextos en que es escasa la información fácilmente disponible, pero, y como señala F/53, antecedentes completos y comprehensivos son claves en el proceso de selección de la hipótesis específica. Ello, entonces, por un lado aconseja no desdeñar antecedentes que con un esfuerzo “razonable” puedan ser reunidos y empleados en la descripción más precisa del fenómeno a estudiar –siempre un primer paso en la selección de hipótesis y por ende de supuestos– y, por otro, obliga a reconocer que contar con “todos” los antecedentes pertinentes para realizar la selección ideal estará fuera del alcance del investigador en más de algún caso.

      Solo con el fin de ilustrar este punto, imagínese una situación en la cual la construcción de la hipótesis requiera identificar el tipo de organización o grado de competencia del mercado, pudiendo, y para simplificar, tratarse tanto de una situación competitiva como de un monopolio. En la medida en que los antecedentes que se haya logrado reunir no despejen el punto, el investigador, para desarrollar su hipótesis específica, elegirá uno u otro supuesto, basado seguramente en una gama de consideraciones, desde su impresión a priori alimentada por la “intuición educada”, hasta una en que se guíe por indicadores más objetivos pero parciales, todo esto sin dejar de lado consideraciones de costo asociadas a la complejidad de la hipótesis resultante. Con esta perspectiva en mente se aprecia también que el supuesto finalmente seleccionado difícilmente podrá ser clasificado en el contexto de la dicotomía: real-no real.

      Pero la cuestión va más allá del costo y de la disponibilidad de información. Aunque evidente, en este momento es oportuno recordar que el lenguaje de la economía opera con conceptos que son construcciones, o sea, abstracciones. Entonces, y a modo de ejemplo, tanto “competencia” como “monopolio” en el lenguaje económico son meras abstracciones y son ellas las que se han de confrontar con los retazos de evidencia que el investigador haya logrado reunir para así conocer en detalle el asunto que interesa examinar. De modo que llegar a establecer el realismo o no realismo de un supuesto tampoco podrá ser independiente del potencial de adecuación del concepto respectivo para traducir y sintetizar la descripción de la situación base, supuestamente la mejor que se pudo obtener. Entonces la discusión referente al realismo de los supuestos no debiera perder de vista ni el costo de la información ni la misma maleabilidad del concepto teórico para recoger y expresar rasgos relevantes de la realidad. Pero hay otro ángulo a considerar. El fenómeno bajo estudio, así como el conocimiento que se logre tener del ambiente y contexto en que este se presenta no solo condicionarán la selección de la teoría y de los supuestos, sino que también podrán llegar a repercutir en el planteamiento más preciso de la predicción.

      Continuando con la situación señalada, la incertidumbre implícita en el diagnóstico –mercado competitivo o monopólico– podrá proyectarse a la hipótesis específica y así a la predicción teórica. Supóngase para ello que la industria x será objeto de un tributo específico y que la pregunta de interés se refiera a la incidencia de este en el precio del bien. Una predicción podrá señalar, por ejemplo, que dicho precio aumentará en el monto del impuesto, mientras que otra se contentará con proponer que a causa del tributo el precio de x se incrementará, sin precisar la magnitud. En el terreno teórico es fácil mostrar que el tributo implicará un costo y que este se trasladará íntegramente a precio en el caso competitivo, pero que en el caso monopólico esto además dependerá de la respectiva elasticidad del precio de la demanda, otro dato que eventualmente no ha sido observado. Entonces, si el analista quisiera poner a prueba la segunda predicción –el precio aumenta (a secas)–, en tal evento no incidirá mayormente si el modelo supone competencia o si se inclina por la presencia de poder monopólico. Pero, y en tanto la predicción fuese la de un traslado íntegro del tributo, se podrá sospechar que el analista ha elegido esta hipótesis específica, por cuanto, al estudiar el contexto

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