E-Pack HQN Sherryl Woods 3. Sherryl Woods

Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу E-Pack HQN Sherryl Woods 3 - Sherryl Woods страница 49

Автор:
Серия:
Издательство:
E-Pack HQN Sherryl Woods 3 - Sherryl Woods Pack

Скачать книгу

ese caso, nos vemos el lunes en mi casa a eso de las dos. Con el tráfico que hay a esas horas, puede que tardemos una hora en llegar a la casa que te he comentado. No hace falta que te diga que la dirección no puede hacerse pública, ¿verdad?

      –No, no te preocupes.

      Sabía que, en el caso de algunas de aquellas mujeres, tanto su vida como la de sus hijos dependían de encontrar un refugio donde nadie pudiera encontrarlas. Cualquier pequeño fallo podía tener consecuencias trágicas.

      La implicación de Sophia en aquella causa había contribuido a que muchas de aquellas mujeres lograran reconstruir su vida. Las fiestas, las galas y las cenas eran algo más que el frívolo entretenimiento de alguien con demasiado tiempo y dinero en sus manos.

      –Lo que estás haciendo es fantástico, Sophia. Gracias por permitir que yo ponga mi granito de arena.

      –No será un mero granito, querida –le contestó, con una carcajada–. Cuento con que dones tu tiempo y nos ahorres un montón de dinero. Espero que pongas a trabajar tu gran creatividad y crees algo cálido y maravilloso con un presupuesto limitado. Hay una sala en concreto que está hecha un desastre, pero quiero convertirla en un fabuloso cuarto de juegos para los niños. Ya me lo estoy imaginando.

      –Haré todo lo que pueda.

      Suspiró con resignación cuando la llamada terminó, y empezó a pensar en lo que iba a decirle a Boone para convencerle de que no estaba empezando a incumplir ya su promesa de implicarse al cien por cien en su relación con él.

      Boone estaba a punto de llamar a Emily para invitarla a salir aquella noche cuando su móvil empezó a sonar, y al ver la pantalla vio que ella se le había adelantado.

      –Qué casualidad, estaba a punto de llamarte.

      –¿Ah, sí? Tú primero.

      –¿Te apetece salir a cenar esta noche? Ya es hora de que pruebes la comida de mi restaurante, no has ido nunca. El interior está en obras, pero podrás hacerte una idea. Será agradable cenar en la terraza. ¿Qué te parece la idea?

      –Perfecta, me encantaría ir.

      –No empezarás a decirme cómo tengo que redecorarlo, ¿verdad? Ya sé que esa es una costumbre que tienes muy arraigada.

      –Qué gracioso. Seguro que es un sitio muy bonito, a pesar de las reparaciones. Tanto la abuela como Jerry dicen que se come de maravilla, estoy deseando ver el menú.

      –¿Te parece bien si paso a recogerte por tu casa a eso de las seis y media? Así tendré tiempo de dejar a B.J. en casa de Alex.

      –¿Va a quedarse a dormir allí?

      Lo dijo tan esperanzada, que Boone se echó a reír antes de afirmar:

      –Sí.

      –¿Dónde vamos a dormir nosotros?

      –Supongo que depende de cómo va todo.

      –No me tientes, Dorsett.

      Él se echó a reír de nuevo, ya que ella no se molestó en ocultar la frustración que sentía.

      –Has sido tú la que me ha llamado. ¿Querías decirme algo, o solo querías oír el sonido de mi voz?

      Ella vaciló antes de contestar:

      –Será mejor que lo dejemos para esta noche, prefiero que hablemos del tema cara a cara.

      Boone sintió que le daba un vuelco el corazón, y le dijo con cautela:

      –Eso no suena demasiado bien, quizás sería mejor que me lo dijeras ya.

      –No, prefiero dejarlo para esta noche. Nos vemos a las seis y media, me pondré algo bonito para dejarte sin aliento.

      Boone no estaba dispuesto a confesarle que no haría falta gran cosa para dejarle sin aliento… y sin la ropa que llevaba puesta. Le bastaba con mirarla para morirse de ganas de desnudarse y llevarla a la cama, no sabía cómo había logrado contenerse tanto tiempo.

      –Nos vemos esta noche. Teniendo en cuenta lo que tienes planeado, procuraré aguantar la respiración para no quedarme sin aliento cuando te vea.

      Colgó mientras ella aún estaba riendo. Había logrado bromear un poco, pero empezaba a embargarle una profunda inquietud.

      Samantha frunció el ceño cuando se asomó a mirar por encima del hombro de Emily para ver lo que estaba haciendo en el ordenador, y vio que estaba reservando un billete de avión a Los Ángeles.

      –¿Te vas el domingo?

      –Sí, tengo una reunión en Los Ángeles el lunes por la tarde. Iré un poco justa de tiempo, estoy perdida si pierdo una sola conexión.

      –¿Y qué pasa con lo que le dijiste a Boone? Le prometiste que le darías una oportunidad a vuestra relación, Gabi y yo te oímos –comentó su hermana, antes de sentarse frente a ella en la mesa.

      –Sí, porque nos escuchasteis a hurtadillas. No es asunto vuestro.

      –Vale, olvida mi reacción. ¿Qué crees que va a pensar Boone?, ¿te lo has planteado?

      –Pues claro. Va a pensar que vamos a empezar con lo de la relación a distancia antes de lo planeado; al menos, eso espero.

      –Qué ingenua eres.

      Emily la fulminó con la mirada.

      –Gracias por el apoyo. Se supone que tienes que estar de mi lado, ¿no?

      –Lo estoy, por eso me mata ver cómo metes la pata tan pronto. Quieres estar con Boone, eso lo tengo claro, pero no estás dispuesta a darle ni la más mínima oportunidad a tu relación con él.

      Emily le explicó la propuesta que Sophia le había hecho aquella mañana, y acabó diciendo:

      –No se trata de que me vaya a toda prisa para ganar dinero, estamos hablando de un centro que lleva a cabo una tarea importante. Tengo la oportunidad de hacer algo para ayudar a gente que lo necesita de verdad, por fin he llegado a un punto en mi carrera en el que puedo darme el lujo de hacer un trabajo sin cobrar.

      –¿Habrías accedido si la tal Sophia no fuera una de tus mejores clientas?

      –Me gustaría pensar que sí. Ya sé que Gabi, la abuela y tú pensáis que me dedico a esto por el dinero y los clientes famosos que tengo, y puede que hasta ahora no me haya centrado en nada más. Este centro de acogida me da la oportunidad de contribuir a una buena causa, de encontrar un nivel de satisfacción profesional completamente nuevo.

      –Vale, entiendo que no pudieras decir que no –admitió Samantha al fin.

      –¿Crees que Boone va a entenderlo? –le preguntó, esperanzada.

      –Hay una única forma de averiguarlo, pero te compadezco por tener que decírselo.

      –Sí, no me apetece demasiado

Скачать книгу