El rodado regio hispánico. Juan Carlos Galende

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El rodado regio hispánico - Juan Carlos Galende Foro Hispanoamericano

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En el apellido del mayordomo se prefiere de nuevo Fernandi a Ferrandi, igual que en el antropónimo regio. Es asimismo extraño Luppus con dos pes,47 y alfferez con e en la sílaba final, caso exclusivo en todo el reinado, y tal vez castellanismo que contaminó la copia, elaborada cuando ya se rodaba en romance.48

      Tanto Luis Sánchez Belda como Julio González consideran original el privilegio 34,49 despachado según su cláusula corroborativa por Pedro Martínez, el escribano de M-VIII. La inacabada rota (el campo está vacío) mide 55 mm Ø y su orla única, entre gráfilas simples con algún desajuste, ocupa el 53 % Ø; es decir, dentro de los parámetros de este oficial.

      Sin embargo, resulta sospechoso que lleve separadores, ajenos a los originales de Fernando III tras la reunificación de León y Castilla como vimos en M-IV, que, por estar caídos los horizontales, la dividen en cuatro arcos irregulares. Y tampoco coinciden entre sí, pues el derecho es un simple trazo grueso, mientras que el resto se abocinan. Ello determina el caprichoso reparto de la leyenda: signum Fe - rrandi, regis Ca - stelle et Tol - eti, Leginis (sic) et Gallecie.

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      Las grafías sí muestran particularidades de Pedro Martínez de Aguilar: O con un entrante en la parte derecha de la panza (es lo corriente de él, aunque no invariable), R de cabeza pequeña y astiles muy largos, literalidad de la copulativa et obviando la nota tironiana, y se ve una letra encajada. En cuanto a las interpunciones, a estas alturas no es raro el abandono del encabalgado de puntos entre todas las palabras (véanse 31, 37, 40, 42 —atribuida— y 43). Surge la errata Leginis.

      Nada que objetar a la leyenda exterior: anillo cerrado, tratamiento domini rregis también en el mayordomo y característica zeta final de alferiz.

      Las corroborativas de los originales 36 y 38 no especifican autor, pero pueden atribuirse a Gonzalo Martínez por la semejanza con M-VI, del que difieren principalmente en no encerrar la confirmación de mayordomo y alférez en una segunda orla. Ambas miden 52 mm Ø y esa sola corona, entre gráfilas dobles (en M-VI solo pareaba una en 19), ocupa el 37 y 38 % Ø.

      Las cruces campales se parecen en particular a las de 17 y 19, salvo la nimiedad de que el rabillo inferior de 36 no llega a apoyar en la gráfila.

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      La orla deja de ir escindida abajo, el acople de su leyenda es normal y, fiel a sí mismo, Gonzalo Martínez sigue poniendo signum con U y obviando notas tironianas. No hay nexos (corrientes en M-I, decaen en M-VI, M-XIV y el dudoso M-XVI) ni abreviaturas. Interpunge todas las palabras como en 5, 6, 7, 8 y 9 de M-I (en el resto se limita a la punción final; solo faltan por completo en el original 51 y en sus copias 52 y 53), pero cambia el motivo: ahora hay de cuatro a seis puntos encabalgados.

      La leyenda exterior termina de cerrarse prolongando el travesaño de la t final de ambos confirmat, sobre todo del primero. Asume el tratamiento domini rregis dado por Pedro Martínez de Aguilar en M-VIII para la ratificación del mayordomo, y que Gonzalo solo reiterará en M-XIV (sospechoso).

      Además de M-V y la rueda que trasladan M-III y M-IV, Pascasio de Soria50 dibujó las originales 41, 46, 47 y 57 (sospechosa)51 y la que sirvió de modelo a la copia coetánea 44;52 la atribución de 45 es dudosa.53

      La principal diferencia con aquellas es que ahora la confirmación de mayordomo y alférez no va orlada; en 45 y 46 una tenue circunferencia, de probable pautado, bordea la leyenda exterior. Oscilan de 46 a 66 mm Ø; la única corona, de gráfilas simples y mínimamente descentrada la exterior de 47, supone entre el 31 y el 43 % Ø.

      Las cruces campales mantienen la otra vaciada y el par característico de abultamientos a los lados de cada brazo, que veíamos en M-IV y M-V, pero evolucionan:

      — 41, 44 y 45 tocan la gráfila, imposibilitando potenzas, asta y remates de bodoque y rabillo en los brazos.

      — 46 abocina mucho el patado y lo decora a contraste con adornos filosados.

      — 47 y 57, también muy grandes, pero sin ocupar todo el campo, van sobre asta, minimizan el patado y acoplan potenzas incurvadas. 47 solo deja un bullón braquial.

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      Las coronas son continuas (salvo en 57, segada por la prolongación del asta) y el acomodo de su leyenda no disuena. Signvm lleva siempre V —característica de Pascasio de Soria—, solo 45 prefiere U. Igual que en el resto de sus originales, tampoco ahora hay nexo alguno, y 41 y 46 suplen los et por notas tironianas y señalan el resto de las abreviaturas montando el garabato yuguiforme; en cambio, 44, 45, 47 y 57 obvian braquigrafías. Siguen interpungiendo todas las palabras con tres puntos superpuestos 41, 44 (aritos), 45 y 46 (falta al final); en 47, son cinco o seis y los duplica al final, y en 57, tres o cuatro (no está el último). 44 va menguando el módulo de Gallecie para que quepa.

      La leyenda exterior abrocha en 57 y subsana los pequeños huecos a nordeste y sudoeste del resto, como M-IV y M-V, prolongando la t final de ambos confirmat y, si no basta, añade un simple trazo. 44 y 57 tratan de domini al rey también en la ratificación del mayordomo, a diferencia de todas las demás ruedas seguras de Pascasio (sí lo volveremos a ver en los atribuidos 56 de M-XVII —sospechoso—, 58 de M-XVIII y 71 de M-XX).

      Luis Sánchez Belda, Julio González y María Beatriz Vaquero Díaz estiman original el privilegio 45,54 cuya corroborativa no personaliza artífice. La cruz es casi idéntica a 41, sugiriendo la mano de Pascasio de Soria, pero ya sabemos que él nunca escribía signum con U, y hay ligeras variantes gráficas en la leyenda exterior: la s final de Garsias es alta, y no de doble curva, y solo aquí el caído de la z de alferiz termina incurvándose hacia la derecha. Resulta, asimismo, desacorde que la rueda interfiera arriba y abajo con la nómina de confirmantes del diploma (aunque ya ocurre en los originales 17 y 20 de Gonzalo Martínez). Si no estamos ante un original algo anómalo de Pascasio, cabe suponer otro escribano o incluso la copia de un original suyo como el que sirvió de base a 10 y 14, que alteran precisamente V por U en signum.

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      La anónima rota 42 presenta importantes similitudes con las de M-VIII, de Pedro Martínez de Aguilar, pero también divergencias que no permiten atribuírsela a la ligera. Sus medidas sí encajan: 58 mm Ø y orla única entre gráfilas simples, que supone un 45 % Ø.

      La cruz semeja a la variante más sencilla de M-VIII (patada que cubre todo el campo), pero añade entre los brazos sectores con entrantes dentados opuestos en vértice y arco, lo cual podría asumirse como ensayo (igual que en 66 de M-XXIII), pero llama mucho la atención que la cruz esté tan descentrada, descuido impropio suyo.55

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      La leyenda principal sí que responde a lo esperable de Pedro: disposición habitual, peculiares O y R (véase M-X), literalidad de et

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