Antonio Machado: Poesías Completas. Antonio Machado

Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Antonio Machado: Poesías Completas - Antonio Machado страница 6

Автор:
Серия:
Издательство:
Antonio Machado: Poesías Completas - Antonio Machado

Скачать книгу

ESTAS PALABRAS INCONEXAS

      ¡Oh, sola gracia de la amarga tierra,

      rosal de aroma, fuente del camino!

      Auras... ¡Amor! Bien haya primavera;

      bien haya abril florido,

      y el solo amado enjambre de mis sueños,

      que labra miel al corazón sombrío.

      Y en una triste noche me aguijaba

      la pavorosa espuela de mis pasos...

      Sentirse caminar sobre la tierra

      cosa es que lleva al corazón espanto.

      Y es que la tierra ha muerto... Está en la luna

      el alma de la tierra

      y en los luceros claros.

      iv

      Yo he visto mi alma en sueños...

      En el etéreo espacio

      donde los mundos giran,

      un astro loco, un raudo

      cometa con los rojos

      cabellos incendiados...

       Yo he visto mi alma en sueños

      cual río plateado,

      de rizas ondas lentas

      que fluyen dormitando...

       Acaso mi alma tenga

      risueña luz de campo,

      y sus aromas lleguen

      de allá, del fondo claro...

       Yo he visto mi alma en sueños...

      Era un desierto llano

      y un árbol seco y roto

      hacia el camino blanco

      ji

      (1907, edición final en 1919)

      7

      I

      Está en la sala familiar, sombría,

      y entre nosotros, el querido hermano

      que en el sueño infantil de un claro día vimos partir hacia un país lejano.

      Hoy tiene ya las sienes plateadas,

      un gris mechón sobre la angosta frente;

      y la fría inquietud de sus miradas

      revela un alma casi toda ausente.

      Deshójanse las copas otoñales

      del parque mustio y viejo.

      La tarde, tras los húmedos cristales,

      se pinta, y en el fondo del espejo.

      El rostro del hermano se ilumina suavemente. ¿Floridos desengaños

      dorados por la tarde que declina?

      ¿Ansias de vida nueva en nuevos años?

      ¿Lamentará la juventud perdida?

      Lejos quedó —la pobre loba— muerta.

      ¿La blanca juventud nunca vivida teme, que ha de cantar ante su puerta?

      ¿Sonríe al sol de oro,

      de la tierra de un sueño no encontrada;

      y ve su nave hender el mar sonoro,

      de viento y luz la blanca vela henchida?

      El ha visto las hojas otoñales,

      amarillas, rodar, las olorosas

      ramas del eucalipto, los rosales

      que enseñan otra vez sus blancas rosas.

      Y este dolor que añora o desconfía

      el temblor de una lágrima reprime,

      y un resto de viril hipocresía

      en el semblante pálido se imprime.

      Serio retrato en la pared clarea todavía. Nosotros divagamos.

      En la tristeza del hogar golpea

      el tictac del reloj. Todos callamos.

      II

      he abierto muchas veredas;

      he navegado en cien mares,

      y atracado en cien riberas.

      En todas partes he visto

      caravanas de tristeza,

      soberbios y melancólicos

      borrachos de sombra negra,

      y pedantones al paño

      que miran, callan, y piensan

      que saben, porque no beben

      el vino de las tabernas.

      Mala gente que camina

      y va apestando la tierra...

      Y en todas partes he visto

      gentes que danzan o juegan,

      cuando pueden, y laboran

      sus cuatro palmos de tierra.

      Nunca, si llegan a un sitio,

      preguntan adonde llegan.

      Cuando caminan,

Скачать книгу