Madagascar. vvaa

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Madagascar - vvaa Petit Futé

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viaje es diferente, por lo que se regresa siempre como hambriento de ver nuevas bellezas, como embriagado por los aromas, más potentes incluso que los perfumes de los bosques misteriosos. Hay como una necesidad imperiosa de descubrir este maravilloso país, donde todo es posible a la vez que improbable.

      La modernidad extiende lentamente su triste sombra sobre estas bolsas de vida. Las ciudades cambian, el dinero genera negocio, los teléfonos móviles sustituyen las noches de vigilia junto al fuego… Pero el alma malgache, tan rica en creencias y ceremonias, se muestra siempre con el mismo vigor, con el mismo amor tanto en las tierras altas como a lo largo de la costa. ¡Cuántas sonrisas recibe el extranjero, el vazaha al que todos los niños saludan! ¡Cuántas alegrías compartidas! Madagascar se entrega sin la intención de recibir nada a cambio: la aventura está en todas partes, en cada momento. Tenga los ojos abiertos, la mano tendida, el espíritu preparado para recibir toda la belleza y el encanto de este país.

       Agradecimiento. A mis guías del terreno: Rado, Andry, Mika, Manu, Rado, Michel y Fano; a las reuniones inesperadas: Ulises, Philaé, Sonia y Alejandro, y a sus amigos, a Michael, Stéphane y Jeanne en Sambava, Farad y Françoise en Diego, Riko a Fenive. Por último, gracias a quienes han compartido mi viaje, Florentine y Thibault, Tanguy, Cyril, Julie, Gaëlle, Jonathan, Max, Alex, Gael, Valeriane, Aymeric, Sharone y todo el equipo.

      Advertencia

      El mundo del turismo está en constante evolución. A pesar de nuestra vigilancia, los establecimientos, datos de contacto y precios pueden sufrir modificaciones de un momento a otro, algo que no podemos controlar. Apelamos a la comprensión de los lectores y les pedimos disculpas por cualquier error que puedan encontrar en las secciones prácticas de esta guía.

      Lo mejor de Madagascar

      Naturaleza con carácter

      Se dice a menudo que la Gran Isla es un verdadero «santuario de la naturaleza». La expresión parece provenir de un folleto comercial, pero sería injusto no precisarla: la isla es, además, encantadora. La riqueza mineral y vegetal que acoge esta tierra de abundancia –y la gran cantidad de especies endémicas que hay en ella– es formidable. El lémur habita junto a orquídeas luminiscentes, en compañía de camaleones, reptiles, miles de aves, fantásticos baobabs y.... ¡baobabs enamorados! Todo ello con las impresionantes muescas de los macizos calcáreos de Tsingy, formados por miles de años de erosión, como telón de fondo.

      Aventura para todos

      Todo el mundo puede tener una aventura en Madagascar, tanto los exploradores del fin del mundo, que hallarán espacios casi vírgenes, como los amantes de viajes más plácidos y que buscan un mínimo de confort. La Gran Isla da la impresión permanente de ofrecerse pero nunca por completo. Podrá bajar fácilmente en canoa como Indiana Jones, en medio de una selva tropical, caminar como John Wayne en una cordillera que evoca las montañas del oeste americano, o perderse como Robinson Crusoe en cientos de kilómetros de playas maravillosas. Los que huyen de la modernidad solo necesitarán tiempo, espacio les sobrará. Y, aquellos que buscan un paraíso natural, siempre encontrarán lugares de ensueño en medio de la nada.

      Un festival de colores

      Rojo como la laterita de las Tierras altas centrales. Azul como el mar infinito que lo rodea todo. Blanco como la espuma de este océano furioso. Verde como los misteriosos bosques de las costas. Ámbar como el sol que aplasta las playas del oeste... Los colores están por todas partes, saltando como jóvenes olas alocadas, anidando en los huecos del más recóndito cañón, en la pupila de cualquier mirada que pasa antes de escapar, coqueta y traviesa, hacia otros colores aún más sutiles. Quedará embriagado con esta abundancia de matices profundos y misteriosos.

      Un mosaico de culturas

      En la Gran Isla cohabitan dieciocho pueblos. Este mosaico de rostros, colores, música y perfumes forma un conjunto fascinante, como una sinfonía humana. La isla cuenta con una cultura secular en la que los lémures acompañan a los antepasados de los actuales pobladores y en la que estos, que vuelven a la vida en la Tierra a través de los cuerpos de los cocodrilos, bailan con los vivos durante las fiestas mientras se bebe ron. Viajar a Madagascar es sumergirse en un mundo diferente y bucear hacia un más allá luminoso donde las cosas y los espíritus habitan con los hombres.

      Una población cálida y acogedora

      Sonrientes, acogedores, curiosos y, sin embargo, tan desafortunados en su vida cotidiana, la población malgache podría dar lecciones de vida a muchos moralistas y fanáticos de todas las creencias y religiones. La alegría de los niños, quienes le saludarán con un bonjour vazaha (hola, forastero), no es solo la ocasión para una bella fotografía: reconforta el alma como si en algún lugar (¿dónde? ¿cuándo?) hubiéramos perdido la capacidad de ser felices bajo cualquier circunstancia.

      Ficha técnica

      Dinero

       Moneda. A partir del 1 de agosto de 2003, el ariary (MGA, anotado Ar en la guía) reemplazó al franco malgache (FMG).

       Tipos de cambio. En marzo de 2019, un euro se canjeaba por unos 3997,40 Ar.

       Salario mínimo mensual. En 2017 el salario mínimo mensual en las empresas privadas era de 155 000 Ar, unos 44 €, en el sector no agrícola, y de 157 000 Ar en el sector agrícola.

       Muy importante: el ariary reemplazó al franco malgache y todos los precios (excepto, a veces, en el norte y el este o en el monte) están indicados en esta nueva moneda. Sin embargo, la población rural todavía habla en términos de francos malgaches, y es habitual que digan los precio en FMG (1000 Ar = 5000 FMG).

      Cuidado con la confusión: si le dicen que «esto cuesta 10 000», es posible que se trate de 10 000 FMG y, por lo tanto, de 2000 Ar, no de 10 000 Ar (algo habitual en taxis, transportistas, etc.). Asegúrese de preguntar primero y tenga siempre cuidado, porque nunca le dirán que no si da cinco veces más de lo que debiera.

      Ideas de presupuesto

      A pesar de que Madagascar sea un país con un coste de vida bajo, a menudo se gasta mucho dinero muy rápidamente. En efecto, aunque los hoteles y la comida son muy ventajosos en términos de precios, todo lo contrario ocurre con el transporte (el avión es muy caro y el alquiler de coches también), las visitas, las propinas, los extras, etc. Por ejemplo, las entradas a los parques nacionales suelen ser más caras que los alojamientos. Tendemos a quejarnos y nos dejamos llevar rápidamente, pero hay que convertir los precios en euros para darse cuenta de que lo que en Madagascar es «caro» a menudo sigue siendo un importe mucho más bajo de lo que pagaría en España.

       Presupuestos reducidos: cuente entre 20 000 y 70 000 Ar para alojarse (para dos personas) y entre 3000 y 10000 Ar por comida.

      

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