Los cinco minutos del Espíritu Santo. Víctor Manuel Fernández

Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Los cinco minutos del Espíritu Santo - Víctor Manuel Fernández страница 7

Los cinco minutos del Espíritu Santo - Víctor Manuel Fernández Espiritualidad

Скачать книгу

sólo por pretender vivir públicamente su fe.

      Los mártires que hoy celebramos, en su mayoría misioneros o predicadores, nos muestran hasta qué punto podemos entregarnos a la misión evangelizadora. Murieron dignamente, unos cantando, otros sonriendo, otros invocando a Jesús y a María, o exhortando a los testigos de la masacre a ser fieles al Evangelio.

      Por otra parte, la multitud de creyentes que presenciaban el acto, los alentaba diciéndoles que pronto estarían en el paraíso.

      En las Actas de los Santos se narra que Antonio, uno de los laicos crucificados, se puso a cantar un salmo “que había aprendido en la catequesis de Nagasaki”. Pidamos al Espíritu Santo que nos haga capaces de entregarnos hasta el fin, cantando y orando.

      7 “Ven Espíritu Santo, dame un corazón simple que sea capaz de darlo todo, pero dejándote a ti la gloria y el honor.

       Sana ese desgaste que sufrí por haber pretendido complacer a todos.

       Libérame de la ansiedad que me enferma, por querer lograr la aprobación de todos.

       Quiero aceptar a Jesús como Señor de todo mi futuro y de todos mis planes.

       Ven Espíritu Santo. Que todo suceda como te parezca mejor.

       Muéstrame interiormente que yo no soy un dios y que no puedo construir el futuro sólo con mi mente pequeña y limitada, con mis pobres fuerzas.

       Ayúdame a ver lo bello que es depender de ti, dejando cada cosa en tus manos.

       En ti seré fuerte, Espíritu Santo.

       Tú eres Dios. Tú me protegerás y en ti todo estará seguro y feliz.

       Aunque no se cumplan mis proyectos, tú me ayudarás a lograr lo que los demás necesitan de mí.

       Ven Espíritu Santo. No dejes que me llene de ansiedad detrás de proyectos obsesivos, porque nada de este mundo vale tanto, nada es absoluto.

       Quiero trabajar bajo tu luz, sabiendo que comprendes mis errores, que yo no soy un ser divino, y que siempre puedo empezar de nuevo, sin ansiedades.

       Porque tú tienes confianza en mí.

       Ven Espíritu Santo.

       Amén.”

      8 Para vivir bien es sumamente importante que pidamos la luz del Espíritu Santo y enfrentemos con coraje y sinceridad nuestros miedos, aunque precisamente nos cause terror encontrarnos con nuestros propios miedos. Porque cuando uno esconde sus temores, o pretende apagarlos sólo haciendo fuerza, pero sin mirarlos de frente, puede llegar a olvidar lo que le causaba miedo, pero ese temor no se va. Se convierte en un miedo etéreo, difuso, presente a cada momento, que se deposita en cualquier cosa; y así ya no sabe bien a qué le tiene miedo, y comienza a sentir temor por cualquier cosa, a perder la alegría de la vida sin saber bien por qué.

      De ahí que sea muy sano ponernos en oración, invocar con deseos al Espíritu Santo, y decirle, en voz alta, a qué le tenemos miedo, reconocerlo sin vueltas.

      Luego, tratar de ir despertando poco a poco la confianza en la acción del Espíritu, ofreciéndole cada área de nuestra vida, pidiéndole que él se apodere de todos los sectores de nuestra existencia con su poder infinito.

      Imaginemos cómo el Espíritu Santo, con su luz, su potencia y su fuego, va dando firmeza a esas partes frágiles que quisimos sostener sólo con nuestras pobres fuerzas humanas.

      9 “Ven Espíritu Santo. Hoy te pido que sanes mi miedo al fracaso. Quiero confiar en ti, sabiendo que todas mis tareas de alguna manera terminan bien si dejo que las bendigas y las ilumines.

       Bendice con tu infinito poder todos mis trabajos y tareas.

       Dame claridad, habilidad, sabiduría, para hacer las cosas bien, con toda mi atención, mis capacidades y mi creatividad.

       No dejes, Espíritu Santo, que descuide mis trabajos, que me deje llevar por la comodidad o el desaliento. Tómame para que pueda ver qué hay que hacer en cada momento, y capacítame con tu poder.

       Quiero trabajar firme y seguro con tu gracia. Sé que con tu ayuda todo terminará bien, y que si cometo algún error, también de eso sacarás algo bueno para mi vida. Ven Espíritu Santo. Amén.”

      10 “Te doy gracias, Espíritu Santo,

       porque tú inspiraste la Palabra de Dios.

       Porque esa Palabra ilumina mi camino

       y me da vida.

       Porque en esta Palabra

       me estás diciendo

       lo que más necesito.

       Derrámate en mí, Espíritu Santo

       para que pueda comprenderla

       y me deje transformar por ella.

       Quiero ser un testigo

       que anuncie la Palabra

       con seguridad y convicción,

       con amor y alegría.

       Por eso, Espíritu Santo, dame tu gracia

       para que pueda orar con esa Palabra,

       para que se haga carne en mi vida.

       Así podré anunciarla

       con mis palabras y mis gestos,

       con todo mi ser.

       Tú que eres el maestro interior,

       toca los corazones

       de todos los que la escuchen,

       para que encuentren en ella

       la respuesta a sus inquietudes,

       para que se enamoren del Evangelio

       y lo vivan cada día.

       Ven Espíritu Santo. Amén.”

      11 “Espíritu Santo, yo sé que eres más grande y más bello que todos mis sentimientos y emociones, que no te puedo abarcar con mi sensibilidad herida.

       Tú no eres como yo te siento a veces, porque

Скачать книгу