El Libro de Urantia. Urantia Foundation

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El Libro de Urantia - Urantia Foundation

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experiencial en la técnica creativa conocida como evolución. Los Hijos Trinidizados son un grupo de origen compuesto que incluye todos los seres abrazados por la Trinidad del Paraíso aunque no originados directamente en la Trinidad.

      20:1.1 (223.6) Todos los Hijos de Dios descendentes tienen orígenes elevados y divinos. Se dedican al ministerio descendente de servicio en los mundos y sistemas del tiempo y del espacio, para facilitar allí el progreso en la ascensión hacia el Paraíso de las criaturas humildes de origen evolucionario: los hijos ascendentes de Dios. De las numerosas órdenes de Hijos descendentes, describiremos en estas narrativas siete de ellas. Aquellos Hijos que provienen de las Deidades en la Isla central de Luz y Vida se denominan los Hijos de Dios Paradisiacos y abarcan las siguientes tres órdenes:

      20:1.2 (223.7) 1. Los Hijos Creadores: Los Micaeles.

      20:1.3 (223.8) 2. Los Hijos Magisteriales: Los Avonales.

      20:1.4 (223.9) 3. Los Hijos Instructores Trinitarios: Los Dainales.

      20:1.5 (223.10) Las restantes cuatro órdenes de filiación descendente se conocen como los Hijos de Dios en los Universos Locales:

      20:1.6 (223.11) 4. Los Hijos Melquisedek.

      20:1.7 (223.12) 5. Los Hijos Vorondadek.

      20:1.8 (223.13) 6. Los Hijos Lanonandek.

      20:1.9 (223.14) 7. Los Portadores de Vida.

      20:1.10 (223.15) Los Melquisedek son los vástagos conjuntos de un Hijo Creador de un universo local, el Espíritu Materno Creativo, y el Padre Melquisedek. Tanto los Vorondadek como los Lanonandek son traídos a la existencia por un Hijo Creador y su Espíritu Materno Creativo asociado. Los Vorondadek se conocen mejor como los Altísimos, los Padres de las Constelaciones; los Lanonandek como los Soberanos de Sistemas y como los Príncipes Planetarios. La orden triple de los Portadores de Vida la trae a la existencia un Hijo Creador y el Espíritu Materno Creativo asociado con uno de los tres Ancianos de los Días del superuniverso de jurisdicción. Pero las naturalezas y actividades de estos Hijos de Dios en los Universos Locales se describen más apropiadamente en aquellos escritos que se ocupan de los asuntos de las creaciones locales.

      20:1.11 (224.1) Los Hijos de Dios Paradisiacos son de origen triple: los Hijos primarios o Creadores son traídos a la existencia por el Padre Universal y el Hijo Eterno; los Hijos secundarios o los Hijos Magisteriales son hijos del Hijo Eterno y del Espíritu Infinito; los Hijos Instructores Trinitarios son los vástagos del Padre, el Hijo y el Espíritu. Desde el punto de vista del servicio, la adoración y la suplicación, los Hijos Paradisiacos son como uno; su espíritu es uno, y su trabajo es idéntico en calidad y universalidad.

      20:1.12 (224.2) Así como las órdenes paradisiacas de los Días demostraron ser administradores divinos, del mismo modo las órdenes de los Hijos Paradisiacos se han revelado como ministros divinos: creadores, servidores, otorgadores, jueces, maestros, y reveladores de la verdad. Pasan por el universo de los universos desde las orillas de la Isla eterna hasta los mundos habitados del tiempo y del espacio, realizando múltiples servicios en el universo central y los superuniversos, los cuales no se revelan en estas narrativas. Están organizados de distintas maneras, dependientes de la naturaleza y ubicación de sus servicios, pero en un universo local tanto los Hijos Magisteriales como los Hijos Instructores sirven bajo la dirección del Hijo Creador que preside sobre ese dominio.

      20:1.13 (224.3) Los Hijos Creadores parecen poseer una dote espiritual que se centra en sus personas, que controlan, y que pueden otorgar así como vuestro propio Hijo Creador lo hizo al derramar su espíritu sobre toda la carne mortal en Urantia. Cada Hijo Creador está dotado de este poder espiritual de atracción en su propio reino; él está personalmente consciente de toda acción y emoción de todo Hijo de Dios descendente que sirve en sus dominios. He aquí una reflexión divina, una duplicación de un universo local, de ese poder absoluto de atracción espiritual del Hijo Eterno, que le permite extenderse para hacer y mantener contacto con todos sus Hijos Paradisiacos, sea donde fuera que éstos se encuentren en todo el universo de los universos.

      20:1.14 (224.4) Los Hijos Creadores Paradisiacos sirven no solamente como Hijos en sus ministraciones descendentes de servicio y otorgamiento, sino que cuando completan sus carreras de autootorgamiento, cada uno funciona como un Padre del universo en su propia creación, mientras que otros Hijos de Dios continúan el servicio de autootorgamiento y elevación espiritual concebido para ganar los planetas, uno a uno, al reconocimiento volitivo del gobierno amante del Padre Universal, culminando en la consagración de la criatura a la voluntad del Padre Paradisiaco y en la lealtad planetaria a la soberanía universal de su Hijo Creador.

      20:1.15 (224.5) En un Hijo Creador séptuple, Creador y criatura por siempre se combinan en asociación comprensiva, compasiva y misericordiosa. La entera orden de Micaeles, los Hijos Creadores, es tan singular que el relato de sus naturalezas y actividades se reserva al próximo documento de esta serie, mientras que esta narrativa se ocupará principalmente de las dos órdenes restantes de filiación Paradisiaca: los Hijos Magisteriales y los Hijos Instructores Trinitarios. Los Hijos de Dios Paradisiacos

      20:2.1 (224.6) Cada vez que un concepto original y absoluto de un ser, formulado por el Hijo Eterno, se une con un ideal nuevo y divino de servicio amante concebido por el Espíritu Infinito, se produce un Hijo de Dios nuevo y original, un Hijo Magisterial Paradisiaco. Estos Hijos constituyen la orden de Avonales, en contradistinción con la orden de Micaeles, los Hijos Creadores. Aunque no son creadores en el sentido personal, están estrechamente asociados con los Micaeles en toda su tarea. Los Avonales son ministros y jueces planetarios, los magistrados de los reinos del tiempo y del espacio —de todas las razas, para todos los mundos, y en todos los universos.

      20:2.2 (225.1) Tenemos razones para pensar que el número total de hijos magisteriales en el gran universo es de alrededor de mil millones. Son una orden autogobernante, dirigida por su concilio supremo en el Paraíso, el cual está constituido por Avonales experimentados sacados de los servicios de todos los universos. Pero cuando están asignados a un universo local y comisionados en él, sirven bajo la dirección del Hijo Creador de ese dominio.

      20:2.3 (225.2) Los Avonales son Hijos Paradisiacos para servicio y autootorgamiento en los planetas individuales de los universos locales. Ya que cada Hijo Avonal tiene una personalidad exclusiva, puesto que no hay dos que sean idénticas, su tarea es individualmente singular en los reinos de su estadía, donde frecuentemente se encarnan a semejanza de la carne mortal y a veces nacen de madres terrestres en los mundos evolucionarios.

      20:2.4 (225.3) Además de su servicio en los niveles administrativos más elevados, los Avonales tienen una función triple en los mundos habitados:

      20:2.5 (225.4) 1. Acciones judiciales. Actúan al final de las dispensaciones planetarias. Con el tiempo se pueden ejecutar decenas —centenares— de tales misiones en cada mundo individual, y pueden proceder innumerables veces al mismo mundo o a otros mundos como terminadores de dispensación, liberadores de los sobrevivientes adormecidos.

      20:2.6 (225.5) 2. Misiones magisteriales. Una visitación planetaria de este tipo generalmente ocurre antes de la llegada de un hijo de autootorgamiento. En tales misiones, el Avonal aparece como adulto del reino mediante una técnica de encarnación que no comprende el nacimiento mortal. Después de esta primera visita magisterial usual, los Avonales pueden servir repetidamente en capacidad magisterial en el mismo planeta tanto antes como después de la aparición del Hijo autootorgador. En estas misiones magisteriales adicionales, el Avonal puede aparecer o no en forma visible y material,

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