Vivir viajando. Diego Varela
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Bergen
Forbidden City
Historia y Arquitectura
Experiencia viendo Forbidden City
The Great Wall of China
Estación de Jade
Tumbas Ming
The Great Wall
Casa de té
Silk Market
Wangfujin
Tren de Alta Velocidad
Llegada a Shanghai
Water Town
Hutongs
The Bund
Prólogo
Este libro es un proyecto de años de cosas en mi cabeza y cosas que he experimentado con el pasar del tiempo. Vivir Viajando es un resumen de mi vida relacionada al turismo. Soy gran consumidor del turismo desde que soy chico, al principio, obviamente no era capaz de solventar mis propios viajes, sino que dependía de alguien que lo haga. A medida que pasó el tiempo y yo me pude ganar mi propio dinero, de a poco y lentamente he cumplido todos mis sueños de viajar.
Capí tulo 1 – Quién soy yo
“I don’t speak Czech” (No hablo Checo) le decía al corpulento europeo que me había acorralado en una cabina telefónica en una noche a pura nieve en Praga. Estaba en una llamada (año 2001, todavía se hablaba por teléfono público), y de repente se me mete este muchacho, balbuceando cosas que sospeché en idioma desconocido por mi y que asumo que era checo. Yo estaba hablando por teléfono y ante la invasión, tuve que cortar sin dar muchas explicaciones y empezar a entender si este muchacho me quería robar, matar, violar, o simplemente era diversión.
El aliento a alcohol lo percibí de inmediato. Este muchacho estaba claramente borracho y no creo que sepa qué es lo que hacía. La pregunta del millón es, cómo salgo de esa cabina, en donde el corpulento checo bloquea la salida, no para de hablarme en un idioma que yo no entiendo? Las opciones eran dos:
Patada en los testículos y salir corriendo. Yo en ese momento, vestía mis borceguíes militares que iban a asegurar efecto en la patada.Lograr que el muchacho siga tomando y caiga en coma alcohólico. No le quedaba mucho para que eso pase.
Nunca me destaqué por pelearme y temía inclusive errar la patada o que el pibe me la devuelva y que ahí realmente sea peor la consecuencia. Opté por la opción número dos, lograr que el pibe siga bebiendo alcohol. Yo ya había intentado comunicarme en inglés, pero él no entendía. Perdido por perdido, le empecé a hablar en español, en mi slang porteño más cruel en donde le dije de todo. Increíblemente me preguntó si yo era español, le contesté, no, ¡Argentino! - ahhhh ¿Argentino? ¡Juan Perón! - Sí, Perón Perón, qué grande sos.
Una de las cosas que uno tiene que aprender en el idioma del país donde está es decir, “por favor”, “gracias” y “cerveza”. Entonces le digo “¿Cerveza?”. Hace gestos que sí, que quiere cerveza. En mi perfecto español le digo, dale, vamos a tomarnos una bien helada. Al mismo tiempo haciendo señas que salgamos de la cabina y vayamos a otro lado.
Lo primero que quería lograr, era que vayamos a un lugar en donde al menos haya alguien que vea lo que estaba pasando. Era tarde y entre que era pleno invierno en Praga y aparte día de semana, no había un alma en la calle. Logro salir de la cabina y empezar a caminar, el flaco caminaba al lado mío mientras me seguía hablando de Perón pero en checo, yo seguía sin entender nada de lo que me decía. Luego de caminados unos doscientos metros, encuentro un bar. Me tiro de palomita ya que vi que había gente y de alguna manera - el flaco ahí adentro no me podía hacer daño. Me paro en la barra y le digo a la camarera en inglés - tengo a este pibe que me está siguiendo, no sé quién es, no le entiendo y la verdad, tengo un poco de miedo. Instruyo a la muchacha que le de alcohol, que iba por cuenta mía.
Nos tomamos una cerveza en la barra y yo le seguía hablando en español. Una persona que estaba sentada ahí en el bar, entendía español y se me puso a hablar para ver que pasaba. Le expliqué la bizarra situación y el muchacho de muy buena forma me dice: “no puede más de la borrachera que tiene, está destruido, todo lo que dice es totalmente incoherente”. En un momento, mi nuevo amigo borracho, se va hacia el baño y ahí pensé que era finalmente mi oportunidad para irme. Le pagué a la camarera y me fuí. Sobreviví, sin usar violencia, sin usar idiomas, totalmente de visitante y así todo, sobreviví.
Vivir Viajando
Viajar es mucho más que ver paisajes, museos y comer comidas típicas. Viajar es tener la increíble oportunidad de conocerse, de saber de qué es capaz uno, de ponerse en situaciones en las que la vida cotidiana no te ponen y aprender de ello. Es abrir la cabeza a experiencias nuevas, únicas e irrepetibles.
Es muy complicado que alguien entienda o disfrute del relato de otra persona sin conocer previamente su perfil, no es lo mismo viajar a Egipto para un paleontólogo que para un adolescente (una comparación demasiado burda), así que por ese motivo, voy a hablar un poco de mí.
Soy Porteño de muy buena ley aunque muchas veces, me arrepiento de serlo por ver el comportamiento de otros porteños por el cual nos ganamos el mote de chanta, pedante y todo lo que se les ocurra. Igualmente lo supe llevar durante los años. Soy Licenciado en Sistemas recibido en la UBA hace 3 años desde el momento que estoy escribiendo esto. Mi carrera me llevó bastante más esfuerzo del que yo pensé en su momento me llevaría y también más años, cosa que no quería que suceda. Trabaje siempre o casi siempre en la carrera y se lo que es llegar a casa molido después de un día de trabajo más algunas horas tratando de prestar atención en un aula para 200 personas en la ex Fundación Eva Perón, actual Manultad de Ingeniería. Empecé a trabajar en sistemas cuando tenía 20 años, en una consultora que en ese momento era bastante rústica y de poco alcance, pero tenía buenos negociadores, con este trabajo, no me dio nunca el cuero para hacer viajes de la magnitud que en ese momento ya especulaba. Recién llegado a los 24 años, empecé a tener un poco más claro lo que era planear un viaje y el proyecto que eso significaba. Para serles sincero, el primer viaje a Europa, lo planeo quien en su momento era mi novia. Yo simplemente la seguía. Pero esto, sirve como experiencia, como cualquier cosa que uno haga, y a partir de ese momento fue un detonador.