E-Pack HQN Sherryl Woods 3. Sherryl Woods

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E-Pack HQN Sherryl Woods 3 - Sherryl Woods Pack

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ocultar lo frustrada que se sentía.

      –¿Estás seguro? Podríamos salir a dar una vuelta con el coche y aparcar en algún lugar apartado y oscuro, como hacíamos antes.

      –No estoy seguro de casi nada, pero esto lo tengo muy claro. Hacer el amor contigo sería fácil y memorable, como siempre, pero no va a solucionar nada.

      –Entonces ¿qué hacemos?

      –Dar tiempo al tiempo, darnos una segunda oportunidad y ver qué es lo que pasa.

      Parecía muy razonable y sensato… salvo por un pequeño detalle.

      –Voy a marcharme, Boone. Puedo esperar uno o dos días más, pero al final tendré que irme. ¿Qué pasará cuando llegue ese momento?

      Él le sostuvo la mirada durante unos segundos, y suspiró antes de contestar:

      –Supongo que, si vamos a intentarlo de verdad, será mejor que contratemos alguna oferta de esas de llamadas y uso de datos sin límites. Puede que las compañías aéreas nos den algún descuento por volar con frecuencia.

      Ella se quedó sorprendida. Sabía que, años atrás, ni él habría hecho esa propuesta ni ella la habría aceptado. En aquel entonces era muy testaruda, y había pensado que lo mejor era una ruptura total.

      –¿Te ves capaz de vivir así?, ¿crees que podríamos tener una relación a distancia?

      –Como parece ser que no puedo vivir sin ti… sí, estoy dispuesto a intentarlo. ¿Y tú?

      Emily respiró hondo antes de asentir.

      –Sí, estoy dispuesta a hacerlo.

      –Y estamos de acuerdo en que vamos a esforzarnos al máximo, ¿no? Nada de buscar excusas para echarse para atrás.

      –Por supuesto. Nada de excusas.

      Dio la impresión de que él se sentía aliviado al oír su afirmación, y comentó con voz suave:

      –De acuerdo. Puede que lo de la distancia sea algo positivo.

      –¿Por qué lo dices?

      –Porque así podremos mantener a B.J. al margen, al menos de momento. Y, por extensión, también a los Farmer.

      –Entiendo lo de tus exsuegros, pero ¿qué problema hay con B.J.? ¿No quieres que sepa que estamos juntos?

      –Aún no. Te lo pido por favor, Em. Tengo que protegerle.

      Ella se apartó un poco antes de contestar, molesta:

      –Da la impresión de que estás convencido de que las cosas no van a salir bien.

      –No es eso, te juro que voy a entregarme al cien por cien a esta relación.

      –Sí, pero quieres mantener a tu hijo al margen.

      –Ya sabes por qué, no podemos dejar que se haga ilusiones. Cuando estemos seguros de que lo nuestro tiene futuro, le contaremos lo que pasa. Se pondrá loco de alegría, sabes que está loco por ti. Cuando lo nuestro sea lo bastante sólido, buscaré la forma de lidiar con los padres de Jenny. Tengo que hacerles entender que estar contigo no es una ofensa contra ellos.

      Aunque Emily sentía en parte que Boone estaba demostrando que no confiaba en la relación que querían construir juntos, era innegable que tenía razón al querer proteger a su hijo; al fin y al cabo, él mismo había visto cómo desfilaban por su vida un sinfín de posibles padres, así que sabía de primera mano lo dañino que podía ser eso para un niño.

      –Tienes razón –admitió al fin–. ¿Qué hacemos con mis hermanas y mi abuela?, ¿también se lo ocultamos a ellas?

      –Así evitaríamos que intenten entrometerse aún más en nuestros asuntos, pero no creo que lo consigamos; además, Cora Jane se pondría furiosa si se enterara de que estamos juntos a sus espaldas. No me creo capaz de ocultárselo, ¿y tú?

      –Estás de broma, ¿no? Se dará cuenta de la verdad en cuanto vea cómo te miro cada vez que te tengo cerca.

      Él se echó a reír, y sugirió:

      –Podrías decirle que son imaginaciones suyas.

      –¿Y negarle la satisfacción de saber que sus esfuerzos como casamentera están surtiendo efecto? Eso sería una crueldad. Yo creo que será mejor no sacar las cosas de quicio; si se dan cuenta de lo que pasa, lo confirmamos sin más.

      –Teniendo en cuenta que lo más probable es que tus hermanas estén espiándonos desde la ventana en este momento, me parece una opción sensata.

      Alzó un poco la voz para que las aludidas pudieran oírle bien, y sus sospechas se confirmaron cuando oyeron que Gabi decía:

      –¡Mierda! ¡Samantha, te he dicho que la ventana hacía ruido al abrirse!

      Samantha se echó a reír y, justo antes de cerrar la ventana, les gritó:

      –¡Felicidades, parejita!

      Emily miró a Boone y comentó con ironía:

      –Podrías replantearte lo de que nos vayamos a algún sitio con el coche, está claro que aquí es imposible tener privacidad.

      Él la apretó contra su cuerpo antes de contestar:

      –No te preocupes. Con lo que tengo en mente, no van a oírnos hablar durante un rato.

      –No me digas –le contestó, esperanzada.

      Boone le puso un dedo bajo la barbilla, se inclinó hacia delante, y cubrió sus labios con los suyos. En esa ocasión no se reprimió lo más mínimo, y la besó con pasión desenfrenada.

      –¡Madre mía! –susurró ella contra su boca–, es tal y como lo recordaba.

      –¿Y esto? –le preguntó, antes de meter la mano por debajo de su camiseta.

      –Oh, sí… –tenía la respiración acelerada, el corazón le martilleaba en el pecho–. No sé por qué, pero me siento como si tuviera diecisiete años y estuvieran a punto de pillarnos con las manos en la masa.

      –Puede que sea porque Jerry acaba de aparcar delante de la casa, y oigo a tu abuela bajándose del coche –se echó a reír al ver que se apresuraba a ponerse bien la camiseta, y le guiñó el ojo–. Seguiremos con esto en cuanto podamos.

      Por primera vez desde su regreso a Sand Castle Bay, Emily no estaba deseando volver a marcharse; no era de extrañar, teniendo en cuenta lo que Boone acababa de decir.

      Boone llegó a su casa pasada la medianoche, y encontró a Ethan repanchigado en el sofá. Se había quitado la camisa y la prótesis, estaba tapado hasta la cintura con una manta, y estaba viendo un partido de fútbol por la tele.

      –Se te ve muy cómodo, ¿cómo está B.J.? –le preguntó, antes de sentarse en el sofá y de agarrar un puñado de palomitas de la bolsa que había encima de la mesa.

      –Se

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