Confesiones De Una Sinvergüenza. Dawn Brower

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Confesiones De Una Sinvergüenza - Dawn Brower

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hacerlo dormir después de horas de llanto. Le están saliendo los dientes, pobrecito. Ahora, está durmiendo su siesta.”

      “Qué mal,” dijo Samantha. “Me habría encantado abrazarlo y besarlo. Tiene unas risitas preciosas.”

      Kaitlin trajo una taza de té y se la alcanzó. “La preparé como te gusta.”

      “Gracias,” dijo Samantha. Ella amaba a estas dos mujeres. No sabía cómo sería su vida sin ellas dos. Ambas eran tan…felices. Dolía a veces estar cerca de ellas. “¿Cómo estás? ¿Tú y mi querido hermano están planeando agrandar la familia?”

      Toda la cara de Kaitlin se sonrojó ante la pregunta de Samantha. “Yo…”

      “No la molestes así,” dijo Marian y después sonrió con perspicacia. “Aunque estoy encantada de que preguntes. Me he estado preguntando lo mismo.”

      “Bien…” Kaitlin se aclaró su garganta. “Por supuesto que tendremos hijos. Algún día.”

      Marian alzó una ceja. “¿Algún día?”

      “Si,” dijo Kaitlin un poco más firmemente. “Gregory necesita un heredero…”

      Samantha menó su cabeza. Ese era aparentemente un tema que Kaitlin no quería tratar. Desafortunadamente para ella, Samantha y Marian no dejarían pasar el tema tan fácilmente. Samantha reconoció la expresión en la cara de Marian, ella seguiría preguntando hasta que obtuviera la respuesta que esperaba. “Lo que creo que Marian está tratando de decir,” Samantha comenzó, "es que sea más pronto que tarde. Creo que ella espera que su descendencia tenga alguien con quien jugar.”

      De alguna forma la cara de Kaitlin se sonrojó aún más. “Err…No estoy discutiendo mi uh…” Ella agitó su mano en el aire, tratando de encontrar las palabras justas para decir.

      “¿Asuntos de alcoba?” Marian agregó. “¿Shelby no se está ocupando de estas cuestiones?” Ella meneó sus cejas. “Tal vez Jason debería tener una conversación con él y explicarle…”

      “Él no necesita orientación en ese aspecto,” Kaitlin la interrumpió. Una expresión de espanto se dibujó en su rostro. “Créanme. Es bastante experto en esa área.”

      “Y no quisiera escuchar acerca de las inclinaciones de mi hermano,” dijo Samantha, un poco horrorizada ante la perspectiva. “Todo lo que quería era un sí o un no, quizás tengas un bebé pronto. Eso sería suficiente de un modo u otro…”

      “Bueno,” dijo Kaitlin. “Espero que sea pronto, pero no puedo asegurarlo ahora.” Miraba su taza mientras hablaba, no pudiendo siquiera mirarlas a los ojos. “Entonces, veremos.”

      Samantha bebió un sorbo de su propio té. Había hecho lo posible para que nadie le preguntara del tema. Mientras estaban enfocadas en Kaitlin, nadie le preguntaría si había conocido a alguien o encontrado el amor. Querían que estuviera tan feliz como ellas. Un hombre podía lograr eso en ella, pero no podría nunca tener una relación real con él. Su hermano haría lo imposible para asegurarse que ella se mantuviera sola por el resto de sus días. Era mejor que continuara y encontrara un nuevo propósito en su vida. Probablemente, podía considerar ser una doctora como Marian. No que Marian fuera una doctora, pero estaba estudiando para llegar a serlo. Parecía un pasatiempo decente…

      Mentalmente, suspiró. Ella no quería estudiar Medicina. Tal vez, le llevaría algo de tiempo, pero encontraría un propósito en su vida. Algo que la ayudara a olvidar al Conde de Asthey y cuanto lo amaba.

      Jason y Shelby caminaron hacia la puerta del abogado y golpearon. No mucho después, la puerta se abrió y un hombre con pelo oscuro, apareció delante de ellos. “¿Los puedo ayudar?”

      “Si,” Jason aclaró su garganta y esa palabra salió como en un tono áspero. “Soy el Conde de Asthey. Estoy aquí para…”

      “Oh, gracias a Dios,” dijo él. “Estoy complacido que esté finalmente aquí. Por favor, pase. No tenemos tiempo que perder.”

      Eso no sonaba nada bien. ¿Qué era tan calamitosamente problemático? Shelby posó su mano en la espalda de Jason y lo empujó hacia la puerta. No se había dado cuenta que estaba estaqueado al piso. De alguna manera, pudo poner un pie delante del otro y siguió al abogado hacia la oficina.

      “Tomen asiento,” dijo el abogado. “Tenemos mucho que discutir.”

      Comenzó a hurgar entre los papeles en su escritorio. Era un desorden, y Jason no podía discernir cómo podía organizarse en ello. Finalmente, encontró un papel sellado e hizo una mueca. “Sabía que estaba aquí. Disculpas por cómo se ve todo esto.” Hizo un gesto hacia el escritorio. “Juro que usualmente soy más organizado, pero debo ordenar papeles importantes de nuevos clientes y archivarlos. Mi secretaria tiene la semana siguiente libre por una emergencia familiar.” Sostuvo la carta en su mano. “Necesito que lea esto, y después podemos discutir los detalles.”

      Jason tomó la carta y la miró. Probablemente era de su abuelo. Tragó saliva para sacar el nudo que tenía en la garganta. No estaba listo. Nada lo podría haber preparado para esto, la pérdida, y vivir sin la única persona en la que había confiado. Había sido como un padre para él, más que el suyo propio.

      “¿Vas a abrirla?” Shelby lo codeó. “¿Quieres que la lea por ti?”

      Él negó con su cabeza. “No.” Su voz sonaba ronca de emoción. “Yo lo haré.”

      Rompió el sello de cera y observó las palabras. Estaban borrosas y tuvo que leerlas varias veces, hasta poder entenderlas.

      Jason

      Si estás leyendo esto, ya no respiro. Lo siento. Morir es algo que un hombre no quiere hacer. Preferiría estar con quienes me necesitan. Tu madre posiblemente está hecha un desastre. Debes estar allí para cuidarla. Sé que crees que ella no te necesita, pero te juro que sí. Ella te ama.

      Ahora que ya hemos aclarado eso, es momento de ocuparse de los negocios. Estoy al tanto del estado de tus propiedades, le he pedido a mi administrador que visite la Hacienda Asthey, y para decir esto delicadamente, está como una choza. El techo está cediendo y los jardines están descuidados. No es un lugar para traer una familia, y espero, que un día, te ocupes de esto.

      Mi hijo no ha dejado un heredero, y estoy pensando que nunca lo hará. Lo que significa que el ducado posiblemente te corresponderá a ti. No dejaré que mi título y mis tierras caigan en manos de algún pariente lejano, entonces tú eres el elegido para continuar con esta misión. Lo primero que debes hacer es encontrar una esposa. Una vez que estés casado, tendrás disponibles los fondos para restaurar la hacienda. Sólo hay una condición en esto: debes casarte dentro de los seis meses de mi muerte. Si no te casas durante ese período, no heredarás nada. La parte que te corresponde será dividida entre la hacienda ducal y tu primo, Wilson. La baronía de Wharton no está tan en apuros como tu hacienda, pero podría usar los fondos.

      Esto puede sonar duro, pero tengo las mejores intenciones de corazón. Si no te daba un plazo, te sentarías felizmente sobre tu trasero a esperar lo mejor. Necesitas una mujer, hijo. No me decepciones.

      Con amor siempre,

      Tu abuelo,

      Thomas, Duque de Willington.

      Jason estaba furioso. ¿Wilson? Su horrible

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