Pie De Cereza. George Saoulidis
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Ambas masticaron más pepinillos disfrutando de la vista en silencio.
“Se me olvidó buscar toallas sanitarias, ¿puedes compartir algunas?” Dijo Cherry mientras se quitaba la ropa en el cuarto.
Pickle sonrió y señaló el closet. “Abre ese”.
Cherry lo hizo y en cuanto lo abrió una pila de toallas y tampones de todas clases de productos para el período cayeron al piso alrededor de sus pies. Ella gritó, “¿Qué? Oh, tú lo planeaste, ¿No? Ja. Muy cómico, que madura eres. ¿Qué significa todo esto?” Recogió una caja de la pila.
Pickle se puso un pijama cómodo y se abrazó las piernas cerca de Cherry. Héctor no sabía que comprarme, así que compró dos de cada una.
Cherry comentó. “¡Oh, eso es adorable!”
Pickle se rio entre dientes y trajo otra almohada.
“Entonces… ustedes dos… ¿sabes? ¿Han hecho algo?” preguntó Cherry, mientras iba hacia el baño.
“¿Hacer qué?”
Cherry se detuvo e hizo una imitación con el dedo en el hueco metiéndolo y sacándolo.
Los ojos de Pickle se abrieron más. “¡No! Uh Uhm, no”
Cherry volteó la cabeza hacia un lado “¿De verdad? Yo hubiera pensado otra cosa”.
“¡No!” chilló Pickle. “¿Por qué lo haría?” protestó con una voz en un tono alto.
Cherry entrecerró los ojos “Así… No te importa que yo…” Movió su dedo alrededor señalándose lugares.
“Todo tuyo”. Pickle negó con la cabeza vigorosamente.
Al regresar del baño, Cherry encontró a Pickle que sostenía su bolsa de droga. Tenía el ceño completamente fruncido. Cherry intentó restarle importancia. “Yo… uh, no la quería. No sé en qué estaba pensando, en verdad. Estaba afuera, lista para venir para acá y entré en pánico”.
Entraste en pánico y ¿fuiste a comprar drogas?” Dijo Pickle, suspirando suavemente.
“Si. Creía que iba a estar en la misma situación con un dueño diferente. Era un acto final de desafío ¿sabes?”
“No, realmente no”, dijo Pickle simplemente poniendo la bolsa de droga de regreso en el tocador.
“Ahora que lo dije en voz alta me parece estúpido a mí también. Debí haber confiado en ti. Dijiste que aquí era grandioso y yo quería creerlo. Todavía lo creo… Es sólo qué…” Cherry se sentó en la cama y se cubrió la cara.
Pickle la abrazó. “Lo sé Carolina, lo sé”.
Sintiéndose segura y amada por primera vez en años, en los brazos de una figura materna, Cherry soltó las lágrimas y sollozó en silencio. Pickle la sostuvo acariciándole el cabello con los dedos, tarareando suavemente. La besó en la frente. “Ahora estás a salvo, no dejaré que te pase nada”.
Cherry soltó todo lo que tenía por dentro, llorando a chorros
Poco después, subieron a la cama. Una atolondrada Pickle la abrazó bien fuerte, “Soy la gran acariciadora”.
“¿Por qué tienes que ser la gran acariciadora?” Se quejó Cherry sin que lo dijera en serio.
“Porque soy más vieja”, dijo Pickle de manera casual.
Cherry se retorció. “Ay chica, tu exoesqueleto se está clavando en mi espalda. Es una tortura”.
“Cuando tengas tu propia cama te liberarás de esta tortura. Ahora cállate y deja que te acaricie”.
CAÍDA CINCO
A la Mañana siguiente, encontraron a Héctor y su mascota en la cocina. Pickle le mostró a Cherry dónde estaba el café. Era un día agradable y soleado y el cielo de Atenas tuvo un raro momento en que se veía claro. La leve brisa que entraba por la ventana abierta hacía el día aún mejor.
“Buenos días”, dijo Héctor leyendo las noticias en su veil.
Cherry parecía apenada. “Buenos días, Señor Troy”.
Él respondió “Sólo Héctor está bien”. Sorbió un poco del café turco caliente. El aroma era sorprendente. “¿Qué vas a desayunar? Pickle puede ayudarte”.
“Lo está haciendo, gracias…” Miró hacia abajo, se frotó el codo. “Héctor”. Añadió dudando.
Héctor volteó los ojos. “En serio, ¡relájate ya! ¿Fuiste una tonta ayer? Sí, lo fuiste ¿Ya todo el mundo, incluyendo Armadillo lo superó? Sí, lo hicimos. Acariciaba la cabeza de Armadillo mientras lo decía. “Siéntete como en tu casa. Oh, esto me recuerda algo”.
Él envió un comando de transacción a través del veil. “Aquí tienes tu mesada, 500 euros, más 200 para que compres la cama adicional. Pickle, ¿te encargarás de eso? No voy a poder estar con ustedes hoy”.
“¡Por supuesto!” Pickle sonrió “¡Hora de comprar! Ya sé que sólo es una cama, sin embargo…” chilló en silencio. Cherry quedó boquiabierta, tardó bastante tiempo hasta que finalmente la cerró. “Perdóname, ¿mesada?
Pickle la agarró y la hizo girar en redondo, después le susurró en el oído, “Sí, tenemos mesada, ahora cállate”.
Cherry todavía estaba atónita. “Lo siento, quieres decir una mesada, ¿así como así?”. Preguntó, moviendo su mano e ignorando los susurros de Pickle.
Héctor se encogió de hombros. “Para cosas de mujeres, ¿bebidas, ropa, maquillaje? No lo sé, sólo soy un hombre. “¿Por qué me estás preguntando?” Hizo saber que la cuestión estaba perfectamente aclarada al darles la espalda. Si hubiese tenido un periódico tradicional en sus manos lo habría agitado y enderezado las páginas. Así era como se veía.
Pickle la haló por el brazo pero Cherry seguía con el asunto.
“Me estás dando efectivo para gastarlo, sin pedirme nada a cambio”.
Héctor frunció el ceño. “Espero que entrenes y formes un equipo con Pickle y que luego jueguen Jugger. ¿Es mucho pedir?
Pickle continuó halándola y esta vez, Cherry se sacudió el brazo con disgusto. “No, lo que quiero decir es que ¿no quieres nada por ello de antemano? Generalmente tengo que mamar-“
“Bla, bla, bla,” Pickle la interrumpió y le tapó la boca. Después cambió de manos y le metió una tostada con mantequilla en la boca. “El desayuno es la comida más importante del día, especialmente para jóvenes como tú. Mastica”.
“Mmm, gha, ufm,”, dijo Cherry con la boca llena mirando a su amiga con rabia.
“Estoy tan contenta que