Buscando un bebé. Jessa James

Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Buscando un bebé - Jessa James страница 11

Автор:
Серия:
Издательство:
Buscando un bebé - Jessa James

Скачать книгу

le gusta que le hable sucio y eso me ha puesto incluso más duro que antes.

      Me relajo, mantengo mi brazo sobre sus hombros y cambio el tema. Hablamos sobre mis tatuajes y un poco sobre nuestros trabajos.

      Parece aliviada, aunque noto que la tensión no ha abandonado su cuerpo. Hablamos un poco y pedimos más bebidas. Le coqueteo y ella se sonroja.

      Me gusta la forma en que logro hacerla sonrojar una y otra vez. Me hace preguntarme cómo luce su cara cuando tiene un orgasmo. Apuesto a que hace una increíble O con su boca.

      Planeo descubrirlo en persona esta noche.

      Estoy un poco distraído mirando su cuerpo mientras hablamos. Sus piernas son largas y tonificadas, cada centímetro que está mostrando es perfecto. Usualmente prefiero las mujeres bajas, pero las largas piernas de Cady me tienen pensando todas las posiciones en las cuales quiero colocarla.

      ¿Me montaría como un semental o le gustaría que la follara por atrás?

      Y no me hagan hablar de sus tetas. Son más grandes que algunas de las mujeres con quien salgo y me imagino que sus pechos desnudos deben ser fantásticos.

      “Lo siento, ¿qué preguntaste? Estaba ocupado mirándote”, dije yo, encogiéndome de hombros.

      Cady se sonroja. “Pregunté si en tu familia hay enfermedades del corazón. O alguna enfermedad genética.”

      Paso mi mano por mi boca y mi barba mientras pienso. ¿Creo que no?

      “No lo creo, no. ¿Por qué tantas preguntas médicas?”

      Pero ella no responde mi pregunta y sigue con otra pregunta.

      “Umm. ¿Tú estás… limpio?” Pregunta Cady con la cara roja como un tomate. “Me refiero a si te has hecho alguna prueba recientemente de infecciones de transmisión sexual.”

      Esta es la primera pregunta que me ha hecho que me ha hecho sentir extraño. La miro de forma sospechosa.

      “¿Por qué?” pregunto yo directamente.

      Cady coloca una mano en mis bíceps para calmarme.

      “Solo dime. Una chica merece saber con quién… tal vez… podría hacer cosas, ¿cierto?”

      Mis cejas se arquean. “Me hice pruebas el mes pasado y salí perfecto.”

      Su rostro sigue encendido. Cady muerde su labio por un segundo.

      “De acuerdo. Hmmm… quiero preguntarte algo”, dice Cady y apresura sus palabras. Abro mi boca para decir algo, pero Cady me detiene. “No, déjame terminar. Comprendo si es demasiado, pero… estoy intentando quedar embarazada.”

      “Whoa… ¿qué?” Digo yo, sorprendido. “Estás… ¿qué?”

      “Estoy intentando pedirte… ya sabes… que seas mi donante de esperma. Excepto que quiero…” Cady se detiene y entierra su cara en sus manos por un segundo. “Esto es más difícil de lo que debería.”

      “¿Estás preguntándome… estás preguntándome si te puedo embarazar?” Digo yo. Las palabras suenan muy extrañas saliendo de mi boca.

      “¡Sí!” dice Cady, hablando muy rápido. “Puedo saltarme todo lo de la clínica de fertilidad si encuentro a alguien… que me guste lo suficiente.”

      Retiro mi brazo que tenía alrededor de sus hombros y me rasco la nuca. ¿Qué debo responder a eso?

      “No lo sé…” logro decir. “Yo… no lo sé.”

      “Escucha”, ruega Cady y coloca una mano en mi muslo. “Sabes que soy abogada. ¿Quieres libertad? Redactaré los papeles para asegurarnos de que quedes libre. Me aseguraré de que el acuerdo se cumpla.”

      Cady me ve desviando la mirada y se desespera un poco.

      “Jett, por favor, mírame.” Yo la miro y Cady sonríe. “Hola. Lo siento. Es solo que… eres muy caliente y saludable. Obviamente tienes buenos genes. Solo puedo imaginarme que nuestro… nuestro sexo sería… preferible a lo que me pueda ofrecer la clínica de un banco de esperma. Básicamente te pregunto…” dice Cady y se pone roja de nuevo. “Básicamente te pregunto si quieres tener sexo sin protección conmigo.”

      “Es que… es demasiado para procesar”, digo yo mientras dudo.

      Por un lado, ella me está rogando que me corra en su interior. Por otro lado, yo no sé qué pensar sobre tener un hijo. Aunque no fuera responsable de darle mi dinero o mi tiempo, ¿qué haría? ¿Podría caminar como si nada sabiendo que estaba ahí afuera?

      “Sé que estoy pidiendo mucho. Es un gran favor. Comprendo que necesites pensarlo.”

      La miro por largo rato. Es demasiado tentadora en ese pequeño vestido rojo y con sus largas piernas cruzadas. Quiero experimentarla, sentir sus labios carnosos alrededor de mi pene, sentirla retorciéndose alrededor de mi pene. Quiero verla sonrojarse como una rosa con su orgasmo y ver la tormenta pasar por esos enormes ojos grises.

      Mi lado salvaje me susurra solo hazlo. Pero mi lado razonable me dice por favor, por favor piénsalo bien.

      “¿Puedo pensarlo?” digo yo.

      Cady respira, aliviada. “¡Por supuesto! Piénsalo, consulta con un abogado… lo que necesites.”

      Cady se mueve un poco y abre su cartera. Ella lanza un billete de cien en la mesa. Aparentemente ella pagará por las bebidas esta noche.

      Nunca me había sentido como una prostituta, pero la situación se estaba pareciendo a eso. Me había dejado sin palabras.

      “Yo… estoy…” digo yo, sacudiendo mi mano.

      “No necesitas explicarme. Solo… tómate todo el tiempo que necesites. Tienes mi número”, dice Cady.

      Se inclina hacia adelante y coloca una mano en mi pecho. Me besa gentilmente en la mejilla. Gruño y atrapo sus labios con los míos, incapaz de aguantarme después de fantasear con follármela todo el maldito día.

      El beso es dulce y gentil, solo un pequeño beso. Sus labios son más suaves de lo que haya imaginado. Aumenté de intensidad el beso, pasé mi lengua por sus dientes. Cady hizo un ligero gemido que era parte lamento y parte lujuria animal.

      Juro que ese sonido me puso duro en segundos.

      Cady se abrió para mí y mi lengua entró en su boca. Jesús, sabe más dulce que cualquier maldito caramelo.

      Siento que está presionando mi pecho y la dejo ir mientras dudo. Nos quedamos ahí por un segundo, solo mirándonos a los ojos e intentando leer la mente del otro.

      Luego Cady muerde su labio y limpia mis labios con sus dedos. “Me temo que te manché de labial.”

      “Puedo usarlo como una marca de honor”, bromeo.

      Cady sonríe y se escabulle, luego se levanta.

Скачать книгу