Enciclopedia de anatomía del ejercicio (color). Hollis Lance Liebman
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Grasas
Olvídate de la anticuada idea de que todas las grasas son malas, ya que algunas son muy importantes para ciertas funciones orgánicas y una regulación en buenas condiciones. Las grasas omega, como por ejemplo las que se encuentran en el pescado, son especialmente buenas para ti. Por el contrario, son las grasas saturadas que bloquean las arterias, como por ejemplo las presentes en las carnes grasas, las que tienen poco o ningún lugar en una dieta saludable. Las grasas buenas son importantes para la salud de pelo, piel y uñas. Estas grasas, entre ellas las presentes en los frutos secos y en el aceite de oliva, también aportan sensación de saciedad, ayudan a lubricar las articulaciones y a proteger el corazón.
Proteínas
Las proteínas hacen que los músculos aumenten de volumen y, junto a un entrenamiento que proporcione un estímulo adecuado, permiten a un deportista sacar el máximo partido de su cuerpo, tanto en el campo de juego como durante los entrenamientos. Son fuentes completas de proteínas los huevos, la carne de ave, la carne de vacuno y los suplementos proteicos.
Intenta consumir proteína procedente de fuentes con poca grasa (clara de huevo, pechuga de pollo y pavo, y pescado), porque se sabe que tienen la función de mantener la masa muscular magra de nuestro cuerpo.
MODERACIÓN Y EQUILIBRIO
El error más común que puede cometer cualquier deportista que desee mejorar es sobreentrenar –llevar al organismo hasta el punto de caer exhausto– y no consumir suficiente energía para aportar a su cuerpo la que necesita. Como dijimos antes, nunca podrá ser una buena idea saltarse el desayuno o, en el mejor de los casos, confiar en un estimulante y una fuente de azúcar (café y fruta) a última hora. Esto es igual que viajar con el depósito de energía vacío, y por supuesto no permitirá a tu cuerpo realizar las tareas diarias, por no hablar de un entrenamiento en vistas a obtener una buena condición física y un rendimiento adecuado en tu deporte. Por favor, ten en cuenta que el único momento adecuado para ingerir hidratos de carbono simples como el azúcar es después de hacer ejercicio físico, cuando es necesario reponer rápidamente el glucógeno (hidratos de carbono almacenados). Después de practicar deporte o actividad física, un alimento que contenga hidratos de carbono complejos, como por ejemplo las alubias, tardará más en recargar nuestra energía que un alimento que se convierta en azúcar mucho más rápidamente, como el zumo o la fruta. Para unos resultados óptimos, es mejor consumir durante el resto del día comidas pequeñas, frecuentes y saludables. Esto permitirá que el cuerpo se encuentre lleno de energía, y le ayudará a utilizar el tejido adiposo almacenado (grasa) como fuente de energía.
Hablando en términos generales, un reparto, entre los diversos principios nutricionales, de un 40 por ciento para la proteína, un 40 por ciento para los hidratos de carbono y un 20 por ciento para las grasas debería ser la base de tu ingesta nutricional habitual. Además, reducir el aporte de hidratos de carbono y empezar con la ración mayor en las primeras horas del día, y pasarse después a otros tipos de hidratos de carbono más fibrosos o bajos en calorías, a medida que el día avance, te ayudará a seguir quemando grasa; por ejemplo, cereales o tostadas para desayunar, un bocadillo o ensalada de pasta para almorzar, y ensalada de pollo o pescado y hortalizas para cenar.
Si haces ejercicio físico para perder peso, es importante no reducir drásticamente la cantidad de comida ingerida. Una pérdida de peso saludable –si es eso lo que deseas– oscila entre medio y un kilogramo por semana, y el modo más fácil de lograrlo consiste en una constante y adecuada combinación integrada por una buena nutrición (para alimentar al organismo), un entrenamiento con pesas adecuado (para fortalecer el cuerpo) y una actividad cardiovascular intensa (para quemar el tejido adiposo almacenado).
LAS REGLAS DEL IG
El índice glucémico (IG) mide la tasa en que los hidratos de carbono influyen en los niveles de azúcar sanguíneo, y es la clave nutricional para una pérdida de grasa duradera. Una cifra de IG baja indica un ritmo más lento, así como una menor demanda de insulina por parte del cuerpo y, en última instancia, también un menor almacenamiento de grasa.
Proporciona energía a tu programa de ejercicio con una dieta saludable y equilibrada, que incluya pescado fresco y hortalizas, frutos secos y legumbres.
Este sistema atribuye un IG alto a los alimentos con un IG de 70 o superior. Algunos de ellos son el pan blanco, el arroz blanco, los cereales de desayuno y la glucosa. Son alimentos con un IG medio, que oscila entre 56 y 69, los productos de trigo integral, las patatas y la sacarosa. Los alimentos con un IG bajo son en su mayor parte hortalizas, y en esa categoría se encuentran todos los tipos de legumbres, los granos integrales, los frutos secos y la fructosa. Para tener un físico esbelto y un nivel de azúcar estable, debes consumir principalmente alimentos de IG bajo.
INGESTA DE LÍQUIDOS
Por último, pero por supuesto no menos importante, está el hecho de que debes mantenerte hidratado. Toma agua en la cantidad que desees antes, durante y después de la actividad física. El agua es el principal componente químico del cuerpo humano y constituye aproximadamente el 60 por ciento de tu peso corporal. Todos los sistemas del organismo dependen de ella. La carencia de agua puede producir deshidratación, lo cual significa que no habrá una cantidad suficiente en tu cuerpo para realizar las funciones normales. Incluso una ligera deshidratación puede acabar con toda tu energía y dejarte cansado y letárgico.
Beber agua es esencial para mantenerte en forma y repleto de energía, cualquiera que sea el deporte que practiques. Adopta el hábito de beber varios vasos de agua cada día.
Todos los días pierdes agua por la respiración, la transpiración, la orina y las defecaciones. Para que el cuerpo funcione adecuadamente, debes reponer toda esta agua. Necesitas entre dos y tres litros de agua diarios –gran parte de esta cantidad se obtiene con las comidas y bebidas normales–, pero esta cifra aumentará o disminuirá dependiendo de variables como el clima y la cantidad de ejercicio que hagas.
EFECTUAR ESTIRAMIENTOS
La Enciclopedia de anatomía del ejercicio está diseñada de forma que sea fácil de usar y pueda aumentarse gradualmente la dificultad de los ejercicios propuestos. Utilízala para facilitar el despliegue del potencial ilimitado de tu cuerpo y para restaurar un equilibrio corporal, una funcionalidad y una fuerza adecuadas. Comienza con un deporte específico o un entrenamiento funcional y progresa a tu propio ritmo pasando por los diferentes programas.
Asegúrate de dedicar algún tiempo a la parte del libro que trata sobre los estiramientos. Estirar es importante para una elongación adecuada del tejido muscular, durante la actividad física y después de ella, así como para librarte del ácido láctico, el subproducto que generan los músculos que trabajan duramente. Además, cuanto más flexible y maleable sea el tejido, mayor será el rango de movimiento que se podrá conseguir, y mayor también el tejido muscular magro adicional que se podrá desarrollar, el cual tendrá una influencia directa en la actividad deportiva.
Existe una escuela de teóricos del ejercicio que afirma que los estiramientos deben hacerse antes de la actividad física. En realidad, es mejor calentar antes de estirar. Montar entre cinco y diez minutos en una bicicleta estática suele ser una mejor forma de preparar el cuerpo que hacer estiramientos. Durante y después de la actividad son los momentos ideales para estirar, ya que los músculos están tonificados y flexibles en ese momento.