Santiago. Fragmentos y naufragios. . Luisa Eguiluz

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Santiago. Fragmentos y naufragios.  - Luisa Eguiluz

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y el recorrido, en una forma deteriorada que los planes de transporte deseados por los nuevos gobiernos democráticos han procurado cambiar.

      El poema está estructurado en dos columnas, en que la primera centra el punto de vista en el vehículo y sus pasajeros, y la segunda lo hace en la ruta, en el paisaje de Santiago Norte, pero ambas perspectivas muestran algo deteriorado, y más, denigrado. Reproduzco algunos ejemplos:

Cuchitril Efímero lunar de los tejados Fantoche Prostíbulos y comadronas Al matadero Bofe colgando de los sueños

      Sobre “Huellas de siglo” señala Raquel Olea que: “la referencia de la sujeto poética es la ciudad como espacio de tensión por la convergencia de sujetos y poderes tensados”26 , aludiendo a todos los elementos de segregación ciudadana.

      A media asta, la tercera producción poética de Berenguer, muestra una escritura sobre la marginalidad, volviendo a los temas del pasado, de las indígenas: mapuches, onas, ultrajadas. Pero también aparecen huellas de lo urbano centradas en “la loca del pasaje” y “los arrabales”. Debemos mencionar también, en “Fragmentos de Raimunda”, por una parte, como el propio nombre de esta sección lo indica, la fragmentación propia de la poesía de este tiempo, y, por otro lado, la presencia del símbolo nacional, el emblema de la bandera de Chile, como tema de textos de la dictadura, tela en este caso, de percal (de pobreza) formada también de fragmentos de colores. La sujeto poética se siente mal al verla colgando así a media asta –señal de luto por la patria– pero sangrante del rojo mujeril de la menstruación. La ciudad ocupa un lugar importante, también representada como imaginario simbólico en el Parque Cousiño, “donde la chilenidad ardía y los sauces llorones lloraban de verdad”, en el texto escrito delirantemente sin pausas, ya que ni siquiera las palabras van separadas, como tampoco las señales de un grito de socorro SOS, que ocupa todo el blanco de la bandera. A su vez, la estrella solitaria en la parte superior izquierda está montada sobre la S que podría iniciar el SOS de su costado derecho, o bien, ser un signo de silencio, o meramente una bordadura o estampado del percal. La hablante impreca contra la bandera que no le sirve, que no la inspira. El carácter de cuerpo femenino del emblema está en el cierre del texto, en lo sangrante de la banda inferior correspondiente al rojo.

      Por tratarse de un texto visual, lo reproduzco en su totalidad en la página siguiente:

A3

      Eugenia Brito, en los ensayos reunidos en el libro Campos minados27, destaca la oralidad en las obras de Berenguer, especialmente en Huellas de siglo y en A media Asta. En la obra anterior, Boby Sands desfallece en el muro había privilegiado la incrustación de los grafitis.

      También desencantada será la visión de Berenguer de la ciudad “posmo” en Naciste pintada, obra publicada en 1999 que reúne algunos textos poéticos con otros testimoniales, cartas de prostitutas encarceladas. El lugar, la casa de reclusión de calle Borgoño, que se muestra eficazmente en tres imágenes de su fachada. La intención de denuncia de Carmen Berenguer, especialmente en lo sufrido por las mujeres, sigue así vigente.

       Fragmentos de cuerpo y de ciudad: Eugenia Brito

      Eugenia Brito nació en 1950. Es poeta y ensayista. Académica de la Universidad de Chile. Presenta a la ciudad de Santiago como protagonista en su obra Vía Pública, aparecida en 198428, dedicada en primer lugar a la Virgen del Carmen, patrona de Chile; en segundo, a un soldado muerto en la Segunda Guerra Mundial, que le escribe una carta a Dios, (re)citada en el texto; y en tercer lugar, parafraseando un título de Eduardo Galeano, y así, de paso, instalando la intertextualidad propia de una escritura culta de la modernidad, a Las venas abiertas de América Latina.

      La primera dedicatoria de Vía Pública ofrecida a la Virgen del Carmen adelanta ese ámbito simbólico en que se mueve el texto.

      En el primero de los poemas, “Parque Central”, se da una estructura de cruces entre expresiones contrapuestas, antitéticas y que, a la vez, logran amalgamarse en una analogía.

       Abandonada de ti, te llevo en mí como la antigua Venus su belleza en los brazos rotos sabiendo que al final de mí me esperas tú para cortármelos.

      Fuera de ti (en el exilio afectivo), abandonada. La situación enunciativa se funde con el estado de ánimo, mostrando un polo a través del participio, y en el otro, el presente vivo “llevo”. Fuera de algunos ecos que traen los finales de versos: ti y mí del conocido soneto atribuido a Santa Teresa: “Vivo sin vivir en mí (…)” y de un parentesco mistraliano, se usan versos impares que le confieren una alta musicalidad y ritmo. Muy interesante es cómo se reconstruye una sutil, pero no por eso menos efectiva relación de los tres momentos de la temporalidad: el pasado del participio “abandonada”, el presente “llevo” y el futuro implícito en “al final de mí me esperas tú para cortármelos”. Por otra parte, el corte nos remite a la carencia, a lo que falta, al cuerpo mutilado.

      La Virgen del Cerro, monumento erigido en 1929, es una estatua hueca, por tanto, carente de materialidad interior. Pero esa misma oquedad, con el procedimiento de inversión caro a Brito (no olvidemos sus constantes imágenes de espejo invertido, por ejemplo), se transforma o se trasviste de regazo acogedor, sobre todo de los sin voz.

      Así, la estatua deviene cuerpo. Magda Sepúlveda vincula esto a la teoría feminista, uniendo la lucha política con la reivindicación de género29. Esto se produce, a juicio de Sepúlveda, con la sanación del cuerpo de la abandonada, unida a la recuperación de la Virgen como cuerpo. Su tesis apunta asimismo al rescate de mitos, de “saberes” indígenas para posicionarse contra las prácticas de la ciudad. Sabemos de la tentativa latinoamericana de tratar de fundir las dos herencias maternas: la de la Virgen católica hispana y la de la Pachamama, madre tierra de la vertiente indígena, en el llamado “marianismo”, tema tratado, entre otras investigadoras, por la antropóloga Sonia Montecino. Entonces, se encuentran también ideas de Montecino, en que la Virgen, al ser refugio de abandonados, lo es para los huérfanos de padre, un problema endémico que aquejaba (aqueja) a Chile desde los albores de su historia, motivo del libro De madres y huachos30.

      La Virgen, construida, erigida e instalada por Brito a través de la escritura, cumple uno de sus propósitos, y, creo, el de muchas/muchos poetas de construir imaginarios y mundos más aceptables. En este caso se construye patria a través de la construcción de la ciudad de Santiago, que es parida por el cuerpo recuperado de una Virgen:

       Parí entonces las suaves colinas de Santiago Que quisieron ser árboles del cielo. Parí a la insolente la sorprendida erótica nieve de los Andes.

      Brito es una autora de gran nivel intelectual, premunida de las armas teóricas del estructuralismo, de la desconstrucción, de las teorías feministas, de las lecturas atentas de poesía de los grandes, a los cuales cita y con los que establece un diálogo extendido al lector para su recepción y complemento. Entre estos, Montale:

      Y los ángeles serán imborrables erratas (En “Underground”, p. 11)

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