Milagro. Alicia Dujovne Ortíz

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Milagro - Alicia Dujovne Ortíz Historia Urgente

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cara de querer preguntarle justamente eso– fue por celos, porque ella a la Corriente Clasista y Combativa le fue quitando gente. Después el Perro la denunció como responsable de la muerte de su yerno, que se murió por una paliza.

      –¿Pero quién se la dio?

      –Acá siempre hubo piñas, a mí el hermano del Perro me pegó un palazo en la espalda, es todo muy violento en Jujuy, las organizaciones barriales, territoriales, todas violentas, hay un grupo radical y un grupo peronista y la gente se va del uno al otro, siempre a las piñas. Además, estaba el Partido Popular Jujeño, eran internas, crisis hegemónicas que se aprovechaban del despiole social. El yerno del Perro no se murió enseguida, no se sabe si fue por la paliza o por qué. Milagro estuvo un poco vinculada al radicalismo, el odio acrecentado de Morales también es por celos, por el crecimiento enorme que ella tuvo. La CTA, la Confederación de Trabajadores Argentinos donde yo siempre estuve, era un modelo sindical distinto, teníamos diferencias con la CGT (la Confederación General del Trabajo) porque sus dirigentes son empresarios, burócratas. Nosotros estábamos con la democracia, la autonomía y la participación, no organizábamos a sindicatos sino a trabajadores, asalariados o no. En el 97 aumentó la desocupación, hubo cortes de rutas, nosotros dijimos que cualquiera podía adherirse a la CTA, que el trabajo no estaba en las fábricas sino en los barrios, “vamos a organizar el barrio”, decíamos, nuestro slogan era “El barrio es la fábrica”.

      –Ahí a Milagro ya la veo venir.

      –Sí, en ese momento surgen capacitadores laborales en los barrios, casi todos peronistas, mayormente maestras sin trabajo que hacían alfabetización. Casi todos los que se acercaban eran mujeres que querían aprender peluquería, cocina, costura. La Copa de Leche ya existía, había comedores, pero la CTA no podía organizarlos, así que la construcción solidaria la hicieron las mujeres y los muchachos.

      –¿Y los hombres?

      –No, ellos no se organizaban barrialmente. Milagro con esto andaba como pez en el agua, hizo una formación de dirigentes en la Escuela Sindical Libertario Ferrari, dos años. Después se fue a Cuba, el viaje se llamaba “Por los caminos del Che”. Lo organizaba la Juventud Cubana y el boleto lo pagó la ATE. Ya era una dirigente por ese tiempo. Fue a La Habana, asistió a debates, al volver se quería rajar a Cuba, pero yo le dije “hacé la revolución acá”.

      –Así que no era del todo empírica Milagro, tuvo una formación.

      –Más práctica que teórica. También leyó, pero sobre todo conocía el terreno, sabía cómo hablarles a los jóvenes y era más guapa que otros, iba al frente, siempre la primera y trabajando de nueve a dos de la mañana. Con una gran exigencia hacia sí misma y hacia los demás, “esto hay que hacerlo y se hace”, punto.

      –¿Autoritaria?

      –Puede ser, y también democrática, porque lo debatía todo en asambleas, pero por la manera de ser que tiene marcaba línea, imposible que alguien le dijera que no. Siempre rodeada de gente, siempre con otros, tiene una pertenencia colectiva, simbiótica, si a los demás les va mal, a ella también. Sus “hijos del corazón” también crecieron acá, nunca la vi con menos de quince changos alrededor. Era un momento de mucha cacería. Al chango pobre lo perseguía la cana y lo metía preso por la ropa, por el color. Nosotros hicimos quilombo para liberarlos, una movilización de quinientas, ochocientas personas, y el jefe de la Brigada me dijo textual: “¿Ves?, todos estos que tengo adentro tienen cara de prontuario, todos se visten iguales, con las bermudas largas, el prototipo del delincuente”. En los barrios donde andaba Milagro los changos venían de chorear, de drogarse, pero se enganchaban con la CTA porque había un poco de laburo. Rompían todo cuando no estaban de acuerdo, me acuerdo uno que me tiró una compu por la ventana, pero al día siguiente ese mismo estaba haciendo una Copa de Leche. Es que la forma de dimensionar no era la habitual, Milagro les daba a todos la misma importancia y se ocupaba, si una madre iba a llorar por el hijo, ella lo resolvía, si una venía a contar que el marido le pegaba, iban de a varias a cagarlo a pedos al pegador.

      –¿Mujeres?

      –¡No iban a ir hombres! Cuando empezó la construcción, Milagro las puso a trabajar de albañiles, eran mujeres jóvenes que antes se aguantaban a los maridos violentos, dependían de la plata y por eso se los bancaban, ahora no los precisaban y los mandaban sabés adónde. Sí, de a varias iban. Acá era costumbre pegarle a la mujer, la policía y las mismas mujeres muchas veces lo veían como algo común, imaginate lo que fueron esos grupos de choque de Milagro Sala. En el esquema del barrio como fábrica había compañeros trabajadores, no desocupados. Eso les decía Milagro, “no estamos armando un pelotón de desocupados”. Ella no hacía piquetes, no cortaba las rutas de acceso a la ciudad, para diferenciarse, el Perro fue piquetero, pero ella no.

      –Porque es pacifista.

      –El marido es pacifista, Milagro no, pero aprendió de él. Ella antes era atea, después “encarnó en lo religioso”, como dice Raúl Noro, pero una espiritualidad de verdad, no solo de ritos. Yo en todo eso no creo, ella a partir de Raúl se direccionó para ese lado, la negritud, rescatar la dignidad de los coyas y de los guaraníes, Evita, los cabecitas negras, un cristianismo con prácticas andinas, el indigenismo, la recuperación de las tierras. Pero la Tupac no es una organización indigenista, Milagro no es una dirigente indígena. O no solo es eso.

      –Sin embargo, el símbolo se lo diste vos.

      –Ella ya lo tenía, un compañero le había regalado el dibujo de Tupac Amaru con el sombrero alto, la serpiente y el puma. Cuando yo se lo propuse, lo agarró enseguida y pidió que le dibujaran el triángulo que culmina en el sombrero, con Evita y el Che por abajo, a un lado y otro. La CTA como nombre no era muy atractivo, había que buscar otra cosa, distinta, fácil de decir, nada de Federación Tierra, Vivienda y Hábitat, nada de Corriente Clasista y Combativa como el Perro, no, otra cosa.

      –Y resultó una pegada.

      –Una pegada. Es claro que la Tupac con Néstor dio un salto enorme. Pero ya antes de Néstor habían hecho de todo, por eso él les dio bola. Al Estado le venía bárbaro Milagro, era la contención de 70 000 desocupados que construían el equivalente de una ciudad.

      –¿Por qué Milagro echó pestes contra el kirchnerismo de la provincia?

      –El gobernador Fellner es un peronista que había estado con todos, Menem, Duhalde, al final Néstor, y también Morales, sí, por negocios que hacían. Ella no podía entenderse nunca con ese tipo, pero pensó que acercándose al kirchnerismo la ayudarían con trabajo, con plata. Yo no compartí esa etapa de la Tupac. En un momento la CTA se divide, hay elecciones nacionales, queda una CTA kirchnerista, llamada De los Trabajadores, y otra autónoma, yo me quedo con la autónoma y Milagro se va con la de los trabajadores. Fue en 2010. Ahí ella perdió su autonomía, ya no resolvía con libertad, otros resolvían por ella.

      –¿Y para qué creó un partido político propio?

      –En algún momento se iba a terminar el kirchnerismo y ella necesitaba una protección, por eso el partido. Y porque quiere ser gobernadora.

      –He oído decir que el 80 % de los jujeños la detesta, por el momento los números no dan.

      –En realidad no le hicieron quilombo por fundar un partido, sino por el poder real que juntó. Acá hay un negocio entre los políticos y los empresarios y ella armó un Estado paralelo, otro Estado.

      –¿Es violenta?

      –Lo normal. No se organiza lo de patotear a alguien, surge.

      –¿Y

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